Capitulo 98.

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Una excelente compañía acompañada por un par de risas y chistes. Su amiga se iba quejando del frío que estaba haciendo y se culpaba a ella misma por haber salido desabrigada de su casa, y algo de culpa fue a parar para él porque la obligó a apurarse cuando salieron de su casa. Él al contrario, se reía de ella y de lo grande que le quedaba el buzo de él. Se lo había dado no solo por el frío, sino esos chiflidos de los babosos al verla caminar con él. 

Mic: Juan Pedro no te rías de cómo me queda el buzo! No es mi culpa que seas rugbier
Pe: Es que te queda muy gracioso, Michi, 
Mic: Ya sé que a Lali le quedaba mucho mejor que a mi

Vió como se llevó la mano a la boca, callándose. Por un momento sintió el arrepentimiento que ella sintió al haberla nombrado. 

Mic: (abrazándolo) Perdón, perdón, perdón! Soy una idiota! Merezco que el buzo me quede mal! 

Se rió con ganas. Tenía razón, a Mariana le quedaba pintado su buzo, o quizás era por el hecho que para él todo le quedaba bien, y más algo suyo puesto. No iba a negarlo, pero prefirió evitar el tema de conversación. 

Pe: Yo no dije que te quedaba mal, dije que te quedaba gracioso. No mezclemos las cosas, Mich. 
Mi: Falta mucho? Me duelen los piecitos
Pe: (sonriendo) Estás peor que Cristóbal, vos. No te puedo llevar a ningún lado porque te cansás! 
Mi: Bueno, pero, ¿falta mucho?

Ni bien dijo eso, entraron en el club. No había nadie para ser un sábado a la tarde, quizás la tormenta los espantó a todos. Había algunos dando vueltas y otros con sus respectivos equipos jugando un partido. No le gustó nada que los de fútbol hayan mirado extremandamente de arriba a abajo a María Paz, y mucho que sean solo de unos catorce, quince años, unos nenes para él. Agradeció que tenga puesto su buzo, porque sino era capaz de volver a la cada de M.Paz y obligarla a que se ponga algo decente. Instintivamente la abrazó por la cintura, para demostrarles que a ella no se la miraba. Ella rió y lo abrazó también. 
Pasaron todo el camino que era al aire libre, para poder ir donde Juan Pedro tenía que ir, a la secretaría del club. Ella lo acompañó aún abrazada de él, como él todavía lo hacía. 
Para ir a la secretaría primero debías entrar a un salón grande, donde mostraban todos los premios y diplomas. 
María Paz no lograba entender porque su amigo se había quedado estático, al abrir a penas la puerta que daba a este gran salón por donde debían pasar. No podía comprender su rostro, ya que estaba algo confuso y sorprendido a la misma vez, frunciendo la frente en señal de preocupación. 

Mic: (riendo) ¿Qué pasa, Peter? ¿Por qué no abrí..
Pe: (callándola) Sh, sh.. 

Ahora entendía menos. Pedro se inclinó más hacia la puerta, acercando aún más su oreja, como para escuchar más fuerte y con más claridad. Ella no escuchaba nada. ¿Qué pasaba? Por eso mismo decidió hacer silencio, y acercarse para poder escuchar lo que su amigo escuchaba atentamente. 

"¡¿Me podés decir por qué le pegaste?!" gritó una voz femenina algo enojada y frustrada. Según sus deducciones estaba en el medio de una discusión, pero no encajaba que Pedro esté interesado en esta conversación. ¿Candela lo había contagiado del chusmerío barato? Siendo tan mejores amigos los dos, cualquier cosa se podía esperar. ¿Desde cuándo le interesaban este tipo de cosas? 
"Ya te dije que es tema mío y de él" escuchó decir por boca de un hombre, que la hizo despertar de sus estúpidos pensamientos. "Admití que usaste esto de excusa para venir a verme, lo sé.." escuchó que agregó él, con voz sensual y provocativa. Le llamó la atención que al decir eso, el cuerpo de Juan Pedro se tensó de furia. ¿Quién era ella y quién era él para que se ponga así? 
"No jodas, Martín.." le respondió ella en todo despreciativo como rechazándolo, ahí sintió como Juan Pedro volvió a la normalidad. ¿Martín? ¿Era el mismo Martín que ella conocía? ¿El enemigo de toda la vida de Peter? ¿Era él? 

SENTIMIENTOS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora