Capítulo 41

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*narra Teresa*

Marta: ¿Qué pasa? ¿Que si no montamos pollos no somos felices?

Víctor: Te podrías haber callado, Teresa.

Martina: Eso, Teresa. ¿Por qué lo has hecho? Te creía mi amiga.

Teresa: Pero Rocío también lo es, no se merecía tanto engaño.

En realidad, no confieso mi verdadero motivo. Es pura estrategia, debilitar psicológicamente al contricante para que no esté al cien por cien en la prueba de mañana. ¿Maldad? Yo lo llamo estrategia...

Martina: ¡¡Pero tendrías que haber dejado que se lo dijera yo!!

Teresa: Nunca lo habrías hecho.

Mauro: En eso tiene razón.

Martina: Mauro, no te metas.

Mauro: Joder, Martina, estoy metido en esto desde el primer día. Ahora que se ha destapado todo, sigues siendo una cobarde.

Martina: No te atrevas a hablarme así delante de todos.

Mauro: ¿Por qué no? Tienen que saber que eres una cobarde y una mentirosa.

Martina: ¡BASTA! Esto ha llegado demasiado lejos. Lo siento, chicos, siento haber fastidiado la noche.

Y ella también se va.

*narra Martina*

Se me nubla la visión a causa de mis incontrolables lágrimas. Echo a correr, necesito escapar, gritar... Corro como nunca he corrido en mi vida, tan rápido que no me siento ni las piernas. Genial. Mi subconsciente me ha llevado a la fuente. Le pego una patada a la fuente, con la que solo consigo hacerme daño. Vago sin un rumbo fijo hasta que llego a los columpios. Ya sé a quién acudir.

Detrás del delantalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora