Capitulo 99.

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Entraron en la casa, e interrumpieron a Agustín y a Candela en la mitad de su beso, para que Candela comience a chillar de felicidad al ver a los tres entrando con una sonrisa de oreja a oreja. Saludó a los dos, y se quedó un rato con ellos, aprovechando que Juan Pedro todavía no estaba en su casa, y al rato llegaron Rocío y Gastón. Se aburrió de que estuvieran hablando de la fiesta del colegio de los chicos que al final era el martes y bla bla bla. Junto con la compañía de Candela, subió las escaleras para ir a visitar al pequeño Cristóbal. Como siempre el rubio de ojos celestes se le tiró encima, a ella y a Candela. 

Cr: No venían a visitarme las dos hace un montón!
Ca: Perdonanos Crischu, la culpa echásela a my boyfriend que me raptó.. 
Cr: Ya lo voy a agarrar a Agustín.. igual no es excusa para no venir a visitarme por 2 días 3 horas y 58 minutos... Y, ¿vos Lali?
La: Estuve ocupada enano, pero te contesté todas tus llamadas así que no te podes quejar.. 
Cr: (haciendo puchero) Pero yo quería que estés acá.. 

Después de que las dos lo hayan mimado mucho, decidieron cumplirle su capricho y jugar con él a la Playstation. Ambos se reían de cómo la más delgada intentaba entender el mecanismo del juego, y lo más divertído era verla histérica porque no le pegana una. No sabía cómo lo hacía, pero estándo con Cristóbal, Mariana podía olvidarse de todo eso que le preocupaba. Estaban pasando un tan buen momento, lleno de carcajadas y burlas que tanta felicidad debía ser destruida. Era todo demasiado perfecto para no ser arruinado, lo supo desde el momento que María Paz entró con Juan Pedro a la habitación y toda la atención fue a parar a ella. Cristóbal largó el joystick y esbozó la sonrisa más grande que jamás ella había visto, y fue a su encuentro. La abrazó y le dijo que nunca la había extrañado tanto, y algo en Mariana se quebró. Juan Pedro lo despeinaba cariñosamente para que la suelte un poco y la deje respirar, pero ella estaba encantada con sus abrazos. La escena para otros ojos que no sean los de Mariana, llegaba a ser extremadamente tierna. María Paz junto con Pedro, también se los podía incluír en la escena, cualquier persona podía jurar que eran novios, debido a esas sonrisas y miradas realizadas por cada uno. En resumen, parecían la pareja perfecta, la pareja que no había podido lograr Mariana con Juan Pedro. 

Cr: Y..y.. me compré un autito que esta requete bueno, lo queres veeeeeeer?!
Mic: Dale, después me lo mostrás.. Contame, ¿qué pasó con Flor? ¿Al final son novios?
Cr: No, no.. yo no quiero.. es que se vuelve media pesada.. 
Mic: (ríe) Y.. ¿Monito? ¿Qué pasó al final? 
Cr: Le pidió perdón a él y todo solucionado. Pero no te conté, Alelí muere por él, se lo dijo en una carta que tenía olor a nena y era todo rosa... 
Mic: ¿En serio? Igual era obvio que Alelí estaba muerta por Monito. ¿Y qué pasó con matemática? ¿Qué te dijo la maestra? 
Cr: Me fue re bien en el exámen. 
Mic: (dándole un fuerte abrazo) Te felicito. 

Se sintió rara por un momento. Ella sabía tantas cosas de él, que ella ni estaba enterada. Michi sabía toda su vida, y todo lo que le estaba pasando, y ella no tenía ni idea de que tenía problemas con Matemática, que Monito se había peleado, o que se compró un autito nuevo... Eso la hizo sentir mal, ella estaba más al tanto de su vida, que Mariana. 

Ca: Ay, Michu, hace mil que no nos vemos, gordi! Ya me tenes que contar everything! 
Cr: Ahora estoy yo con ella. Recién estábamos jugando a la play, ¿queres jugar conmigo? 
Pe: ¿María Paz jugando a la Playstation? No sabe ni que es.. 
Mic: (pelliscándolo) Callate! Soy buenísima te aclaro.. 
Cr: Peor que Cande nadie es.. 
Ca: (abrazándolo a Peter) Bestu defendeme.. 
Pe: Ojo como tratan a mi bestu, eh? 
Cr: Canto que Michi juegue conmigo! 
Pe: Bueno, yo con mi bestu 
Cr: Lali, te corres que así Michi se sienta para jugar conmigo? 

No tuvo otra que pararse de la cama del pequeño para dejar que ella se siente y quedarse parada mirando la situación. Empezaron a jugar, y la diversión -para ellos- comenzó. Hacía lo imposible para no sentirse peor de lo que estaba. Era horrible esa sensación de sentirse una simple invisible, como si no estuviera ahí. Nadie le prestaba atención, ni hasta sabían que ella seguía ahí. Intentó toser, hacer algo para llamar su atención, pero ni Candela se dio vuelta, todos estaban concentrados en el bendito juego. Lo de Juan Pedro y María Paz era entendible, no esperaba que ellos la inviten a participar. Lo miró a Cristóbal, le hacía mal ver como él que tanto decía que la quería la ignoraba a lo igual que su hermano mayor. No esperaba que el rubio de ojos celestes se diera cuenta del enorme sacrificio que ella hacía para que cada tarde lo fuera a visitar. Tener que entrar todos los días a esa casa que le traía tantos recuerdos, encontrarse con Pedro y aceptar que antes la maltrate y ahora la ignore, era demasiado. Sabía que era excesivamente egoísta e inmadura enojarse o mejor dicho ponerse celosa porque el pequeño esta vez le daba bola a María Paz, pero no lo podía evitar, le hacía mal ver como la quería y como hoy la prefería a ella antes que a Mariana. Quizás era por el hecho que la morocha la envidiaba a ella de alguna manera. Ella era toda perfecta, todos la querían, hasta Candela la quería como a una hermana, y Juan Pedro parecía que la quería más que a una simple amiga. Sabía que Candela le había dicho que no pasaba nada entre ellos, que lo que ella le dijo aquella noche sobre que eran novios, lo hizo nada más para ponerla celosa a Mariana, así ésta recapacitaba y que el beso que ésta vio fue nada más que un show. Pero ver como él la miraba y le sonreía le hacía levantar sospechas. Ella nunca lo hirió, hasta lo contuvo cuando ella tuvo la mala idea de hacerlo sufrir, ella estuvo ahí para él en los momentos más difíciles como cuando a Cristóbal lo internaron. Además ella tenía como una belleza que Mariana no poseía. Ella es alta, un buen físico, ojos increíblemente exóticos y llamativos, rostro de modelo.. y Mariana no podía compararse con eso. Nunca le gustó dar lástima y ser una víctima, así que con esa tristeza, agarró su bolso y silenciosamente se retiró de la habitación. 
Se quedó en el pasillo, y llamó a un remis. Esperó alrededor de cinco minutos para hacer tiempo, ya que no quería bajar, su cara la delataría frente a los demás que estaban todavía abajo conversando. Bajó las escaleras ya que el remis debería estar llegando, y tener tiempo de saludar a sus amigos. 

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