SENTIMIENTOS.

Capitlo 54.

Inexplicable era lo que sentía en aquel momento. Entre una preocupación hasta una extraña punzada de nervios, nervios que le recorrían todo el cuerpo, desde la punta del pie, hasta la cabeza, y que le hacían erizar la piel. 
Cerró la puerta cautelosamente, pero con unas inmensas ganas de abrirla de nuevo, y salir corriendo de aquella habitación en la que estaba. 
Sacó la mano del picaporte, y dejó de mirar hacia esa puerta de madera que pertenecía a la habitación de Gastón, y lo vio ahí, de espaldas a él, pensativo. 
El silencio era absoluto, pero principalmente incómodo. Él, parado dándole la espalda a la puerta, teniéndolo a él enfrente, que también estaba parado pero dándole la espalda. 
No sabía dónde había quedado todo su valor, y todo su coraje. Se habían esfumado como por arte de magia, pero poco a poco los iba recuperando, ya que dentro de todo, ese ser que estaba parado delante suyo era su mejor amigo de toda la vida. 
Tosió apropósito para romper un poco ese silencio y para incentivarlo a hablar de una vez por todas. En un momento se arrepintió de toser, ya que prefería el silencio, antes que su amigo le diga cualquier barbaridad. Pero después de unos minutos, cayó en la realidad de que algún día tenía que enfrentar esto, así que tosió una vez más, con la esperanza de que él comience a hablar, pero nada ocurrió. Se sintió un estúpido por sentirse nervioso, y se recordó una vez más que él era su mejor amigo y que nada iba a ocurrir, ésta simple idea, lo hizo tranquilizar una vez más. Parecía que ese rubio de rulos, estaba esperando que él tome la palabra, y a Pedro no le quedó otra que romper el hielo de una vez por todas. 

Pe: Emm...Nico yo sé que te jode que esté con Lali...
Nic: (dándose vuelta, interrumpiéndolo) Sin embargo no hiciste nada al respecto, te dije que no te metieras con ella, y vos igual seguiste. Acaso no te da vergüenza? Acaso no te da pena? 
Pe: (sin entender) Qué?
Nic: Vamos Peter, no nací ayer y te conozco demasiado. Te pensás que no sé todas tus estrategias, todos tus juegitos y todos tus trucos?
Pe: No te entiendo, no sé de que estás hablando
Nic: Mirá Pedro, te voy a ser más claro, (amenazante) Dejá de usar a Lali, si?
Pe: Usar? Me estás hablando en serio?
Nic: MUY en serio. Te pensás que yo me voy a creer eso de que estás enamorado y todo eso? 

No podía creer lo que estaba escuchando. No podía creer lo que salía de la boca de ese rubio. Bajó la cabeza con total decepción. 

Nic: Qué pasa Pedrito? Te desilusiona que te haya sacado la careta?
Pe: (levanta la cabeza, y lo mira) No, me desilusiona que pienses eso de mi. Pensé que me conocías más, pensé que TE conocía más. Por una extraña razón, tenía la ilusión que me ibas a entender y alegrarte por mi. Pensé que te ibas a alegrar por ella, por tu mejor amiga. Pensé que te ibas a alegrar por lo feliz que estoy con ella, y por que la amo con todo mi ser. Pensé que en vez de pegarme, me ibas a abrazar y felicitarme, pero me equivoqué. Y lo peor de todo, es que pensé que realmente eras mi mejor amigo, ese que me iba a bancar en todas, pero me equivoqué... 

Las palabras de Eugenia resonaron una y otra vez en su cabeza. Las había tratado de enterrar durante todo el día, pero fue imposible, ya que salían y retumbaban en su cabeza, sin dejarlo en paz. 
Ahora podía sentir esa culpa, y ese egoísmo y todo eso que le había contado Eugenia. 
Las palabras de Pedro lo habían destrozado interiormente, ahora el orgullo no podía ganarle a lo que sentía en ese momento. Se sentía terrible. 
"Y lo peor de todo, es que pensé que realmente eras mi mejor amigo, ese que me iba a bancar en todas, pero me equivoqué... " resonaba por enésima vez en su cabeza y le provocaba una angustia en su musculoso y fuerte cuerpo. 
Cómo pudo ser tan egoísta y no ponerse en el lugar del rugbier? Cómo pudo ser tan egoísta y no poder compartir aquella felicidad que estaba viviendo su mejor amigo? 
Solo se había mirado a su ombligo y no se puso a pensar en que quizás su amigo tenía razón, que quizás el castaño no tenía la culpa, que quizás él estaba exagerando todo. 
Se sentía tan estúpido. 
Lo vio a su amigo irse, dirigiéndose hacia la puerta, con la mirada gacha, y descepcionado por su culpa.