Hale Knight

DOS'

    Cuando el trío de jóvenes rufianes regresó a su lugar de encuentro, después de haber terminado su tarea, y con un botín aun mayor al que los tres esperaban, se pusieron a celebrar pero a Hale algo le estaba molestando desde hacia varias horas.

—Hale, vamos. Conseguimos todo y sin problemas. ¿No deberías de estar feliz?

   Su amiga y protegida Akane la miraba con atención esperando una respuesta solida por parte de Hale, pero la chica de cabellos dorados solo se quedo parada contra una pared pensando en que todo pudo salir mal. Si ese arquero hubiera disparado, hubiera puesto a Akane en peligro junto con James. Y eso jamás se lo hubiera perdonado, si algo le pasaba a Akane sería una perdida irreparable para Hale.

—Es solo que, antes de que saltara al tren había un hombre en la montaña...

—Ok. ¿Qué hay con él? Tal vez estaba cazando coyotes— dijo Akane tan inocente como siempre y viendo la simplicidad del asunto. La niña salió del cuarto dejando a James y Hale solos.

  Hale sonrío un poco viendo que tal vez ella estaba sobreactuando, pero volteo a mirar a James y supo que eso había sido un error, porque él sabía que algo estaba pasando en la cabeza de Hale, y le pesaba demasiado como para dejarlo ir. Se acercó a ella a paso lento, y despacio le comenzó a hablar para no alterarla, ya que la chica tenía un temperamento muy volátil debido a experiencias pasadas.

—No nos gusta verte desanimada. Dinos que sucede. Ese hombre solo era un civil, no podía hacernos nada igualmente.— dijo James en un intento por tranquilizar a la rubia.

—No lo entiendes. Usaba un un arco y una flecha, me miraba con detenimiento como si pudiera ver las facciones en mi rostro. Me apuntaba a la nuca y estaba a más de cien metros de mí.— James solo la miró con atención esperando —Ahora explícame, ¿cómo es qué un hombre "normal" podía verme con tanta claridad? Nadie sabía que estábamos en esas vías del tren, ¿por qué él sí? ¿Nos siguió, y no lo supimos?— ella miró al techo —No me gusta nada esto.

—Hale, cálmate. Creo que te estas poniendo algo paranoica. Tal vez fue una coincidencia.— James colocó sus manos en los hombros de Hale para relajarla, pero ese simple gesto de lástima pareció molestarla aun más.

—No me vengas con estupideces.— exclamó Hale golpeando las manos de James fuera de su cuerpo. —No hay coincidencias, solo... malas encrucijadas.

—Muy bien. Suponiendo que ese hombre nos estuviera siguiendo, y nos tenía que atacar, ¿por qué no lo hizo? Si eras su blanco, ¿por qué no te detuvo?— el pelirrojo la miró con deteniendo forzando a que ella explicara algo que no entendía y se convenciera que no tenía sentido lo que ella pensaba.

—No lo sé— la rubia comenzó a caminar por la habitación agitando las manos y moviendo la cabeza de un lado a otro pensando en una sola cosa: ese hombre le era familiar. —Lo he visto antes.

—Ahora resulta que lo conoces.— soltó él con incredulidad y algo de burla.

—No en persona, pero sé que lo he visto antes.

—¿Sabes? Creo que por fin empezaste a perder la cordura. Mejor descansa. Ya mañana resolveremos esto. Por el momento ve la TV a ver si te distraes un rato.— sugirió James y la chica pareció agradarle la idea de relajarse un poco.

—Tienes razón. Tal vez ya estoy muy cansada y necesito reposo.

    La chica se dejó caer en el sofá desgastado de la pequeña sala en el rincón en el que vivían los tres temporalmente. Encendió el televisor poniendo las noticias del día, sin prestarle mucha atención ya que su mente seguía vagando en ese hombre de arco y flecha de la montaña.