Capitulo 75.

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Pelo despeinado, ojos hinchados y colorados, pantuflas cubriendo sus pies, piyama de ositos, y con cara de dormida, así salió de la puerta. 
Su cara se iluminó, ahora sonreía. Ya no había lugar para deprimirse, para estar triste, ahora estaba feliz. Ella era la razón por la cual había venido hasta acá. 

Pe: (sonriendo) Lali.. 
La: ¿Acaso querés despertar a todos en mi casa con el timbre?! ¿Qué car+ajo hacés acá Juan Pedro?! 

Parece que ella no estaba feliz de verlo, como él lo estaba. 

Pe: No..sho zolo vine a mi casita.. 
La: Encima de tocar el timbre, borracho?! El olor a alcohol que tenés nene! Y esta es mi casa, no te hagas el que no sabes
Pe: ¿No esh mi casha? (tierno) ¿Dóne queda mi casha? 
La: No sé ni me importa, ahora salí de mi casa, porque vas a despertar a todos.. 
Pe: Pero La.. 
La: (interrumpiéndolo) Chau Pedro

Le cerró la puerta en la cara. ¿Había hecho bien?¿Y si realmente estaba borracho? ¿Y si lo mandaba a su casa estando así como estaba y le pasaba algo? 
¿Por qué había venido hasta su casa? Encima estaba tan tierno así todo borracho... 
Tenía que sacarse esas ideas estú+pidas de la cabeza, no podía ser que él venga a su casa borracho y la haga flaquear así. 
Fue hacia la ventana, solamente para asegurarse de que todo estuviera bien. Lo miró y notó como estaba confundido, mientras miraba a la izquierda y a la derecha, sin saber a donde ir. Apenas se podía mantener parado, pero perdía el equilibrio cada vez que intentaba dar un paso hacia adelante. 
¿Y si lo ayudaba? Total estaba tan borracho que ni se iba a dar cuenta, ¿o no? 
Encima sabía que muy dentro suyo se moría por cuidarlo un ratito. 
Decidida volvió a abrir la puerta. Lo vio sentado en la vereda, cansado de no saber a donde ir. 

Pe: Volviste.. 
La: Vení adentro que acá hace frío..encima si Emi te ve llegar en este estado a tu casa te mata.. 
Pe:(tierno) Mi mami me mata? 
La: Si, dale

Lo ayudó a levantarse, ya que ni él podía caminar solo. Entraron a la casa de los Espósito, y Mariana con mucho cuidado cerró la puerta de entrada. No quiso prender las luces, ya que sabían que eso despertaría a sus padres. Se dirigieron hacia las escaleras, pero antes de subir, Mariana lo frenó. 

La: Tenes que hacer silencio, porque todos duermen y si mis viejos se despiertan y te ven así y a esta hora acá, te matan.. 
Pe: Están haciendo noni?
La: Sí.. (tapándose su boca con el dedo índice) Shh
Pe: (imitándola) Shh

Juan Pedro se apoya en ella para subir las escaleras. Debía admitir que sentir sus brazos sobre su hombro, le produjo ciertas corrientes eléctricas. No les hizo caso, simplemente siguió con su camino hacia su cuarto. Llegaron y todo era un desastre. Todavía seguían las carilinas desparramadas por ahí, la luz apagada y la televisión prendida en una película romántica. Él inspeccionó un poco todo con la mirada, no sabía que buscaba; nada había cambiado en su cuarto, solo ella. Lo ayudó a acostarse en su cama, mientras éste seguía mirando todo. 

Pe: (mirando la tele) ¿Qué mirabas? 

Totalmente intimidada, se apresura y apaga la televisión. 

La: Emm..nada.. 

La morocha va y se sienta a su lado. 

Pe: Tu película favodita, no? Te adcodas que la vedíamosh juntossh? 
La: Emm.. si, me acuerdo..(levantándose) mejor te traigo un té a ver si se te va esa borrachera que tenés
Pe: (frenándola) No..no vashas..quedate conmidgo.. 

No podía creer que él estaba ahí, pidiéndole que no se vaya. No podía creer que estaba ahí acostado en su cama, borracho y tan tierno. La mano de él seguía apoyada en su brazo para no dejarla irse. Le agarró una cosa rara en el cuerpo cuando la mirada tierna de él se fijó en la suya. ¿Por qué justo hoy, el día en el que más sensible estaba, tuvo que venir? 
¿Y si era una señal? 
Tenía dos diferentes Marianas hablándole y haciéndole que haga una cosa diferente a lo que la otra Mariana quería, una era la vieja Lali, y la otra era la nueva Mariana. 
Se sentía tan confundida dentro suyo, se sentía tan confundida teniendo a Juan Pedro a su lado otra vez. 
Volvió a la realidad cuando vio a Juan Pedro abrazar al oso de peluche, el mismo que abrazaba ella hace algunos minutos, y el mismo que él le había regalado. 

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