Capitulo 120.

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Entró sin salir de sus propios pensamientos, con la mirada algo vacía, y pasos vagos. Se desplomó en un sillón, suspirando hondo, sin percatarse de que las miradas de sus amigos estaban posadas en él. Se despeinó su escaso pelo, volviendo a suspirar, con su vista todavía baja. 

-Ey, Peter…¿qué pasa? –preguntó Gastón mirando el estado de su amigo. 

-¿Eh? –calló de golpe a la realidad, levantando la vista, y viendo como sus amigos lo miraban. 

-¿Qué pasó? –le volvió a repetir pero esta vez Victorio. 

-¿Con qué?

-Con esa caripela que tenés…-le respondió el rubio pelilargo. 

-Ah…-y volvió a suspirar. –Nada, nada…-volvió a mirar para abajo, pero al no escuchar ninguna respuesta por parte de sus amigos, levantó su vista y se volvió a encontrar con ellos mirándolo de tal forma para que largue todo. –Lali no viene hoy a la noche…sale con Francisco… 

-¿Y vos estás bajón por eso? –le preguntó sorprendido Victorio. –No, no y no. Faltan horas para tu cumpleaños, y te quiero arriba. No te quiero bajón. Además yo por lo menos me siento herido…¿qué somos nosotros entonces? Dejála que Lali se vaya con ese nabo…vos la vas a pasar bomba con nosotros. –Victorio se sentó a su lado, logrando sacarle una sonrisa. 

-Che… y hablando de Lali…¿qué onda? –preguntó divertido Gastón. 

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-Ay, ¡no lo puedo creer Lalu! Peter nos contó muy en resumen, pero ni nombró que durmieron abrazados y todo–emitió más emocionada que antes, Candela, mientras la abrazaba al terminar de escuchar todo el largo y detallado relato de Mariana. 

-Ahora entiendo, nosotras que salimos porque como no los escuchamos más gritar en la cocina, nos asustamos…y pensar que estaban chapando, eh. –agregó Rocío. –Y encima vos que no querés ir a su cumpleaños porque salís con…

-¡Sh! –las calló Eugenia de golpe, que hicieron que las tres volteen. La encontraron con su oído apoyado sobre la puerta que daba a la habitación donde los chicos estaban. –Vengan y escuchen –ordenó sonriendo. Las tres se acercaron algo extrañadas y se dispusieron a escuchar. 

-Che… y hablando de Lali…¿qué onda? –preguntó divertido Gastón. -…tanto abracito, tanta tormentita, tanta pesadilla…hubo chape. –prosiguió Gastón. Mariana del otro lado abrió los ojos sonriendo, mientras las demás la miraban con una sonrisa más grande que la de Mariana. 

-¿Qué decís? –disimuló Juan Pedro. 

- Juan Pedro, somos pocos y nos conocemos muuucho. –siguió divertido Nicolás. 

-Pero mira si me voy haber chapado a Lali ayer, con todo lo que pasó.

-Con más razón, te aprovechaste de que ella necesitaba afecto. Ningún bol+udo, eh –dijo riendo Victorio. 

-Mejor cállense. –contestó Juan Pedro, haciéndose el ofendido. 

-¡Te la chapaste! ¡Te la chapaste! –cantaron los tres a coro en tono burlón. 

-Lo peor es que recién en la cocina también se la chapó. –agregó riendo Gastón. Juan Pedro abrió los ojos como platos. 

-¿Cómo sabes? –le preguntó sorprendido. 

-Apa, eh… lo admitís. –rió nuevamente el pelicorto, guiñándole el ojo. –Me extraña araña, yo sé todo. Además lo dice tu caripela. 

-¿En la cocina? Mira vos, che…Definitivamente sos mi ejemplo a seguir. –rió Victorio.

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