SESENTA-CINCO'

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Era un nuevo y mejorado grupo. Estaban más capacitados, más alerta y más preparados para lo que viniera. Los nuevos reclutas de vez en cuando los confundían y los hacían perder la paciencia pero tenían que resistir a ellos por su propio bien.

—Night Stroke.

—¿Sucede algo?— respondió James girándose para encontrarse con alguien de su desagrado. —¿Qué haces tú aquí?

—Vine con Hale. Ella me lo pidió— respondió Laurent casi con superioridad.

—Felicidades. Ahora te puedes ir de mi espacio. Estoy entrenando.

—Es que también quiero entrenar. Y quiero que tú lo hagas.— James solo se giró sobre sus talones para mirar a Laurent.

—No.— dijo el pelirrojo con expresión estoica. —No quiero. No puedo y no confío en ti. Si lo hace mi hermana es una cosa, pero yo soy algo totalmente diferente. Pregúntale a alguien más que te entrene.

—Ya lo hice. Nadie me quiere ayudar.— dijo el cabizbajo. —Esperaba que tú me ayudaras.

—Mi respuesta sigue siendo no.— respondió James con tono gélido para luego volver a darle la espalda.

—¿Por qué todos me ven como el enemigo?— gritó Laurent casi con frustración. James detuvo lo que estaba haciendo para poder responderle al novio de su hermana.

—Dos cosas amigo, eres tenebroso y eres el hermano del tipo que quiere asesinar a mi hermana— le gritó de regreso James con enojo mirándolo directo a los ojos. Ambos se quedaron mirándose casi como si se estuvieran retando.

—Estoy aquí para protegerla de él. Tengo que estar cerca de ella.

—No es cierto.— acusó James y vio ese destello de duda en los ojos de él —Quieres asegurarte de que ella te siga amando como cuando se conocieron ¿no es cierto?— Laurent no respondió —Eso pensé. Largo de mi vista.

Laurent frustrado y resignado a no recibir ayuda de nadie continuo caminando por los pasillos casi vacíos de la mansión. Nunca antes en su vida lo habían tratado de esa manera, no porque tuviera una personalidad algo antipática pero porque él era quien daba las ordenes.

—¿Sucede algo Laurent?— se acerco Hale a él sabiendo que algo no estaba bien.

—Sí. Quería que alguien me entrenara un poco pero nadie me quiere ayudar. No confían en mí.

—¿Ni siquiera James?— preguntó ella esperando no recibir una respuesta negativa pero lo hizo. —Voy a hablar con él.

Tomó a Laurent de la mano y ambos regresaron al lugar donde estaba James entrenando sus ejercicios de telekinesia.

—Hermano, me quieres explicar una cosa— dijo ella ingresando en la habitación desconcentrando a James provocando que el objeto que estaba sosteniendo con solo su mente cayera al suelo. —¿Por qué no quieres ayudarlo a entrenar?

James la miró y sin titubear respondió —Porque no confío en él. Es simple. Aparte de que no me agrada.

Hale solo frunció el ceño.

—No me mires así, tengo mis razones para estar así ahora. ¿Recuerdas a Akane, o Francis? Quiero mantener mi confianza normal y no convertirme en un paranoico.— ella suspiro y asintió. No era justo para James que Hale lo obligará a hacer algo en lo que él no se sentía del todo cómodo.

—Bien. Te entiendo. Lo haré yo. Sigue con tus ejercicios.— dijo ella saliendo del cuarto tomado de la mano a Laurent.

James se sentía mal pero no podía forzarse a él mismo de aprobar a alguien más solo porque su hermana, el ser a quien él mas amaba en el mundo insistía en mantenerlo cerca e integrarlo al grupo como si nada. Ya paso una vez y no pasaría de nuevo una traición. Nadie mas podría soportar otra apuñalada.

Hale Knight Donde viven las historias. Descúbrelo ahora