Hale Knight

VEINTITRÉS'

Primer piso: sala de estar, sala de entrenamiento, y cocina.
Segundo piso: alcobas, sala de juegos.
Tercer piso (ático): observatorio, centro de operaciones.
Sótano: bóveda, almacén.

—Es una casa grande.

—Sí. Lo es. Como puedes ver adelante hay una fuente, atrás una piscina, y esta el garaje. No hay nada más.— dijo Hale con firmeza y seguridad con la esperanza de convencer a Daven de eso.

—Algo falta. No sé que es, pero algo falta.

Hale le había deliberadamente ocultado a Daven el búnker subterráneo que esa casa tenia bajo sus pisos de mármol, donde Hale tenia todo su dinero y sus pertenencias mas valiosas como las armas mas peligrosas jamás registradas antes.

—¿Algo cómo qué, Daven?— preguntó Hale con algo más que solo molestia.

Ella había sido muy cuidadosa de no dejarle ver que había una entrada escondida a plena vista, se la escondió muy bien.

—¿Dónde guardas tus armas Hale? Solo vi el sótano y esta lleno de cajas viejas y llenas de polvo que no has movido en meses. Stark me dijo que siempre mandabas cajas con municiones y armas al país, ¿dónde están las armas Hale?— él la miró con insistencia sabiendo lo que él decía era verdad.

Hale había olvidado ese detalle que Nick Fury les reveló a James y ella ese día que los... apreso. Tony Stark lo sabia, porque él mismo interceptó varios envíos de ellos. Ella caminó hasta la sala de estar de la casa quedar en medio del salón justo enfrente de la TV con su reflejo en ella.

El aparato hizo reconocimiento facial con Hale y al momento debajo de ella un hueco se abrió dejando al descubierto unas escaleras en espiral.

—Eres muy mala para guardar secretos.— se burló Daven.

Ella solo torció los ojos y dejo a Daven ir primero al búnker. Ambos descendieron con lentitud hacia al búnker donde las luces se encendieron dejando ver unas camas literas, una cama individual, al final había un baño completo. El espacio era grande. Contra la ultima pared había varias cajas, unas tenían etiquetas y otras no. Daven las abrió y vio que tenían comida, y suplementos para el refugio, otro tenia dinero años de ahorros y el último y más grande tenia las armas.

—¿Feliz?— dijo Hale de mala gana mirando a Daven.

—Sabes nadie se tiene que enterar de que guardas esto aquí abajo.— ella lo miró sin entender. —Lo podemos dejar entre nosotros dos.

Daven se comenzó a acercar a ella dejando claro que tenia intenciones fuera de las amigables.

—Daven, detente.— advirtió ella viendo en los ojos de él lo que tantas veces había visto antes en otros hombres en su vida.

—Estamos solos puedo guardar el secreto.— dijo mientras Hale aun retrocedía por las escaleras.

—No te daré nada a cambio de tu silencio— gritó Hale corriendo hacia el primer piso. —Aparte de que no lo necesitó.

No tenia miedo de Daven, no le temía a su tamaño o a su fuerza que podía sobrepasar la de Hale, pero a pesar de ese factor ella era más veloz y feroz, ella no quería dañarlo o tener que pelear con él. Ambos estaban ya en el primer piso con toda la luz del medio día filtrándose por las ventanas iluminando el salón.

—Hablo en serio Daven, aléjate de mí. No quiero dañarte.— Hale lo observó mientras se acercaba a ella. Estaba decidido a cometer cualquier tipo de acción que en su cabeza se encontrara.