TRES'

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Los tres adolescentes comenzaron a meter diversas cosas en sus mochilas, dinero, armas, comida incluso, pero les valdría de poco si al final no lograban escapar de la nave que estaba sobre sus cabezas. Con el tiempo corriendo tan deprisa en su contra, para cuando los chicos terminaron de empacar todas sus pertenencias, ya era demasiado tarde.

La rubia se quedó parada en medio de la habitación en silencio pensando en que hacer. Su plan había sido salir cuanto antes de la casa, buscar un transporte fuera del país y de allí dirigirse a Estados Unidos donde su casa segura se encontraba. Pero ahora no había ni tiempo, ni la ventaja sobre los que se acercaban, tenia que tomar una decisión, ella aun seguía siendo la que daba las órdenes, la que estaba a cargo de la seguridad de ellos.

—Ellos me quieren a mí. Ustedes váyanse.— dijo ella en voz baja y serena.

—¡No, no te dejaremos aquí!— gritó James por sobre el ruido de las sirenas policiacas.

Las turbinas de la nave a sus cabezas hacían un ruido extremadamente alto que apenas los dejaba escucharse entre ellos. Hale se acercó a los chicos con enojo, y a ambos los tomó de los brazos y los juntó.

—Harán lo que les ordene.— los empujó hacia la esquina de la pequeña habitación —Ustedes se quedarán aquí. Cuando la aeronave se vaya, ustedes igual.

—Pero... —Akane quiso objetar pero fue cortada por Hale al instante.

—Nada de peros. Es una orden ¿entendieron?— ambos la miraron con miedo ya que nunca la habían visto actuar de esta manera. Asintieron mientras que James rodeaba con el brazo a Akane. —Él solo me quiere a mí. Ustedes no tienen nada que ver.

Hale se dio media vuelta con su mochila al hombro, decidida a proteger a toda costa a sus chicos; a su equipo. Su cuerpo estaba tenso y rígido, lista para tomar cualquier arma de las que tenía en todo su cuerpo y defenderse. Abrió la puerta y una ráfaga de aire entró haciendo que sus cabellos dorados volaran por sus hombros. Levantó la cabeza para ver quien era quien la aprendía.

—Fury— susurró sabiendo que su futuro estaba por cambiar y no precisamente para bien.

•••

[Nueva York: Torre Vengadores]

En un cuarto grande se escuchaban fuertes golpes de metal contra la pared y techo, dos pisos bajo tierra se encontraba el área de entrenamiento en el cual se encontraban dos de los Vengadores entrenando ejercicios de combate.

—No, Nat, yo no creo que pueda hacer eso. No de frente como lo haces tú.

—Vamos Steve, tienes que matarlos. Son solo maquinas— dijo ella mientras le volaba la cabeza a un robot con un pequeño proyectil de su muñeca —Pronto Tony hará más, y nosotros los podremos destruir. Como siempre...

—No me convence— dijo el Capitán empujando el cuerpo metálico contra la pared esperando que se quedara allí, pero la máquina conocía la perseverancia.

—Si no los destruyes, jamás terminaremos, América— una sonrisa burlona se asomo por sus labios al momento que le arrancaba la cabeza a la máquina con pies. Él solo le dedicó una mirada que escondía una sonrisa.

—Bien. Tú ganas.

Lanzó el escudo tricolor por el lugar haciendo que golpeara tres esquinas para atravesar por la mitad el cuerpo a tres de los aparatos en su recorrido de vuelta a su dueño.

—Eso está mejor.— dijo la pelirroja con una sonrisa que denotaba diversión.

Capitán América, el señor Stark ha regresado a la torre junto con el agente Barton— anunció V.I.E.R.N.E.S desde las bocinas del techo del cuarto de entrenamiento.

—Gracias V.I.E.R.N.E.S ¿Sabes si Thor esta en la torre?— preguntó Steve tomando su escudo entre sus manos mirando los colores en él recordando cuando le fue entregado.

No. Él no se encuentra en la torre. Hay un mensaje entrante del director Fury de S.H.I.E.L.D. ¿quiere oírlo?

Steve miro a Natasha, ella negó con la cabeza mientras se acercaba al él mirándolo a los ojos.

—No. Entrégaselo a Tony.— dijo el hombre sin apartar la mirada de la mujer enfrente de él.

—Muy bien. Me retiro.

La voz del programa computarizado que había creado Tony Stark se estaba despejando de la zona de entrenamiento justo a tiempo para que Natasha pudiera hacer de las suyas con el Capitán. Se acercó a él y lo rodeó por el torso quedando casi por debajo de la barbilla de él.

—Dime, ¿has crecido más o yo me he hecho más baja?.— dijo ella en un suspiro mientras recargaba su cabeza en el pecho de él.

—Tal vez lo has olvidado, pero mi estatura no la cambiado desde... siempre.

—Eres un mentiroso. Y antes de la guerra ¿qué?— él recordó antes de su vida como el Soldado Steven Grant Rogers, y vio que ella tenia razón.

—Tú no me conociste antes de la guerra. Aparte, no, no ha cambiado mi estatura.

—Tal vez yo me encogí— dijo ella mirándolo con una sonrisa que denotaba deseo por el hombre al que estaba abrazando. —¿No quieres averiguarlo?

—Como quieras— él pudo sus manos sobre los hombros de ella y acercó su rostro a el de ella para apenas poder besarla en los labios antes de ser interrumpidos.

Lamento haber interrumpido su hermosa escena de... amor, pero necesito sus traseros heroicos acá arriba ahora mismo— gritó Tony desde las bocinas del techo.

Steve pensó que seguramente Tony había esperado precisamente ese momento para interrumpirlos. Típico de Stark, lo mismo hacia Howard cuando Steve quería tener un momento a privado con su antiguo y pasado amor: la agente Peggy Carter.

—Como odio cuando ese cretino hace eso.— dijo entre dientes Natasha.

Al Cap no le gusta que usen malas palabras— dijo Tony en forma de burla.

—¡No es una mala palabra! ¿Lo es?— Natasha miró a Steve algo alarmada por ese pequeño detalle.

—Claro que no.— con una sonrisa en los labios, abrazó a la pelirroja apegándola a él mientras se dirigían al ascensor.

Tras esperar a que el elevador llegara, luego los llevo uno de los pisos mas altos de la torre, donde se encontraba Tony esperándolos a la puerta donde les entrego un papel que parecía importante.

—Nick viene en camino, y trae compañía. Todo lo que tienes que saber sobre eso Cap está en esa hoja.

Pocas veces se le veía a Tony Stark preocupado o inquieto por algo, el era la encarnación de la serenidad e impetuosidad, después de todo el era Iron Man.

Hale Knight Donde viven las historias. Descúbrelo ahora