Capítulo 114

147 10 0
                                    

CAPÍTULO 114

*narra Aina*

Mauro: Con este juego no vamos a conseguir nada de tregua, va a incrementar el mal rollo.

Martina: Que más da, juguemos, tengo curiosidad por saber qué piensan. - Martina y Mauro levantan la mano los primeros. Manuel y Ana también. Y Guille. Y yo. Fin. Él único que no la levanta es Víctor.

Víctor: Es que me gusta más Aina para Mauro. - me mira levantando una ceja. Esto es la guerra.

Martina: Anael. - dice, ignorándolo.

Manuel: ¿Anael? ¿Quién es ese?

Martina: ¡Idiota! ¡Sois Ana y tú! Ana y Manuel, Anael.

Manuel: Uh, qué vocabulario más moderno. - Todos levantamos la mano, menos Víctor.

Aina: Pero tío, ¿qué te pasa? - exploto, porque además, no para de mirarme.

Víctor: ¿Hay algún problema en que mi opinión sea diferente al resto?

Manuel: Claro que no, libertad. - mira a Víctor, cuidando sus palabras. La verdad es que desde que se fue Marta, se ha vuelto un chico todavía más oscuro.

Mauro: Opino que Anael es la pareja más consolidada de todas desde que pisamos esta residencia. ¡Un hurra por Anael!

Empezamos a cantar: "QUE SE BESEN, QUE SE BESEN". Sé que Ana odia estas cosas y eso me anima a cantarlo todavía más fuerte, me encanta picarla. Nos enseña el dedo corazón a todos, pero finalmente le da un dulce beso a Manuel, después del cual, los dos se quedan con cara de tontos, cara de enamorados. La misma cara que se me quedó cuando besé a Marcos. Dichoso amor. La sala se inunda de un gran y entonado "OOOOOOH".

Víctor: Perdonad que discrepe, chicos. - carraspea - Simplemente no he votado a Anael porque creo que Manuel y Martina, Manutina para los amigos, y Ana y Marco o Anarco, como prefiráis, pegan más. - lo dice con prepotencia y en vez de mirar a los afectados, me mira a mí. Sé lo que intenta, pero no va a conseguirlo. Manuel aprieta los puños y parece muy nervioso, pero Ana le mira con cara de "No le hagas caso".

Aina: Claudia y Víctor o Clautor, aunque queda fatal, - contraataco, no puedo permitir que Víctor esté en este plan y se quede tan ancho - creo que están hechos el uno para el otro: prepotentes, se creen el ombligo del mundo, juegan con los sentimientos de los demás... ¡Manos arriba! - digo, pensando en una de las frases más frecuentes de los jueces en los programas de Masterchef.

Yo la levanto la primera y poco a poco, la levantan todos, menos él, claro.

Aina: Lo siento, creo que la gente no te ve futuro con tu querida Marta. - os juro que yo antes de llegar a este programa no era así de desagradable, pero la situación lo requiere.

Manuel: Basta. - nos mira a Víctor a y a mí, poniendo paz - Os voy a proponer la pareja más real de todas: Maurocuti. Mauro y Mendicuti, por si no había quedado claro.

Mauro ríe y levanta la mano. Todos la levantamos, divertidos. Menos Víctor, evidentemente.

Manuel: ¿Y con Maurocuti qué te pasa? Ahí sí que no hay discusión.

Víctor: No es que no me guste, de hecho, son perfectos. - me sigue mirando, en vez de mirar a Mauro. Me está poniendo muy nerviosa - Pero creo que hay una pareja todavía mejor para Mendicuti: Martacuti, ¿qué opináis? - coge su vaso lleno de naranjada, lo levanta, enseñándomelo, como si me dijera "A tu salud" y empieza a beber, mientras levanta la otra mano que no está ocupada, sin dejar de mirarme. Manuel la levanta. Martina también. Y Guille.

Ana: Yo tengo dudas.

Finalmente los únicos que no la levantamos somos Mauro y yo. Y empiezo a darme cuenta de que si más de la mitad prefieren la pareja Martacuti, ¿por qué no iba a preferir Marcos estar con Marta?

Víctor: No os engañéis, todos sabemos que las verdaderas parejas son: Ainauro, Manutina, Anarco y... Martacuti. - me mira fijamente.

El miedo se apodera de mí, el miedo a hacer el ridículo, el miedo a que me quiten al chico de mis sueños. Y un deseo de poseerlo, de poseerlo sin nadie que se interponga entre nosotros, llena mi interior y se convierte en el único propósito que me importa.

Mi mirada destella odio, venganza, cuando miro a Víctor y le digo, moviendo los labios sin emitir sonido alguno, "Acepto".

Y se va, con aires de suficiencia tras haber conseguido lo que quería, antes de que le linchen por el último comentario que acaba de soltar.

Detrás del delantalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora