Capitulo 112.

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Sonrió y acto seguido de mordió el labio, pegando su cuerpo contra la pared del solitario pasillo. Moría por contarles a sus amigas de lo de recién, imaginó a Candela pegando uno de sus gritos potentes. Nunca se imaginarían que Cristóbal los encerró porque…

Francisco. 

Se lo había olvidado completamente. Sacó la sonrisa gigante y la reemplazó por preocupación. ¿Qué haría con él? ¿Saldría con él igual? 
Una confusión la invadió. Suspiró agotada. Todavía le daba vueltas y vueltas el beso de recién, y una parte suya no quería ir a encontrarse con Francisco con todo este revoltijo que estaba sintiendo gracias a ese beso. Antes estaba segurísima de que iba a salir con Francisco y ahora ya no. No era que se arrepentía del beso, al contrario, sino que la dejó más confundida de lo normal. 
Todo rodaba en Juan Pedro, Juan Pedro y Juan Pedro. 
Tenía que decirle no a Francisco. 

Decidida fue caminando por el pasillo para ir a la cocina en busca de su celular y arreglar todo este lío, cuando se frenó curiosa en la puerta del cuarto de Cristóbal a escuchar lo que los dos hermanos hablaban. 

-¡¿Cómo nos vas a encerrar?! ¡¿Estás loco?!

-¿Qué querías que hiciera? No iba a dejar que Lali salga con un tarado- se defendió –Pero no te podes quejar, bien que te gustó, eh.-rió Cristóbal y su hermano mayor lo miró de mala manera.-¿Lali te dejó los labios así de rojos?-preguntó curioso y entre riendo. 

Juan Pedro enseguida se tocó los labios.-No, no…-dijo nervioso y rápidamente entró en razón. -¡Pen+dejo desubicado!-dijo pegándole un almohadonazo. –Mira si ella…-no terminó la frase porque largó una risa falsa. -Los tengo raspados por el frío-aclaró mintiendo. 

-Se, claro.-rió el chiquitín.-Y también ahora me vas a decir que no se estaban besando, sino vos te ahogaste y ella te hacía respiración boca a boca… 

-Exacto

-Y…¿fue en la respiración boca a boca que ella te despeinó así el pelo?- instantáneamente se agarró la cabeza y se empezó a emprolijar su pelo. –Pero lo extraño también, es que Lali estaba también toda despeinada…-siguió Cristóbal riendo, y Mariana desde el otro lado de la puerta lo copió a Juan Pedro. 

-Me parece que le voy a decir a mamá que ya no te deje ver más tele a vos… Pero, escuchame bien enanito de jardín, no quiero más encierros, más nada ¿me escuchaste? Mariana es libre de hacer su vida, tenes que aprenderlo. ¿Me escuchaste bien?- dijo con un tono más amenazador. 

-Sí, mamá-lo burló. 

Ni bien sintió que Juan Pedro se levantaba para salir del cuarto, Mariana se apresuró y volvió a su trayecto hacia la cocina. Al llegar allí, agarró su celular y vio los cuantos mensajes y llamadas perdidas en él, y todas de la misma persona: Francisco. 
Suspiró y marcó el número. No tuvo que esperar casi nada para ser atendida. 

-¡Lali!-y su voz sonó emocionada.-Te estuve llamando ¿qué pasó que no contestabas?

-Tuve un pequeño problemita, pero nada grave. 

-Ya estaba pensando que me estabas por dejar plantado, eh-bromeó Francisco. 

-De eso te quería hablar, Fran…-no supo como decírselo. –No voy a poder ir…

-¿Por? ¿Qué pasó?- su voz sonaba desilusionada y le partió el alma porque sabía que había preparado esta salida con tanto entusiasmo y ahora ella lo arruinaba todo. 

-Em…gracias a ese problemita no voy a poder ir, se me re complica…Perdón…pero ¿qué tal si lo dejamos para otro día?-la trató de remar. 

SENTIMIENTOS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora