Hale Knight.

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Respiré hondo mientras la clase llegaba a su fin. Por hoy ya había terminado con mi tanda de clases.

Era cansado tener una vida normal, pero no era imposible cuando estas acostumbrada a adaptarte a diversas situaciones. Un timbre sonó anunciando el termino de la ultima ronda de clases de la universidad. El profesor estaba agotado, mucho más que nosotros y al igual que nosotros estaba ansioso por descansar un poco.

Varios estudiantes ya se encontraban afuera mientras que yo aun continuaba dentro de salón mirando los pupitres vacíos. Llegué hasta mi auto que estaba estacionado cerca de mi ultima clase. Conduje por más de media hora hasta llegar a los suburbios de Chicago donde se encontraba el lugar en el que vivía.

Mi compañera de piso se llamaba Cassie Lang, era una chica excéntrica y un poco alocada, pero me agradaba su compañía. En ocaciones organizaba fiestas solo porque se le daba la gana, o porque decía "quiero levantarte el animo" cuando esas fiestas solo hacían lo contrario. Yo solo la miraba a ella siendo una chica normal viviendo la vida como si nada malo pasara a su alrededor.

Con el paso de los meses comenzaba a asimilar el vacío que sentía al no tener a mi hermano James a mi lado. Ya no podía hablar con él telepáticamente, y lo peor de todo es que a pesar de que él si existe, no lo hace en mi tiempo. Por desgracia James esta por nacer, y no lo digo de mala forma, lo digo porque aun me faltan veinte años para poder hablar de estas cosas de nuevo con él.

Subí a mi departamento con la mochila al hombro y varias cosas que compre de camino a casa. La mayoría eran dulces y otras eran frutas. Tengo que guardar mi parte de los dulces o sino Cassie se los va a tragar todos.

Mantenía muy escondido de Cassie mi pasado, mi procedencia y lo que ahora oculto en nuestra propia casa.

Puse todos los víveres sobre la mesa y luego regrese para cerrar la puerta del lugar. Todo estaba en silencio así que sabiendo que Cassie no estaba en casa, comencé a preparar algo de comer mientras guardaba la comida. No pasaron ni diez minutos cuando mis sentidos me alertaron de la presencia de alguien más en el lugar.

Sabia que no era Cassie ya que ella siempre llega a la casa diciendo "enciendan motores que el alma de la casa ya llego", siempre lo hacia. Saqué un arma de la parte inferior de un de los cajones de la cocina y con cuidado me dispuse a inspeccionar cada habitación del departamento. Había una silueta en mi cuarto, me tense al pensar que alguien estaba de intruso en mi casa. Levanté el arma apuntando con firmeza a esa figura no invitada a mi casa.

—Quien quiera que sea, salga de ahí y no le haré daño.— dije bastante alto para que me escuchara. La figura no se movió, más sin embargo detrás de mí alguien hablo:

—Deberías de dejar de ser tan paranoica— me giré tan rápido como mis pies me lo permitieron solo para encontrarme con él. Escuché los pasos pesados y cansados de Natasha detrás de mí.

Ella me paso de lado quitándome de las manos el arma y poniéndola sobre la mesa. Me miro con dolor y sufrimiento. Miré a Steve delante de mí quien no dejaba de contemplar a su esposa quien no dejaba de mirarme a mí.

—Mi linda niña.— dijo ella acariciando mi mejilla.

No quería ser grosera, pero tampoco me iba a dejar llevar por sentimentalismos con ellos así como así. Tal vez son mis padres, pero aun tenemos muchas cosas que arreglar entre nosotros.

—¿Qué hacen aquí?— dije alejando mi rostro de la mano de Natasha. La miré y sus ojos mostraban dolor. —Pensé que estarían estrenado la nueva y mejorada torre Vengadores.

Caminé a la cocina recordando que había dejado algo sobre la estufa. Batí lo que estaba dentro del sartén y luego lo apagué. Me giré para poder verlos mejor y los observaba estando juntos, ella embarazada y él emocionado por ser padre, eran perfectos. Me entristecía pensar que yo jamás podría formar parte de ese mundo que ellos estaban por formar.

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