Capitulo 106.

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La fue bajando con delicadeza hasta que los pies de ella sientan el piso, ya que se le hacía bastante incómodo besarla cuando sus manos estaban ocupadas tratándo de sujetarla. La aferró de la cintura y la atrajo hacia su cuerpo. Ella ahora lo despeinaba dulcemente y cada vez más el beso se iba intensificando. 
No le importaba nada, ni las consecuencias de ésto, ni de que se habían vuelto el centro de la atención, ni lo que pasaría después. 
Poco a poco la fue llevando hasta quedar ella contra una pared, con tal de que ella no se le escapara, aunque sabía que no iba a ser así. Recobró ese dulce sabor de los labios de ella que pensó que había perdido y que tanto había extrañado. Lentamente fue recuperando los sentidos, y cayó en la realidad. Ahora sentía la música de fondo y como la gente gritaba ante una canción, y hasta pudo percibir el gran esfuerzo que hacía Mariana para mantenerse en puntita de pie al besarlo, rió interiormente ante aquello. Los besos ya no eran tan pasionales, eran más tiernos y con dulzura al tener que recuperar el aire perdido. 
Se quedaron ahí, con ansias de los labios del otro, rozando sus narices, al esperar que sea el otro el que hable o que sea el que se separe completamente. 

La: (riendo traviesa) Me besaste y me arrinconaste contra la pared

Ríe algo avergonzado y baja su cabeza. 

La: Mirá, todo el mundo nos mira.. 
Pe: (aclarando) TE miran.. ejem
La: (riendo) Ce-lo-so

La mira y resulta tan linda borracha, tiene un acento peculiar y tierno. Nota como la morocha se toca la frente al cerrar los ojos y el semblante de él cambia. 

Pe: (preocupado) ¿Estás bien?
La: Sí, nada más me siento algo mareada.. 
Pe: Vos y el alcohol. Vení, sentate acá.. 

No quiere retarla otra vez, están bien y no quiere que por lo menos esta noche no haya más pelea entre ellos. Además no podría, porque ya no sentía ningún mínimo enojo hacia ella, no podía enojarse con ella. Y hay que agregarle que sería injusto ya que incontables veces él estuvo borracho y fue ella quien cuidó de él, pero mejor no recordar la última vez que estuvo alcoholizado. 
Ambos se sientan de nuevo en unas sillas. 

Pe: Te voy a buscar algo para que tomes, así te sentís mejor.. 
La: (frenándolo) No, estoy bien. (sonriendo) Solo necesito un par de mimitos.. 

Le regala un tierno y ruidoso beso en su cachete, y tranquilamente apoya su cabeza en su hombro de él. Sonríe y extrañamente se siente feliz, pero una felicidad plena que hace mucho no sentía. El beso lo dejó un poco tonto todavía. 
Al bajar su cabeza y recién se da cuenta de que su mano y la de ella están entrelazadas desde el momento en que se dejaron de besar. 
Siente un leve pero cariñoso cosquilleo y la ve a ella entretenida pasando su dedo por su brazo. 

La: (haciendo puchero) No me dijiste si estaba linda hoy.. Me puse linda solo para vos.. 
Pe: (ríe) Mariana, algunos comentarios deberías guardártelos y no compartirlos conmigo, ya te dije mañana te vas a querer matar.. 
La: No, Mariana no me digas. No me gusta.. (sonriendo) Decime, Lali
Pe: Bueno está bien, Lali. 
La: Todavía no me respondiste.. 
Pe: Demasiado escotado 
La: (sonríe) Pero eso no es una respuesta
Pe: Para mi sí lo es, pero debo decirte que estás muy linda.. 

Emocionada le responde con un corto beso en sus labios que lo deja bastante aturdido. En cualquier momento esta chica lo iba a matar de un patatús. Se quedaron ahí, medio abrazados, contemplando a la gente que bailaba. Cualquier persona que no los conociera hubiera pensado que ambos habían vuelto a ser novios, ya que actuaban como tales. 
Le ofreció ir afuera ya que la música tan alta no le era favorable a su dolor de cabeza. Ella asintió y al ayudarla a pararse vuelve a presionar sus labios con los de él, dándole un seductor pero corto beso en sus labios, dejándolo completamente boquiabierto. Al separarse mira hacia la izquierda y él la copia para ver a qué miraba. Se encuentra con un grupo de mujeres mirándolos solo a ellos y ríe al comprender la razón del beso, nada más quería marcar territorio. "Vení, vamos" le susurra al volver agarrar su mano y encaminarse hacia afuera del establecimiento. 
La entrada de su colegio era bastante llamativa y amplia, llena de flores de todos los colores y bastante iluminada al ser altas horas de la noche. Todo está en silencio, ya no molesta esa música, y son los únicos que están ahí, probablemente había otros alumnos pero bastante más alejados de dónde estaban ellos. Hace frío afuera, y ella solo está con ese elegante y sexy vestido. La ve temblar y sin que le diga nada le entrega su saco negro de su traje. En respuesta ella sonríe con ternura y queda enamorada del olor de hombre proveniente del abrigo. Mariana se suelta de la mano de Juan Pedro y como puede se dirige hacia un banco rodeado de lindas flores y ella se queda asombrada como si nunca había visto una simple rosa. No le queda más que sonreír mostrando sus dientes, acomodándose con el marco de la puerta, mirándola. 
Luego de maravillarse por las flores y suspirar profundamente aire fresco, lo mira a él, y puede notar la pose de canchero y esa sonrisa matadora que la enamoró. Le hace señas con su mano para que se siente junto a ella. 

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