CINCUENTA-SIETE'

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La mansión estaba callada, nadie parecía estar viviendo en el gran edificio. Era domingo por la mañana y mayoría de los habitantes de la mansión estaban durmiendo otros solo estaban acostados en sus camas viendo el techo y otros más caminando por los pasillos.

Hale por su parte se encontraba en la barra de la sala de estar sola mirando fuera de la mansión como el aire mecía las ramas de arriba abajo. Ella estaba tomando un té caliente pero poca atención estaba prestando a su alrededor y no fue hasta que alguien habló que la hizo despertar.

—¿Por qué estas tan sola?— ella levantó la mirada esperando encontrase tal vez con Edward ahí parado, pero se llevo la sorpresa de encontrarse con Dean.

Él chico de lentes oscuros y ropa de buena calidad tenia los ojos puestos donde el creía estaba la chica.

—Para ser un chico ciego eres muy escurridizo— dijo Hale comenzado a menear la cuchara dentro de su taza con rapidez.

—Todo el mundo me dice eso.— sonrío complacido Dean al saber que Hale, de la cual todos decían tenia un instinto extrasensorial ahora lo estaba llamando escurridizo.

—¿Qué haces despierto? Se supone que todos están durmiendo a estas horas.

—Podría hacerte la misma pregunta Hale.— el chico se acerco hasta donde estaba Hale solo sabiendo donde estaba ella por su voz y respiración cuando no hablaba. —Parece que estas molesta con alguien.

—¿Cómo lo sabes?

—Por como respiras y la forma tan irregular en que das vuelta a la cuchara ahí dentro— dijo Dean refiriéndose a la taza.

—Sí. Estoy enojada pero no es con alguien en particular. Supongo que solo estoy enojada conmigo misma.— contestó Hale con tono sereno.

Ambos guardaron silencio un momento y cuando Dean iba a hablar alguien lo interrumpió.

—Ah la chica suicida dejo su caja de cristal. Blanca Nieves quiere su cajón Hale.— el fastidio de Gene era casi palpable a su alrededor.

Ella lo miró con enojo y fastidio. Hale perdía la paciencia cuando llegaba al limite, pero nunca antes y menos con una persona a la que acababa de conocer.

—Gene guarda silencio. Acaba de regresar de una experiencia muy fea y tú con tus comentarios no ayudas.— la defendió Dean.

—Cállate Dean. Esto no es contigo. Es con ella que cree haciendo esas estupideces llamara la atención.— contestó Gene bastante enojado.

Hale solo miró al recién llegado hijo de Bruce Banner que apenas tenía un par de días y ya estaba fastidiado de compartir techo con otras veinte personas en una mansión perfectamente capacitada para albergar a más de sesenta.

—¿Acaso te están molestando?— pregunto una tercer voz en la entrada de la sala.

—¿Jefferson?— dijo Dean reconociendo la voz de su amigo.

—Sí, el mismo Jefferson que conociste hace unos años Dean— el chico de cabello cafe chocolate que se acaba de presentar tomó a Dean por el cuello y le raspo la cabeza despeinado su cabello.

—Y ¿quién eres tú, fenómeno de circo?— pregunto Gene otra vez con fastidio.

—Algo me dice que ustedes dos no se van a caer bien.

Hale estaba confundida, solo llevaba en la mansión menos de una semana y ya se había tomado un tiempo para conocerla junto con los otros habitantes de la mansión que ella no conocía.

—¿Quienes son ustedes dos?— preguntó Hale mirando a los chicos que parecían querer enfrentarse.

El que respondía al nombre de Gene la miró con fastidio mientras el otro de chico de cabello color chocolate la miro con dulzura.

Hale Knight Donde viven las historias. Descúbrelo ahora