SENTIMIENTOS.

Capitulo 125.

Parecía que nos eran los únicos que habían planificado ir, con este soleado y perfecto día que vestía a la ciudad, a esa famosa heladería. Había grupos de jóvenes reunidos con helados en sus manos, con el fin de pasar tiempo con sus amigos, sentados a los alrededores de la heladería. 
Ellos habían aprovechado la plaza enfrente a la heladería, para respirar un poco de aire puro y estar en contacto con la naturaleza. Sentados en un banco blanco de aquella plaza, ella sentada en su regazo y un helado en las manos de cada uno, compartían un grato momento juntos, entre risas, en este domingo a la tarde. 

-Mirá que me voy a poner celosa de que tantas chicas vengan a saludarte por tu cumpleaños –dijo haciendo referencia a las personas que los habían interrumpido para saludarlo a él en su decimoctavo cumpleaños. 

-Y es la mayoría de edad –justificó entre risas con una sonrisa canchera, recibiendo un golpe suave de la morocha. –Vos tuviste suerte de que yo te dé bola, muchas matarían por estar en tu lugar 

-Te crees mil porque tenés esa media sonrisa y esos lunarcitos –bromeó Mariana, molestándolo. 

-Vos decís eso, pero bien que te pueden esta sonrisa y ni hablar de estos lunarcitos –se agrandó otra vez, bromeando. 

-Sí yo volví con vos, era porque tenía que cumplirte el deseo, pero por nada más –le sacó la lengua. 

-Mmm hablando de deseos…¿no te parece que te comiste uno en la lista? –reclamó Juan Pedro, mientras comía su helado. 

-Mmm…no. No me falta cumplirte ninguno que yo sepa. –rió suave la morocha. 

-¿Estás segura? Te falta uno me parece… -dijo el cumpleañero. –No te hagas la tonta que sabes muy bien cuál es…

-¿Hacerte feliz y estar con vos en tu cumpleaños? ¿Acaso no te hago feliz y no estoy con vos acá? –esquivó relatándole uno de sus deseos. 

-No, ese ya está cumplido como el de volver a ser mi novia. Te está faltando el de cantarme el cumpleaños en francés… -sonrió ampliamente el castaño. 

Mariana se rió fuerte, ya que no se había olvidado. –¿Estás seguro? Porque es un lugar público con gente alrededor y no da que peles el tacho de baba acá. –lo gastó. 

-Prometo comportarme –rió Juan Pedro. 

-Te tomo la palabra –se acercó seductoramente a su novio. -Joyeux anniversaire a toi, joyeux anniversaire a toi…-empezó a cantar Mariana. 

Escuchar de nuevo, luego de tanto tiempo su perfecto y seductor acento francés lo hizo desequilibrar por completo. No podía descifrar el encanto que la morocha producía en él, al desenvolverse cantándole en ese idioma. No sólo hacía que no pueda pensar coherentemente, dejándolo algo estúpido y embobado, sino que también tenía esa manía de revolverle todo en su interior, mareándolo, haciéndolo flaquear en el intento. Sus labios carnosos bien colocados, pronunciaban con elegancia y ese toque de seducción aquellas palabras que eran desconocidas para él, descolocándolo una y otra vez. 

-…joyeux anniversaire Pedrito, joyeux anniversaire a toi. –terminó la morocha con una gigante sonrisa. Vio como a Juan Pedro le costó volver a la realidad y reaccionar. 

-Vos un día de estos me vas a matar enserio –emitió lo que provocó risa en ella. 

-Si como novio se te cae la cara de embobado, me pregunto cuál hubiese sido tu reacción siendo mi amigo –dijo risueña al imaginarse la reacción de su novio, si ellos hubiesen optado ser amigos. 

-¿Hace falta que te responda? Porque sin duda hubiese mandado al carajo lo de ser amigos y te hubiese chapado como ahora –contestó para luego besar de forma apasionada a su novia.