-Cande…-se paralizó y dudó en darse vuelta, al oír el susurro de su voz ronca, esa que siempre la hizo desequilibrar. Intentó hacer el papel que mejor le sale, el de la tonta que no escuchó nada y comenzó a caminar, pero él la agarró del brazo, provocando que se diera vuelta y atrayéndola hacia él, quedando ambos en una cercanía irresistible. -¿Por qué me esquivas todo el tiempo?- le susurró Victorio-¿Yo? Na…nada que ver..-tartamudeó Candela.-Me parece que me llaman…-se quiso desprender pero él no la dejó.
-¿Ves? Cande yo necesito que hablemos. Me arrepiento de haberme ido y de haberte lastimado tanto. Yo volví por vos Cande…yo nunca dejé de amarte, yo nunca te quise lastimar…nunca quise que terminemos así, si nos amábamos tanto…-le acarició la mejilla con dulzura y a Candela le temblaron las piernas, hace mucho que no estaba tan cerca de él. ¿Cómo no morirse de amor si él le decía que la amaba? Como quisiera volver a degustar sus cálidos labios…¡¿qué estaba pensando?!
-Victorio tenes que entender que yo estoy con Agustín, y que nosotros no vamos a volver. – dijo al separarse y tomar una postura rígida, abandonando los cuentos de hadas, en esas realidades que solo Victorio la transportaba.
-Can…-extrañaba que la llame así.- Si vos y yo sabemos que no sentís nada por Agustín…
-Eso vos no lo sabes…
-Contestame, ¿lo amas?
Su cuerpo tembló todo.-Hace mucho que no veo a Lali…la voy a buscar mejor…- y rápidamente se alejó de él. Victorio pegó con fuerza contra la pared. Odiaba que ella no sea suya como antes.
Había visto esa cercanía, había notado el nerviosismo de ella, había notado como ella lo miraba…Le dolía admitirlo pero sabía que acá había algo. Idiota que pensó que todos los sentimientos de ambos habían quedado en el pasado. No sabía si la vuelta de Victorio tendría algo que ver con el alejamiento que se formó entre ambos.
Ya no había largos besos, ya no había ternura, ya no había tiempo juntos, ni ya lo llamaba por el apodo que ella inventó, ‘Cheeks’, ahora era simplemente ‘Agus’.[center]OoOoOoOooOo[/center]
Una densa y siniestra oscuridad los envolvía a ambos, en ese rincón apartado de la fiesta. Todo había pasado muy rápido para ella. De un segundo a otro, él de la forma más violenta y forzada la había tironeado del brazo, y empujado sin un gramo de delicadeza, contra la pared, encorralándola, cuando ella justo estaba por entrar a la fiesta, y justamente tratando de huir de él.
Crudas amenazas, seguidas por fuertes malas palabras, fueron dirigidas a ella. Le gritaba que ella era solo suya, y que no se imaginaba lo que podía llegarle a hacer a sus amigas y al pobre de Francisco. Él juraba hacerle la vida imposible y miserable, ¿acaso ya él no le hacía ya la vida imposible? Escalofríos le daba la simple idea de que existía algo peor que todo esto.
No solo sus gritos amenazadores inundaban su cara de palidez y temor, sus ojos parecían estar poseídos de locura e ira y además se comportaba violentamente, empujándola o agarrándola agresivamente de su brazo, con el propósito de hacerle daño.
Nada se comparaba al terror que sentía en este momento. Antes sentía miedo porque sabía que en algún lado él estaba, pero teniéndolo en frente era otra cosa. Era la peor de las pesadillas y parecía que nunca iba a acabar.
Ahora se veía obligada a sentir sus desagradables labios sobre los suyos. Hacía el intento de no llorar, pero cada vez se le hacía más difícil y más sintiéndose forzada a seguir un beso espantoso. Parecía que el disfrutaba su sufrimiento, ¡¿cómo podía ser tan enfermo?! Sus labios se posaron en su cuello, mientras que sus lánguidas manos recorrían su espalda por debajo de su remera. La primera lágrima recorrió su rostro. Increíble como él llegaba a manejar la situación, haciendo que ella quede indefensa,frágil. Cerró sus ojos con tal de imaginar algo lindo, crear una realidad diferente a esta siniestra y oscura en la que estaba acorralada. Quería rechazarlo, quería escupirlo como se merecía, quería sacarle sus sucias manos sobre su cuerpo, quería que deje de besarla para que se vaya ese gusto amargo y desagradable de sus labios, quería gritar fuerte para que alguien la socorre, quería pegarle y correr…correr y correr, hasta estar a salvo en los brazos de Juan Pedro, pero no tenía fuerzas suficientes para hacer nada, con Federico a su lado ganaba el miedo y la debilidad.
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SENTIMIENTOS.
RomanceNovela laliter. Es una novela que lei hace mucho y me encanto. Aclaro que no la escribo yo, y no se quien es la autora. Si algun dia lee esto hagase presente