QUINCE'

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Todos miraban con gran expectación a Hale quien de momento se había quedado paralizada en medio de la entrada.

No entendían el propósito de la condición de Tony Stark, pero tampoco podían negar que ahora que lo habían traído a conversación, sí era algo que les interesaba saber.

—¿Por qué?

La garganta de Hale de pronto estaba seca y un pánico creciente estaba emergiendo desde sus entrañas. Ella estaba recordando lo que paso hace un par de días con Capitán América en su habitación, él le preguntó sobre ella, pero aunque le respondió no le agradó la idea de que alguien se metiera bajo su piel y supiera cosas que solo existían dentro de su mente.

—Supongo que quiero entender. Quiero saber sobre ti, tu historia y como es que llegaste de ser solo una niña, a una asesina profesional.

Su corazón bombeaba sangre en todo su ser causando que su cabeza pulsara con la presión de tener que recordar de nuevo todo eso lo que ella tanto quiere olvidar. Miró el suelo con una expresión que no podía controlar, el terror de revivir sus pesadillas era palpable sobre su tensa piel pálida.

—Hale, ¿te encuentras bien?— la mano de Steve se posó sobre el hombro de ella al verla un poco retraída sobre ese asunto.

—No. No estoy bien.

Esa era la primera vez que la chica admitía que algo estaba mal con ella, y por primera vez en su vida iba a contar su historia. Estaba dispuesta a enfrentar a sus demonios si eso significaba obtener la confianza de los Héroes más Poderosos de la Tierra. Se giró sobre sus talones en dirección a la puerta de la sala de conferencias, todos pensaron que saldría pero solo cerró la puerta con cuidado para luego volverse hacia donde estaban todos.

—No quiero que la computadora este presente. Por favor.

Desde su desmayo no había podido caminar del todo bien, y tenia que apoyarse en un bastón todo el tiempo para no perder el equilibrio, y ahora sus piernas estaban cansadas apenas pudiendo soportar su peso. Se sentó en una silla y respiró con profundidad.

—Alguna vez fui una niña. Alguna vez tuve padres. Y alguna vez fui feliz.— suspiró Hale y luego levantó la mirada. —Mis padres murieron en un incendio, cuando yo tenia cuatro años. Recuerdo poco de ellos. Fui llevaba a FSB donde decidieron que seria un buen prospecto al Cuarto Rojo.

Steve se encontraba justo al lado de Hale viendo como claramente se sentía rota al explicar y contar eso.

—La primera vez que asesiné a un hombre tenia diez años. Fue horrible, pero tanto ellos como yo, pensamos que estaba preparada para afrontar mi destino inevitable.

—¿Diez años? Pero esa ceremonia se lleva acabo a los diecisiete años. Esa edad es muy temprana.— la voz de Natasha llamó la atención de en la sala y poco sorprendidos por oírla hablar del Cuarto Rojo. —No lo hacen a los diez o incluso catorce para evitar que las niñas terminen con algún trauma.

Hale la miró tratando de comprender una cosa.

—¿Cuántos años tenia usted cuando se la practicaron?

Natasha la miró y tragó pues tampoco era una época que la pelirroja le gustara evocar en su memoria.

—Yo tenia quince años.— su voz se apagó conforme dijo eso mientras su cabeza se remontaba a su juventud.

La primera parte de la ceremonia para ser una agente del Cuarto Rojo era ser capaz de matar a una persona ya fuera culpable o inocente, y la otra era una operación que presuntamente dejaba a las jóvenes con la imposibilidad de tener hijos, o al menos eso les hacían creer. Para Natalia Romanova fue tener que matar a su primer víctima, con la cual titubeo varias veces, pero lo logró y cuando lo hizo la cirugía fue necesaria. Con Hale no había sido más diferente. Fue lo mismo básicamente, pero solo con la diferencia de edad a las demás chicas y la leyenda que yacía enfrente de ella.

Hale Knight Donde viven las historias. Descúbrelo ahora