Era la primera persona que deseaba ver.
Su corazón palpitaba enloquecido. Llevaba una sonrisa imborrable en su rostro. Un suave y a la vez fuerte cosquilleo en su estómago se formo con la simple idea de ver a esa persona. A la vez sentía un ataque de nervios negativos que le hacían recordar cuanto la había lastimado y cuantas lágrimas había derramado por su culpa.
¿Sería capaz de perdonar? ¿Y si todo esto fue en vano? ¿Y si ya no quería saber más nada? ¿Y si ya otra persona ocupaba su corazón? No quería pensar más en esas horrorosas ideas que se le cruzaban. La simple idea de pensarlas lo mataba por dentro. No quería arruinar su perfecta felicidad de haber vuelto por ideas estúpidas, era mejor distraerse.
¿Estaría cambiada? ¿Estaría aún más delgada? ¿Qué haría cuando estén frente a frente?
Tocó timbre y esperó. Una mujer mayor bastante conocida le abrió la puerta. Nunca se imaginó que Fransisca, la empleada de la casa, le diera tanto gusto verlo allí. Lo abrazó contentísima y preguntó por su ausencia. Esquivó la pregunta y le preguntó por ella. Le anunció que no se encontraba en casa que había salido hace mucho y que creía que se encontraba en la plaza del barrio cerrado. Con euforia y alegría se despidió, acto seguido emprendió camino hacia la bendita plaza en donde se reencontrarían después de mucho tiempo. Ojalá el tiempo haya curado sus profundas heridas, ojalá no le guarde rencor...ojalá
Durante el camino pensaba en las posibles palabras, en las posibles explicaciones, hasta incluso imaginaba cómo sería su reencuentro.
Llegó por fin al lugar donde estaría ella. Ya no aguantaba más la ansiedad. Semanas y semanas sin poder contemplar su dulce rostro, sin poder besar sus delicados labios, sin sus tiernos abrazos, sin su sonrisa ni sus miedos infantiles. Había aguantado hasta el día de hoy, pero ya no podía más. Sentía necesidad de ella.
La buscó con la mirada, sin sacar su sonrisa de feliz cumpleaños de su rostro. Cuando ya había perdido las esperanzas de verla ahí, la vió. Estaba más linda que nunca. Estaba más bronceada, e igual de delgada. Sonreía feliz, y nunca le agradó tanto verla tan feliz, significaba que no era infeliz porque se fue. Cualquier baboso se hubiese quedado atontado por la maravillosa sonrisa y por como sus mejillas estaban algo coloradas. ¿Cómo podía ser tan simple y natural, y tan linda a la misma vez? Se escuchaban sus carcajadas desde donde estaba. Había extrañado el ruido de su risa y hasta podía decir que había extrañado sus peculiares gritos. No quiso mirarla más como un idiota enamorada y decidió acercarse a ella.
Se frenó en seco y no dió ningún paso más. Su corazón se autodestrulló y no quedaron señales de vida en su interior. Su sonrisa se desvaneció de un segundo a otro. Un escalofrío junto con un vacío interior lo dominó. Eso pasaba por haberla dejado ir.
Ahora ella besaba otros labios con ternura y con amor. Se lo merecía. Se lo merecía por ser un terrible cobarde que no afrontó sus problemas a su debido tiempo y dejó ir al amor de su vida. Se lo merecía por haberla hecho sufrir, por haberla hecho llorar día y noche, por haberla hecho ilusionar que en un futuro él iba a volver.
Tarde. Llegó tarde. Exactamente [i[dos meses[/i] tarde.
¿Y qué iba a hacer ahora? ¿Volverse con su padre después de haberse soltado de él? ¿Hacer cómo si nunca hubiese vuelto? No quería que lo viera ella acá, no quería dar lástima. ¿Qué le iba a decir a ella? "Hola volví después de dos meses y nunca dejé de pensar en vos, te amo'' Sería un completo egoísta. Lo mejor era dejar las cosas como están. Ella se la veía muy feliz con otro, había cambiado su vida. No quería arruinarsela de nuevo.Venía con mil cosas en su cabeza. Preparativos, fotos, comida, reconciliación, nervios... ¿todo iba a salir bien?
Frenó para tomar aire fresco y puro. Se tranquilizó bastante. Cerró los ojos y volvió a respirar hondo.
Siguió caminando unos pasos hasta que se detuvo otra vez. Su mirada se volvió algo confusa y fija en un punto. Lo miró más profundamente porque aquel rostro le resultaba tan conocido...Al verlo de perfil no podía reconocerlo. Se encontraba parado con la mirada medio sorprendida mirando algo lejano que ella no llegaba a ver. Una disparatada idea se le cruzó por la cabeza pensando que podía ser él...imposible..Se rió con solo ver por donde se dirigió su mente. Pero es que era tan parecido, mismas facciones..mismos gestos..mismo todo..tenía que ser él...
"¿Vico?" cuestionó sin pensarlo, dejando que sus pensamientos obren por ella. Instantáneamente ese morocho se dio vuelta al escuchar su nombre y la vió. Una inmensa sonrisa apareció en el rostro de ella. Fue como encender una chispa de luz en su cara, no podía estar más feliz.
Sin dudarlo tiró todo al piso, sin importarle absolutamente nada, solamente aquella persona que estaba parada a unos pasos suyos, ese amigo que no veía hace tanto tiempo. Corrió a su encuentro y de manera intensa y fuerte lo abrazó. Empezó a gritar de la emoción, a hacerle billones de preguntas, a abrazarlo otra vez afectuosamente...pero él no se mostraba con demasiado interés, sino que su cara ya no era como la recordaba, esbozó apenas una sonrisa, pero esa supuesta alegría no llegó a sus ojos.
Estaba concentrado y mirando con tristeza algún otro punto. Con curiosidad miró y sintió pena por él. Lo entendía más que nadie, entendía el dolor de ver a la persona que amás con locura con otra persona, mostrándose feliz de la vida...
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SENTIMIENTOS.
RomansNovela laliter. Es una novela que lei hace mucho y me encanto. Aclaro que no la escribo yo, y no se quien es la autora. Si algun dia lee esto hagase presente