Cuando KangDae vio el estropicio, una ola de ira estalló dentro de él.
—¡Serás inútil! —gritó.
Fue un sonido hueco, un golpe seco, un "clac" cuyo eco retumbó por la vacía sala del gimnasio.
Le había dado una bofetada tan fuerte que lo tiró al suelo.
—¡KangDae! —gritó Jiang.
—¡Entrenador...! —se vio obligado a decir Doyun, quien, hasta ahora, jamás había osado cuestionar sus técnicas de entrenamiento.
—Lo siento... —susurró MinSuk— Lo siento, lo siento, lo siento... —repitió rítmicamente por el shock del golpe.
KangDae vio al joven en el suelo, temblando de miedo, mientras repetía compulsivamente sus disculpas, escondiendo la cabeza tras sus delgados bracitos, incluido el que estaba lesionado. "¿Pero qué le pasa?", pensó KangDae.
—No... se debe... golpear... a un adversario... si no está preparado... es un golpe sucio... —dijo también MuBang.
—KangDae, ¿pero qué te pasa? —le interpeló Jiang, mientras se acercaba al pobre MinSuk.
—¡Bueno! ¡Muchacho! No es para tanto... —dijo KangDae, un poco sorprendido por la exagerada reacción, y quizás con una cierta punzada de culpa.
—Lo siento... Lo limpiaré ahora mismo... —dijo MinSuk volviendo en sí.
Recibir un guantazo de un boxeador en esas condiciones no era poca cosa. Aunque no se le veía ninguna herida, el interior de su boca empezó a tener sabor a sangre y, pese a que trató de contenerlas, las lágrimas rodaron por sus mejillas. Ya no solo le dolía terriblemente el brazo, sino también el pómulo.
KangDae estaba estupefacto. Con la cantidad de golpes que había recibido él por su profesión, estaba claro que el muchacho no tenía lo que se necesita para ser boxeador.
—¿Estás llorando? ¿De verdad estás llorando sólo con un golpe? —dijo KangDae, molesto— ¿Es que no eres un hombre?
MinSuk no podía creer lo que escuchaba, eran esas palabras... Eran exactamente las mismas palabras.
***
—¿Estás llorando? ¿De verdad estás llorando sólo con un golpe? ¿Es que no eres un hombre?
—¡Golpéalo de nuevo! —gritó uno, a la par que le daba un fuerte empujón.
—Sí, ¿no nos lo agradeces? Es por tu bien. ¡Te estamos haciendo fuerte! —dijo aquella otra voz, con sorna, mientras un nuevo puñetazo caía en su abdomen.
—Esto es lo que te pasará si no nos entregas la tarea a tiempo. ¿Me escuchas, imbécil?
—Sí... —susurraba MinSuk entre lágrimas— Lo... Lo siento.
Estaban en las instalaciones del centro, en una zona recogida y discreta, pero aun así, dentro del edificio. Casi todos allí conocían la situación, tanto alumnos como profesores, pero nadie, nunca, hacía nada.
Mientras se producía la escena, algunos alumnos pasaron cerca del lugar, pero, no se atrevieron a intervenir o a decir una sola palabra.
—Vaya... —dijo el cabecilla— Realmente no quiero hacer esto, ¿sabes MinSuk? Pero no he podido entregar el proyecto a tiempo por tu culpa. No me lo has traído. Comprendes que debes hacerte responsable, ¿verdad?
—Yo... Lo siento... No he podido... Yo... Era imposible... —decía ahogándose con sus propias lágrimas.
—Shhh, basta, no quiero escucharte, me duele la cabeza.
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Los chicos del boxing [+18]
Romance¡Éste dura una semana!, pensó mientras urdía su plan para torturarlo. Un rico empresario, principal patrocinador del gimnasio donde trabaja, le pide a uno de los campeones coreanos de boxeo internacional, que entrene a su hijo. "¿Entrenarlo? ¡Cómo s...