James Fist.

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Había algo en el habiente, algo diferente y no solo lo decía porque todos en la mansión parecían estar ocupados o estar centrados en sus propios asuntos mientras que yo me sentía perdido y no encajaba en ningún lugar. Todos tenían un lugar a donde ir, tanto como Pepper en las Industrias Stark, como Jane en los laboratorios con el doctor Selvig.

Los niños parecían independientes de su alrededor. Cada uno seguía una rutina de entrenamiento lo cual me alegraba, pero a la vez me preocupaba. No me necesitaban para proseguir con su entrenamiento, y yo estaba quedando olvidado en un rincón.

Explore la mansión descubriendo que había varios cuartos de entrenamiento en las plantas bajas. También que había un hangar con cinco diferentes jets privados que pertenecían ya sea a Stark o a S.H.I.E.L.D y dos helicópteros.

Según pude notar la mansión ocupaba lugar espacioso en algún bosque del norte del país. Miré hacia afuera donde las ramas de los arboles se mecían con el viento al pasar. Era un día cálido y había pocas nubes en el cielo. Decidí salir un poco y tomar algo de aire fresco. Tal vez me estaba negando a mi mismo mis emociones o simplemente creía que podía tomar más carga sobre mis hombros del mundo, pero esta fortaleza dentro de mí no quería derribarse, no aun.

Observé a través del claro como la mansión estaba en completo funcionamiento. Con camiones y tal vez carros llegando y dejando el lugar, no sé de que eran pero supongo que eran de trabajo. Dejé de  perder el tiempo y me adentré en la mansión que parecía estar aun más despierta que hace unos minutos. Me tope con una chica que parecía trabajar en algún laboratorio.

—Disculpa, ¿qué esta pasando?

—Los escombros de la torre han sido limpiados y el señor Stark ha ordenado que le trajeran todo aquello que aun estuviera en buenas condiciones.— explico al momento le di una sonrisa, me respondió y siguió su camino.

Las personas pasaban al lado mío con cajas llenas de cosas que a simple vista parecerían chatarra pero en realidad eran cosas que nos pertenecieron. Después de preguntar a donde se dirigían todos, yo me dirigí al lugar señalado.

—No puede entrar. Solo personal autorizado— me dijo un hombre parado en la puerta donde jóvenes con camisetas verdes con azul entrarán con cajas y salían con las manos vacías. —El señor Stark decidirá cuando es conveniente ingresar.

No repliqué. No tenía ganas que discutir con alguien. Me di vuelta sobre mis talones con la intención de ingresar en el área de entrenamiento. Por suerte estaba vacía y y podría hacer ejercicios en silencio, tan siquiera por un rato.

Había unos tubos de metal que atravesaban el lugar como si fueran pasamanos y se encontraban a una altura generosa del suelo. Eran perfectos para comenzar un entrenamiento. Sin pensarlo un segundo más salté desde el suelo hacia el primer tuvo y me sostuve de él con fuerza.

•••

Estaba cansado y sudado. Mis músculos estaban casi al punto del desgarro por tanto tiempo estando inmóvil que estaba seguro había sido mucho. Aunque sintiera mi cuerpo desfallecer en cualquier momento, era un tipo de dolor que me agradaba tener al menos en este momento me distraía del predicamento en el que se encontrará Hale y yo aquí sin poder hacer nada.

—Pareces enojado James— voltee a mirar hacia quien me llamaba. Al parecer estuvo muy escondido, porque en todo este tiempo no lo vi u oi entrar en la sala.

—Es que lo estoy.— dije de mala gana. No tenia ganas de ver a nadie.

—Según hace unos días estabas muy tranquilo. ¿Por qué el cambio?

Levanté la mirada para ver mejor al hombre que me hablaba con familiaridad.

—Y a todo esto ¿quién es usted?

Hale Knight Donde viven las historias. Descúbrelo ahora