Capitulo 115.

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Detestás Química y todo lo relativo a ella. No te llevas bien con los elementos, tu archi¬enemiga es la tabla periódica, y el lenguaje utilizado es chino básico para vos. La profesora tampoco ayuda a tenerle algo de afecto a la materia. Es antipática, sentís que te odia, y su escalofriante y falsa sonrisa de payaso desde un principio te aterró. Además nunca te gustó como suele combinar su vestuario. 
Más detestás tener esa intragable materia a la última hora del día viernes, que en lo único que pensas es agarrar tus cosas e irte, y no volver hasta el lunes siguiente. 
Hasta recién no habías caído en la cuenta de que es viernes otra vez. Te sorprende la velocidad del tiempo. 
Analizaste por unos minutos lo mucho que había pasado esa semana, pero a la vez, no había pasado nada, y eso es lo que más te preocupa. 
Giraste tu cabeza hacia la derecha y observaste a tu mejor amiga sentada a tu lado. Mariana llevaba esa triste y vaga expresión desde hace ya varios días, y vos sos la única que sabe el porqué. 
Te duele pensar en que hayas desconfiado de ella, cuando no tenías ni idea de la situación espantosa en la que ella está metida. Te duele saber que no podes hacer nada por ella, no podes calmarle ese temor y sacarle una sonrisa. 

Te quedaste toda la noche sin dormir, dudaste, meditaste, y trataste de usar ese famoso ‘pensamiento lateral’ pero lamentablemente no llegaste a otra conclusión, estabas segura que ella era ella, y él era él. Te guardaste todo en tu interior, y no lo compartiste ni con Eugenia ni con Rocío. La estudiaste a Mariana, ella actuaba normal, y te preguntaste hace cuánto la morocha viene con este secreto.
Llegado el martes, decidiste que esta situación no daba para más, esa fea imagen te carcomía la cabeza. Tocaste el timbre de su casa en esa tarde del martes y fue Mariana quién apareció detrás de la puerta con una gran sonrisa. ¿Cómo una persona, como lo era Lali, le podía mentir así a todos? 
Le pediste de hablar, y ella algo confundida, porque claro vos estabas muy seria, accedió. Fueron juntas a su cuarto para hablar a solas. 

-¿De qué querías hablar, Can? 

-No sé, ¿vos tenes algo para contarme?-tu tono sorprendió algo a Mariana. 

-Hay algo que no estoy entendiendo, ¿me perdí de algo? 

-Yo me parece que me perdí de algo. ¿Por qué nos mentís? Yo creía en vos, yo creía que habías cambiado, pero se ve que me confundí…-y ahora tu tono sonó más tristón.

-Can, no sé de qué me estás hablando.. 

-Hace varios días, con Euge y Rochi, te venimos notando rara…Recibís mensajes y llamadas y no nos decís quién es…Lo dejamos pasar, pero a esto ya no puedo dejar pasar, me desilusionaste mucho, Lali… 

-Cande me estás preocupando, ¿qué no podes dejar pasar? ¿por qué te desilusioné?

-Te vi el otro día con Federico.-escupiste y Mariana instantáneamente cambió la expresión y se puso pálida. 

-¿De qué..qué ha..hablas, Cande? Mira si yo…-y notaste como repentinamente se puso nerviosa. 

-Lali, los vi besándose.-la interrumpiste.-¿Federico otra vez?¡¿Federico?! De cualquier persona me lo hubiese esperado pero menos de vos, con todo lo que te hizo, seguís viéndote con él. Será que nunca cambiaste…-y dolida con esas palabras te levantaste y te fuiste hacia la puerta, pero ella te frenó. 

-Pará Cande. Sí, él me estaba besando…pero no es lo que te parece. Me muero por explicarte, pero no puedo Can…-dijo con voz apagada.

-Já. ¡¿No podes?! A ver, ¿por qué no podes?-Mariana se quedó en silencio y bajó su cabeza. Reíste sarcásticamente. No te quedaba más nada que hacer acá. Abriste la puerta con el fin de irte, pero…

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