Lola Alonso.

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La gran manaza de Nueva York era impresionante. Times Square prometía dar un espectáculo a cada instante que las pantallas y los semáforos cambiaban de colores. Jamás había visto algo tan hermoso y extraño a la vez.

Si bien contemplaba las extravagancias que esta ciudad planteaba cada día y me entretenían en gran manera pero por el momento tengo otras cosas que hacer. Tomé un taxi hacia una dirección en la que se encuentra una persona a la que seguramente le molestará mi presencia.

Mi hermano mayor Laurent ha estado desaparecido desde el momento en que lo dejé ir solo a encontrar a Hale. No he sabido nada de él en una semana y temo que haya pasado lo peor, aunque creo que Hale aun después de tantos años pueda recordar lo que significa Laurent para ella.

Había un camino de tierra por el cual corría hasta llegar a la Mansión Vengadores y aunque fuera un lugar demasiado recóndito y difícil de encontrar logre llegar sin ningún problema. No quería que nadie se diera cuenta de mi llegada así que le ordené al conductor que me dejara a varias millas de distancia del edificio. Aceptó sin replicar y luego se fue.

Al parecer mantienen una vigilancia extracta en el perímetro de la propiedad, son cautelosos y yo respeto eso, pero tengo que ir por mi hermano.

—Señorita, disculpe pero no puede estar aquí— me dijo un hombre alto con un arma grande en sus brazos y casco. Supuse que era lo que los terranos llaman militares.

Lo miré directo a los ojos y sin mucha resistencia dejé que viera lo que quería ver.

—Soy una agente federal— saqué una licencia de mi bolso y se la enseñe claro que sus ojos solo veían una identificación del FBI. —Agente Lola Alonso, y vengo en nombre del coronel Nicolas Fury para discutir asuntos privados con el señor Tony Stark.

—¿Dónde esta su transporte?

—Me dijeron que alguien vendría por mí, pero creo que he llegado demasiado temprano.

Él hombre me miró de arriba a abajo inspeccionando si decía alguna mentira, y aunque lo estaba haciendo él nunca lo sabría.

—Cabo, acompaña a la agente Alonso a la mansión.

—No se preocupe, puedo ir yo sola. Gracias por la oferta.— dije comenzando a caminar por el camino de tierra.

Si bien mentir no era uno de mis fuertes lo era en de crear elaborados engaños en la mente de otros, aunque en ocaciones solo eran pequeños implantes de imágenes usando los recuerdos de las personas a las que manipulaba. Era fácil hacerlo en la Tierra ya que de donde vengo nada de esto es posible sin un extraordinario conocimiento de las Artes Ocultas que practicamos, porque nuestra gente tiene una mente protegida contra estos males.

Cuando tuve a la vista la enorme mansión me preocupé por como las cosas se podrían dar. El lugar esta lleno de super héroes, personas que en algún punto de su historia pudieron derribar mi padre. Estaba teniendo dudas, pero también comprendía que Laurent probablemente me necesitaba. Si alguno de los héroes descubría de quien era hijo, jamás lo dejarían en paz.

—Disculpa, ¿quién eres y que haces aquí?— la voz de un hombre se hizo presente por mi costado derecho.

Puse mi mejor sonrisa falsa y me giré hacia él.

—Mi nombre es Lola Alonso. Y vengo a arreglar asuntos privados con el señor Tony Stark. Nick Fury me envió— ni siquiera yo entendía de donde salían tal información de mi boca. El hombre de color se me quedo mirando con desconfianza.

—Estas mintiendo— recapitulé lo que dije y no había manera de él se diera cuenta de que lo estaba engañando. —Hoy el señor Stark no puede recibir ningún tipo de visitas incluso si son por parte de Nick Fury.

Hale Knight Donde viven las historias. Descúbrelo ahora