Capitulo 123.

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-¡Sorpresa! –escuchó gritar con fuerza, aturdiéndolo por completo, ni bien las luces se prendieron. Se quedó duro en su lugar, sin poder reaccionar. La música a un alto volumen comenzó a sonar y sus ojos pasaron de las luces a las guirnaldas y los globos de colores, hasta concentrarse en la cantidad de gente que estaba enfrente suyo, sonriéndole. Distinguió a sus amigos reunidos a poca distancia de él, a su familia entera un poco más al fondo, a sus amigos del colegio, a los de rugby, y a amigos de distintos lados. Una inmensa felicidad brotó dentro suyo, sin poder creer que todos ellos se encuentren ahí, y hasta le hayan hecho una fiesta sorpresa. No sabía cómo reaccionar, y lo único que le salió hacer fue girar su cabeza hacia atrás con su más grande sonrisa, sin todavía poder creer esta locura. La vio apoyada contra la pared, unos escalones más atrás suyo, sonriéndole con su perfecta sonrisa, mientras le guiñaba el ojo. Volvió su vista al frente, y vio como sus más amigos se fueron acercando a él, mientras él bajaba los escalones que le faltaban. 
Cada uno le dedicó una cálida sonrisa, junto con un fuerte abrazo y un ‘feliz cumpleaños’. 

-¿Te gusta como quedaron los globos? Nicolás me los criticó –saltó Candela al dejar de abrazarlo con aires tristes. Juan Pedro enternecido volvió a abrazar a su mejor amiga. 
Al terminar con sus más amigos, intentó darse vuelta para buscar a su novia, que ya no estaba más detrás suyo, pero su familia lo frenó para saludarlo y llenarlo de abrazos. Agradeciéndole a su hermano pequeño, sonrió al encontrarla. La localizó entre la multitud, ayudando a Rocío terminar con unos arreglos de la fiesta. 
Se camufló de los invitados, yendo directo a su objetivo. Estaba sola, sin Rocío a su alrededor, colocando unos vasos sobre la mesa. 

-Así que vos eras la que me distraía mientras los chicos preparaban todo esto. Mira vos, eh…-emitió sonriendo al ubicarse a su lado, con las manos en sus bolsillos. 

-Técnicamente era Cande, pero me costó entender que al final era yo. –rió Mariana, al terminar de poner prolijamente los vasos sobre la mesa. 

-Por eso Cande quería llevarme afuera de casa…y por eso vos no me dejabas bajar, encerrándome en mi cuarto…-dijo al acercarse más a ella, sin perder su sonrisa. 

-Sí, y por eso mismo inventé lo de los tres deseos… -habló divertida. 

-Me quedo corto con un gracias –susurró tierno al abrazarla. –Muchas gracias. –rió suave, sin dejar de abrazarla. 

-Me parece que hay mucha gente esperando saludarte, cumpleañero. –emitió al separarse solo un poco de él. –Anda que después nos vemos –besó su mejilla, para luego marcharse a seguir ayudando a sus amigas con algunos preparativos que quedaron pendientes. 

La siguió con la mirada, hasta perderse entre la multitud. Repentinamente, de manera brusca, siente como lo empujan contra la pared, golpeándose su espalda contra ella. Levanta su vista confundido, y se encuentra con sus tres mejores amigos, enfrente suyo y de brazos cruzados, mirándolo seriamente. 

-¿Qué pasa que están tan serios? ¿Qué pasó? –preguntó entre risas. Parecía que a ellos no les causaba ninguna gracia. 

-A vos qué te pasa –replicó en un tono agresivo Nicolás, acercándose a él. Juan Pedro abrió los ojos sorprendido, pero sin poder despegar su sonrisa de su rostro. –Sos un cag+ón

-Ey, Nico pará. ¿Qué hice? No entiendo…-se defendió el castaño. No entendía, hace cinco minutos los había abrazado, y todo parecía estar más que bien.

-Sabes muy bien lo que hiciste, Peter…-contestó Victorio. –Pero no puedo entender ni porqué ni cómo pudiste hacerlo… 

-Pensé que por lo menos esta vez ibas a aprovechar esta oportunidad… -añadió Gastón. 

SENTIMIENTOS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora