Detrás del delantal

Capítulo 196

CAPÍTULO 196

*narra Rocío*

Lucas: Vamos, es por aquí. - me dice, ya cansado.

Lo sigo a regañadientes. He sido estúpida, idiota, confiada, ingenua... He cometido la locura más grande del universo. Después de besarnos, he sufrido el momento de debilidad más grande de toda mi vida, he dejado todo mi interior a merced de Lucas y, presa de mi atontamiento por culpa de la felicidad, mis cuerdas vocales han actuado por sí mismas, sin consentimiento de mi cerebro. Sí, se me ha escapado un estúpido "te quiero". Él se ha zafado sin delicadeza de mí y se ha limitado a decir: "Esto no ha pasado". No le he vuelto a dirigir la palabra desde ese momento. Entonces... ¿por qué me ha besado? ¿Por qué nuestros cuerpos juntos desprendían tal electricidad? ¿Soy otra pieza de sus juegos? Me niego a admitirlo. Pero tengo el orgullo suficiente como para no tocar este tema durante un rato. Al final se acabará dando cuenta de lo que se pierde...

Lucas: Ya falta menos, empiezo a escuchar la corriente del agua. - se gira para comprobar que sigo detrás de él y me limito a ponerle cara de asco.

Resulta que Lucas se orienta muy bien. Espero que no estemos yendo por el camino equivocado, no podría soportar estar más tiempo a solas con él.

Seguimos unos quince o veinte minutos ascendiendo hasta que oigo gritos. Gritos de diversión. ¡BIEN! ¡AHÍ ESTÁN LOS CHICOS! ¡YA NO TENDRÉ QUE SOPORTAR MÁS AL CENUTRIO ESTE!

Llegamos al lago y me encuentro con un panorama realmente alentador. Guerra de barro. Marta, Aina y Mendi revolcándose por el suelo. Ana y Manuel lanzándose bolas de barro a una distancia prudente. Marco restregándole barro a Martina por todo el cuerpo. Lluc tirándole lodo a Guillermo por la espalda. Víctor se abalanza sobre Mendi y Mauro interviene. Un caos, vaya. Pero parece divertido. Las tiendas de campaña están a medio montar y no se han salvado de la suciedad.

Rocío: YA OS VALE, ¡PODRÍAIS HABERME ESPERADO! - grito, de modo divertido, mientras hundo mi mano en el barro y le tiro una bola a Lucas en plena cara.

Martina: ¡ROCÍO! ¡¡HAS VUELTO!!

Me incorporo a la guerra y me olvido por unos instantes del cobarde de Lucas. Mi único objetivo ahora es llenarme de barro hasta las orejas.