Hale Knight.

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[Hace cinco años]

Era casi increíble lo mucho que he progresado como agente en la academia. Miraba en retrospectiva a cuando tenia seis años de edad y aunque era una buena aprendiz, no era excelente, no como lo soy ahora.

Me habían llamado a la oficina principal en la academia, al parecer tenían una nueva misión para mí. Caminé por los pasillos que rodeaban el jardín en donde solo chicas de mi edad y mayores se encontraban, las demás se encontraban en los salones entrenando con dureza como yo en mis primeros años. Eramos todas chicas asesinas, y éramos las mejores en el negocio, nadie nos superaba.

Suspiré antes de tocar la puerta y cuando lo hice esperé a que la rectora me diera permiso de entrar. Abrí la puerta con cuidado al mismo tiempo veía a Katerina enfrente de su escritorio esperando por mí.

—Adelante Knight, toma asiento.— me indico e hice caso. En el escritorio había un sobre amarillo que tenia mi nombre en letras enormes, y pude reconocer la letra de mi instructora. —Tu maestra ha dicho que estas preparada para tomar esta misión.

—Eso creo. Me siento preparada para hacerlo.

—Muy bien. En ese sobre se encuentra el nombre y foto de la persona a quien deber se encontrar y matar. Ha causado muchos problemas a la organización. Lo necesitamos fuera de la ecuación.

Tomé el sobre con cuidado y lo abrí sacando una foto mediana de alguien que caminaba por la calle. Examiné su rostro tratando de concentrarme en los pequeños detalles que me ayudarían a encontrarlo más fácilmente. Al reverso venia el nombre por el que las personas locales lo conocían; rasgos faciales
que reconocer y un lugar en que lo vieron por ultima vez.

—¿La aceptas Knight?

Levanté la mirada hacia Katerina con expresión estoica.

—¿Cuando puedo partir?

Me llevaron a una habitación oscura en la que se encontraba al final de un pasillo casi tenebroso y aunque dudé y pensé que tal vez iba directo a un castigo, desaparecí ese pensamiento ya que no había razones para un castigo.

—Escoge tus armas Hale. Las que creas necesarias para completar tu cometido.

Katerina me miro y con una sonrisa asesina pintada en sus labios.

—Hay algo que me molesta— dije llamando la atención de Katerina quien se puso tensa al instante. —La competencia comenzara en una semana ¿por qué me dejan ir ahora?

—Confiamos en que cumplirás con tu misión y regresaras para probarles a todos que eres la mejor Knight.

—Claro que sí.

Este era mi hogar. Mi familia se encontraba del otro lado de estas paredes entrenando y capacitándose para ser mejores en la vida pero como siempre me pasaba al pensar demás cuestionaba cada cosa de la que era parte. Dentro de mí sentía una ávida sensación de preguntar por que lo hacíamos, cuando lo miraba desde una perspectiva diferente nada de esto tenia sentido pero me callaba al saber que probablemente eso me traería problemas.

Miré con asombro una y cada una de las armas de los estantes. Sabia que no podía llevar armas grandes en esta misión, solo pequeñas que pudieran ser escondidas a lo largo de mi cuerpo. También escogí varias navajas para acompañarme y que me sirvieran en caso de que las cosas no salieran como esperaba.

Una puerta al final del cuarto se abrió un hombre con joroba y un parche al ojo me esperaba sosteniendo una bolsa de un tamaño decente para una chica de mi edad y proporciones. La tomé con suma confianza y di un paso hacia afuera.

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