Capitulo 58.

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Su mente empezó a tener noción de la realidad. Comenzó a sentir un dolor agudo e intenso en todo su cuerpo. Podía sentir que ya era de día, aunque permanecía con los ojos cerrados, podía percibir esa luz que se escapaba por entre las cortinas y persianas de su cuarto, iluminándolo. Podía oír como un sonido lejano a los niños jugar en la calle y a algunos autos pasar por las calles del tranquilo barrio cerrado, en el día domingo. 
No quería despertarse. Se acomodó en su cama para volverse a dormir. 

No podía volverse a dormir, le era imposible con ese dolor potente, que provocaba que casi no pudiese moverse.
Se sentía mareado, la cabeza le daba ocho mil vueltas al mundo, y sentía como cuchillos clavándose en ella del dolor que sentía. Eran punzadas violentas y dolorosas. 
También se quejaba de su estómago y junto con ella, su espalda y sus piernas. 
Lo que le pareció bastante extraño, era que sentía arder de dolor su ojo izquierdo junto con su nariz. 
Parecía que esto se trataba de una resaca importante, pero porqué? Si ayer no había tomando tanto como para que terminara así? 
Además de los dolores, se sentía raro. No podía comprender porque se sentía así. 
Decidió abrir por fin los ojos y no pensar más. Se quedó un segundo mirando el techo, mientras sus ojos trataban de acostumbrarse a la luminosidad de la habitación. Se brotó los ojos para poder terminar de despertarse, pero al tocarse el ojo izquierdo le dolió de nuevo. Estrechó su mano y se fijo la hora en su reloj de mano. Era tarde. 
Se destapó y pudo notar que se había quedado dormido con la ropa del día anterior. Otra cosa que le pareció rara, ya que no solía dormirse con su ropa puesta. Pero era demasiado temprano para empezar a pensar, así que se levantó de la cama y con el mayor esfuerzo se arrastró hacia el baño. 
Se lavó la cara, a ver si se podía despertar y para ver si esa agua fría le aliviaba un poco su dolor de cabeza. Luego de cerrar la canilla con los ojos cerrados-para disfrutar de esa frescura en su cara- agarró su toalla de mano sin mirar. Levantó la cabeza junto con su vista, y se percató de su reflejo en el espejo. Ahora entendía porque le molestaba tanto el ojo y la nariz. Pero porqué? Porqué tenía un gran moretón y una enorme lastimadura? Acaso se la había dado con un poste y no se había dado cuenta? 
Acaso... 

La: Basta Federico
Fe: No ves? No quiere decirlo, porque no quiere herir tus sentimientos, porque me amaba y andá a saber si me sigue amando...

"Pero vos estás loco?! Cómo le vas a pegar así Pedro!? Vos viste como lo dejaste?! Siempre buscando quilombo, eh?" 

Pe: Perdón..no quería.. 
La: Salí de acá Pedro, ya hiciste mucho.. 

Flashes y más flashes. Su cerebro comenzaba a funcionar a gran velocidad. Imágenes de lo ocurrido ayer a la noche pasaban por su cabeza. Se quedó ahí parado, aún con la toalla blanca de mano en su mano derecha, intentando recordar. No entendía mucho. No tenía muy en claro que era lo que había ocurrido exactamente. No sabía como había terminado en su casa. No podía acordarse de que había pasado en verdad con su ojo. 
¿Acaso Federico le pegó y él nunca se enteró? 
¿Porqué se sentía tan confundido? 
Volvió a sentirse mareado y el dolor de cabeza aumentaba. Se tiró devastado en su cama. 
Era muy pronto como para ponerse a pensar y aclarar sus dudas. 
Vió su celular en la mesa de luz. Lo agarró. 
Nada. Ni un mensaje. Ni una llamada perdida. Nada de nada. 
Eso lo hizo preocuparse. 
Seguirá enojada?

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"Dejá de llorar La, no te podemos ver así..." dijo Rocío con voz preocupada, acariciándole el extenso cabello morocho. 
No había parado de llorar en toda la noche, y ya estaban bastante preocupadas por su amiga. Ninguna de las tres amigas habían pegado un ojo, por haberla estado consolando o solo acompañarla en silencio, mientras lloraba y lloraba. Tenía los ojos inchadísimos y de un color rojo potente y su rostro expresaba la tristeza más grande que había visto en su vida. Las carilinas eran la nueva alfombra de la habitación de Mariana y las lágrimas inundaban la cama de ella. Ya no sabían que decirle o que hacer para calmarla. 
No sabían como hacer para sacarle esa horrible imagen de su cabeza. 

SENTIMIENTOS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora