CUARENTA-UNO'

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—Bienvenidos al Tricarrier Avengers Youth: agentes especiales de S.H.I.E.L.D.— dijo Nick Fury parado enfrente de los jóvenes hijos de los Vengadores y compañía. —Por favor de pasar al ala este de la nave para instalarse en sus nuevas habitaciones.

Todos miraron a la agente Maria Hill con expresión estoica y la siguieron sin replicar.

—Señorita Knight, quiero unas palabras con usted— Hale se giró y con rapidez llego a su lado de quien la había llamado.

—Sí director Fury— dijo Hale mostrando sus respetos por el hombre que tenia enfrente ya que desde ese día era su jefe.

—Lamentó que ahora tengas que llevar un uniforme y ser llamada agente de S.H.I.E.L.D, Hale— dijo Fury en voz baja. Hale frunció el ceño sin entender a que se refería Nick. —Cuando los llevé a la torre, tú mencionaste que jamás serías una agente.

—Fury, eso no importa ahora. Estoy feliz de estar aquí, primero porque esto me demuestra la confianza que tú y los Vengadores me tienen. Esto era un daño colateral.— Nick sonrió un poco al oírla decir tales cosas. —Y segundo, me han dado una segunda oportunidad para vivir mi vida.

—Muy bien. Prepara a tu equipo entonces. Diles que en unas horas tendrán un examen psicológico, pero para matar el tiempo... ¿por qué no los llevas a las instalaciones de entrenamiento privadas de ustedes? Que se familiaricen con su habiente.

—Así será— Hale asintió mientras tomaba su camino hacia donde su equipo fue dirigido.

Esto sería un curso de preparación que los agentes de S.H.I.E.L.D toman antes de salir al campo y operar por completo. Hale había leído por completo todos los ejercicios que se deberían de llevar a acabo, junto con las habilidades que cada uno de ellos poseían junto con sus necesitaban clases personalizadas.

Los niños estaban emocionados por ser entrenados por la organización que se ha encargado de mantener la paz por tantos años, y que ha protegido el mundo de diversos peligros, que apenas podían creer que formaran parte de ella. Pero también existían sus vidas antes de S.H.I.E.L.D y todo este nuevo entrenamiento que no querían perderse de nada. En especial cuando un evento tan grande como la boda de los superhéroes favoritos del mundo estaba a la vuelta de la esquina, los niños dejaron claro que para ese día bajarán del Tricarrier e irían a esa boda a ver Capitán América y Black Widow declarase su amor e intercambiar sus votos matrimoniales sin importar que.

—Ahora mismo conozcan sus cuartos. Deben de adaptarse a ellos— dijo la agente Hill mientras señalaba los pequeños espacios de cada uno.

—Es demasiado pequeño— la voz de Paige sonó al final del pasillo escandalizando a sus compañeros. Todos se asomaron para ver que era lo que la atormentaba.

Era el baño; que contaba con un retrete, una regadera de un metro cuadrado y un lavabo para una sola persona.

—¡Esto es un crimen! ¡Una aberración!

Hill levantó una ceja al mirar a Paige quejarse sin parar de las condiciones "inhumanas" en que estarían viviendo. Hale se acercaba a su estación de descanso y mientras se acercaba escuchaba las quejas de todos y pensaba que su estadía no sería simple.

—Hale nunca nos dijeron que estaríamos viviendo de esta manera— dijo Nicole.

—Cuando hablé con ustedes les advertí que no sería fácil todo esto.

—Sí, pero por "no será fácil" pensé que te referías al ejercido, el entrenamiento y aprender cosas raras, ¡no a que siete personas compartiríamos el mismo retrete!— continuó Paige gritando a todo pulmón la última parte claramente molesta.

Hale solo sonrió y se giró sobre sus talones encontrándose con James y Akane ingresando en el área designada a solo este grupo. Akane había mantenido un perfil bajo desde el incidente con James, y aunque se había disculpado con él, las cosas ya no eran como antes.

—Hay que llevarlos a probar las armas. Hay un cuarto de entrenamiento solo para nosotros. La agente Hill me ha dicho que nos quiere ver ahí de inmediato.— dijo James mirando solo a Hale.

—Muy bien.— se giró para quedar de frente a los chicos —Síganme.

Como si fueran patitos siguiendo a su madre los cuatro siguieron a Hale hasta llegar a un gran salón muy parecido al cuarto de entrenamiento de la torre. En el centro se encontraba una mesa con armas de diversos estilos y formas, unas eran demasiado modernas que le favorecían a Paige y unas rústicas que llamaron la atención de Daven. Unas mas simples que eran del agrado de Edward y Nicole.

—Escojan su arma con sabiduría. Será la que usaran en todos sus entrenamientos y sus misiones, si llegamos a tener alguna.— dijo Hale complacida de ver a los chicos mirar y probar cada artefacto de la mesa como asegurándose de no fallar en una decisión tan importante como esta.

—Hale, el director Fury pide tu presencia en el puente.— era la agente Hill detrás de Hale quien la llamaba.

—Estoy en camino.— le dijo a Hill y luego se giró para ver sus nuevos compañeros pero vio que al estar entretenidos no era necesario decir sus razones de partida.

La prueba psicológica de Hale fue rápida, pero quienes tardaron un poco más en salir fueron sus compañeros de equipo.

—¿Hale?— la voz de James la sorprendió mientras ella trataba de relajarse un poco.

—¿Qué sucede James? ¿Algún problema?

—Ya no hemos hablado.

—¿De que hablas? Lo estamos haciendo ahora mismo— contestó ella con molestia.

—Sabes a que me refiero.— le contestó James de la misma manera. Ella abrió los ojos y mirando fijamente a James le contestó:

—No lo volveremos a hacer James. No quiero oír otra voz en mi cabeza que no sea la mía.

—Pero ¿por qué? Te estas alejando de todos, te estas aislando y eso no es bueno.— ella lo volvió a mirar con fastidio.

—James tú sabes que se siente estar al descubierto. Que alguien conozca esa parte de ti que no quieres que nadie vea.— él tragó saliva recordando a Xavier y ese día tan... —Lo he vivido James. Ni tu con todos tus esfuerzos has podido protegerme de esa fuerza invisible que penetró mi mente sin necesidad de tocarme de forma indecorosa.

—Pensé que quien te atacó solo lo hizo de forma física no... De esa manera. ¿Por qué no me dijiste?

—Porque hay cosas James, que simplemente no te puedo decir. Ese hombre miró mis miedos, mis pensamientos, escudriño por mis recuerdos y me aseguró que por sus manos correría mi sangre.— ella miró el suelo contemplando todo lo que vivió esa noche que le pareció una eternidad y apenas fueron unos segundos. —Nadie lo entiende.

—Yo lo haría, si me permitieras verlo.

Hale levantó la mirada a James y sabia que podía confiarle su vida a él, pero había cosas que simplemente no podía dejarlas ir.

—No. Esto es mío. Mi desastre y las voces que no me dejan en paz. No entraras en mi cabeza a causarme un daño mayor— se levantó de la cama dejando a James estático en el lugar.

James sabia que Hale era difícil de convencer, pero esta otra cosa, otro nivel de desconfianza. Pero nadie sabia que dentro de la mente de Hale, en ella habitaba una presencia que no podía dejarla en paz. Ella estaba encerrada y no quería que nadie más entrara para arreglar lo que era su problema.

Hale Knight Donde viven las historias. Descúbrelo ahora