Hale Knight

SESENTA-UNO'

En una habitación pequeña al interior la mansión a puerta cerrada se encontraban la recién descubierta familia Rogers-Romanoff.

Hale estaba sentada en un rincón enojada mirando al vacío solo escuchando de fondo la conversación que sus padres tenían con su supuesto hermano mayor ya que Natasha trataba de convencer a su esposo de que solo tenían una hija nacida de ella mientras él seguía cuestionando las palabras de la pelirroja.

—Steve tienes que creerme. Yo solo he tenido una hija, y esa es Hale— dijo ella apuntando con su mano hacia la rubia en un rincón. Nat la miró mientras sentía su corazón romperse a pedazos por la indiferencia de su hija. —James, yo no sé porque aparece que eres mi hijo y de él si el único embarazo que he tenido aparte de este es el de ella. No sé quien eres.

—Soy su hijo.

—No. No lo eres. Eres mayor que Hale, antes de ella nunca hubo nada entre él y yo— Nat no dejaba de mirar a James incrédula sin que en ocaciones una mirada de miedo y terror se escapara hacia su marido. —Ella fue concebida en Malibu ¿lo recuerdas, Steve?

Él la miró con molestia recordando la primera vez que se casaron. Recordaba que después de esa boda, tuvieron problemas y ella desapareció dejando un vacío dentro de él siempre se pregunto que fue lo que paso para que ella huyera, ahora lo sabia.

—James no tengo idea de porque esos resultados apuntan a mí como tu madre, yo no lo soy...— sus palabras quedaron tendidas en el aire al tiempo que ella sostenía su vientre de seis meses de embarazo sintiendo un dolor recorrerle la espalda.

James también parecía estar sufriendo algún tipo de dolor de cabeza que llamo la atención de Steve y Hale.

—James— dijo Hale acercándose al pelirrojo —No me toques— miró a su padre enojada quitando las manos de él sobre ella con fuerza y se volvió al chico que sentía su cabeza explotar.

—Natasha ¿estas bien?— ambos pelirrojos al mismo tiempo dejaron de sentir ese malestar que invadió su ser.

—¿James?

El pelirrojo miró a Hale con una suplica en los ojos de que le hiciera saber que es lo que estaba pasando. La rubia solo miró a su supuesto hermano mayor y luego a su progenitora siendo consolada por su esposo.

—Eso no era mío. No era mi dolor. Sentí el estrés de alguien más, la ansiedad y la preocupación Hale— los ojos azules de él se encontraron con los verdes de ella mientras una idea que ya hacia tiempo había olvidado, cruzo su mente. —¿Qué me paso?

Hale levantó la vista de su hermano a su madre quien parecía estar recuperándose de un susto pero sin dejar de estar preocupada.

Su pecho comenzó a subir y bajar al caer en cuenta de una cosa. Su corazón inicio una carrera desbocada hasta su garganta dandole todo el impulso que ella necesitaba para hacer un llamado.

—¡Stark!— gritó Hale alarmando a los tres otros presentes en la habitación. Abrió la puerta con fuerza y volvió a gritar a todo pulmón el nombre.

—¿Qué paso? ¿La familia Rogers Romanoff ya esta reconciliada?— Hale ignoró la pregunta de Tony y fue directo al grano.

—Stark, la maquina del tiempo que diseñaste, ¿esta en funcionamiento?— la pregunta de Hale dejo perdido por un segundo a Tony sin saber porque la rubia preguntaba tal cosa.

—¿Maquina del tiempo? Hale, querida creo que estas desvariando, yo no...

—Suficiente Stark, sé que no solo la diseñaste, sino que si la construiste. Leí cada pequeño detalle sobre ese instrumento. ¿Dónde esta?— la mirada estoica de Hale estaba sobre los ojos de Tony mientras él se rehusaba a revelar tal información. —¡¿Dónde esta, Stark?!