Hale Knight.

81 7 0
                                    



Me sujeté con fuerzas de las sábanas, aferrándome a todo lo físico que tuviera a mi alcance. Quería y necesitaba aferrarme al mundo real, a lo tangible para no volver a mi mente, para no escuchar esa voz dentro de mí gritando de nuevo todo a lo que tanto miedo tengo. Cerré la mano sintiendo el calor de otra sobre mi piel. Suspiró al notar que no es mi imaginación sino mi sentido del tacto mandando señales a mi cerebro diciendo que alguien me está tocando. Sin abrir los ojos, entierro mi cara en la almohada y comienzo a llorar. Estoy siendo rescatada de mi propia mente al no dejarme llevar por mis recuerdos de infancia.

—Tranquila— otra mano me rozó el hombro en forma de consuelo.

Sin contenerme más comienzo a llorar sin consolación. Mi mente ha sido ultrajada, ha sido violada por un hombre que me odia a más no poder, sus deseos por acabar mi vida eran enormes que me hacían a mí querer acabarla por él. Su voz era hipnótica, me arrullaba como un un río tranquilo a un bebé, pero se infiltraba en mi cabeza con cada palabra, escudriñaba cada sentimiento mío, cada pensamiento ya no eran míos sino de él. Estaba vulnerable, él me volvía vulnerable.

—Calma Hale, cuando descanses te sentirás mejor. Solo duerme.— estaba tan concentrada en escuchar esas palabras que ni siquiera presté atención a quien las decía.

Abrí los ojos despacio temiendo tener el rostro de mi agresor enfrente, pero solo me encontré con la cara de un ángel, y tal vez fuera una exageración pero en este instante era lo que necesitaba, un ángel que me ayudara a ascender al cielo o descender al infierno. Miré sus ojos azules y sin pensarlo dos veces me abalancé contra él, quería sentir su calor, su cuerpo, y llenarme de su olor, quería y necesitaba saber que esto era real y no una ilusión dentro de mi mente en la cual solo me haría añicos.

—¿Estas bien, Hale?— no respondí solo me sujeté con fuerza de él afianzando mi agarre en su cuello. Mis lágrimas no se contuvieron más y de nuevo deje que el mar de emociones dentro de mi fluyera, con él.

Él me sujetó con fuerza, pero a la vez como si temiera hacerme daño.

—¡Cap!— alguien gritó por el pasillo, una voz que no reconocí —Oh aquí estas. ¡Lo siento! Volveré en otro momento.

Se disculpó, pero para antes de que volviera por el pasillo encontré mi voz y lo hice regresar.

—Esta bien. ¿Lo necesita para algo?— miré al hombre de color que aun estaba parado en la puerta de mi habitación con la expresión en su rostro confundida.

—Sí. Arriba, lo necesitan— respondió él mirando a Steve y luego a mí en intervalos que solo pude deducir como incredulidad.

—Sam Wilson, un amigo de Seattle— miré a Capitán quien había respondido a mi incógnita con respecto a ese hombre. Asentí al recordar al hombre de una vez en que Tony me abrazó y él y otro hombre se burlaron de nosotros. —Hale, voy a regresar, no intentes nada por favor.

Volví a asentir aunque no entendiera mucho de lo que dijo Cap. Apenas salieron de la habitación lo escuché hablar.

—Oye, si estas enamorado de la chica creo que deberías decirle a Natasha— dijo Sam con suma familiaridad.

—No seas tonto Sam. Solo la quiero ayudar.— respondió Cap con tono poco enfadado, pero molesto.

Hubo un silencio y luego otra vez la voz de Sam sonó por todo el pasillo.

—¿Esa es la chica que mencionó Fury? ¿De la que te crees responsable como si fueras su padre?— levanté la mirada sabiendo que no vería nada pero aun sorprendida por las palabras de Sam.

Agudicé el oído pero no pude escuchar mucho. Solo había silencio por parte de Steve, lo cual solo confirmaba lo que Sam le había dicho.

"¿Capitán América se siente responsable de mí, cómo si fuera mi padre?"

Hale Knight Donde viven las historias. Descúbrelo ahora