Capitulo 45.

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Todo pasó tan rápido que ni siquiera se había dado cuenta. Había decidido actuar por impulso, el cual lo llevó a separarse inmediatamente de ella. Había estado solamente tres segundos a milímetros de ella, pero para él fueron una eternidad. Por fin se pudo dar cuenta porqué estaba tan confundido. Pero confundido no era la palabra, en eso se había equivocado. La palabra era rechazo. Su cercanía con ella, le daba repulsión. No quería besarla. 
Para él, Maria Paz era solo una amiga, encima nunca en la vida se iba a aprovechar de alguien que estuviese en el estado en el que ella estaba. También estaba seguro de que ella tampoco lo quería besar, había sido su borrachera la culpable de que ella intentase besarlo. 
A la única que quería besar y en la que no paraba de pensar era Mariana. Sabía perfectamente que ella había sido la culpable de que le tenga rechazo a María Paz, si no fuera porque la quiere tanto y que sus besos sean los más exquisitos del mundo. Sabía también, que ella era la culpable de que su cuerpo se separe de Michi, involuntariamente. Se hubiese arrepentido toda la vida si la hubiese besado. 
Hubiese arruinado su relación con Mariana, por un beso que él ni siquiera quería. Él quería los de la morocha, y estaba seguro que ninguna mujer existente en la faz de la Tierra, daba esos gustosos y adictivos besos que Mariana poseía. 

Nunca más iba a ir a una salida de hombres. De eso estaba más que seguro. 

Primero porque estaba harto de cuidar a sus amigos de sus borracheras. 
Segundo y la más importante, porque no aguantaba ni un segundo más estar lejos de Mariana. 

Pe: Querés que te lleve al baño? 

Estaba tan ensimismado en sus pensamientos y exclusivamente en Mariana, que no se había percatado como su compañera de al lado, trataba de levantarse del sillón y se proponía ir hacia el baño. 

Mi: No, sho puedso sholita, graziaz! 

Rió con ganas al verla alejarse y verla como se balanceaba de un lado a otro durante el camino, para lograr el equilibrio. Cuando la perdió de vista, agarró su celular con el propósito de mandarle un mensajito a la morocha. 

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El alcohol se había convertido en su mejor amigo. Se había refugiado en él y había decidio ahogar sus penas en esa sustancia. Era su único consuelo, el único que lo entendía. Su vida esos días se había tornado en depresión y todo era gris. Sin ella no era nada. No quería admitir que él había sido el que había cometido el error. Lo único que hacía era mantener su vista fija en su vaso repleto, que al segundo quedaba vacío, ya que se lo tomaba de una. Ya había perdido la cuenta de cúantos vasos de alcohol llevaba encima. Sus brazos descansaban en la barra, mientras que con su mano derecha agarraba el vaso y hacía círculos con él en la mesa. "Hace mal tomar tanto, lindo" le dijo una voz, aparentemente femenina y totalmente desconocida. Volteó su cabeza hacia la izquierda y se encontró con una chica más o menos pelirroja, -no podía identificar bien su color, por su estado de ebriedad y la escasez de luz- que se sentaba a su lado. Lo que si podía identificar es que tenía una sonrisa simpática. 

Ga: Zi haze bien todmad... 
Xxx: (sacándole el vaso) No, no hace bien. Dale, dejá el vaso.. 
Ga: (desesperado) No!

Comenzó un mini forcejeo con esa chica. Con este simple hecho, la chica le estaba cayendo mal. Odiaba que le saquen el vaso de su mano y que lo obliguen a dejar de tomar. Ya no tenía fuerzas, asi que se dio por vencido y terminó dejando el vaso. 

Xxx: Muy bien, me llamo Natalia, vos?
Ga: Gadtón.. 
Na: Y porqué estás tomando Gastón?
Ga: Quiem zoz? Mi conzienzia? Midá que no quiedo sabed máz nada con las mujedes, me tienen todaz hadto.. 
Na: Yo solo vine ayudarte, porque vi que hace rato, que no dejás de tomar, pero bueno...chau

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