Capítulo 146

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CAPÍTULO 146

*narra Daniel*

Mi corazón va a mil. Oigo los pasos de Eva recorriéndose toda la habitación y me sobresalto cuando su pie toca el mío. Ella se agacha y me encuentra hecho un ovillo debajo de su cama.

Eva: ¿Qué haces aquí? - se extraña mientras me ayuda a salir de ahí abajo.

Daniel, corre, invéntate rápido una excusa. Es la primera vez que estamos a solas y eso solo hace que tenga menos capacidad de razonamiento.

Daniel: Yo... - hago pucheros con los labios - Estaba muy triste por no haber sido repescado y me he metido en la primera puerta que he visto, para lamentarme un rato. - me invento rápidamente - Lo siento, no sabía que era tu habitación. - pongo cara de no haber roto nunca un plato.

Eva: Oiiish, cariño, - exclama, mientras me abraza, y yo me pierdo en su olor, en el contacto de nuestros cuerpos - no estés triste, ¡has llegado muy lejos! Si cualquier día necesitas hablar con alguien, ya sabes dónde me puedes encontrar. Y ahora me voy a dormir, que mañana me espera un duro día de grabación.

Me da un beso en la frente, que hace que todos los poros de mi piel se activen. Yo le agradezco sus palabras y me voy por donde he venido. Salvado por los pelos.

*narra Teresa*

Me alejo rápidamente por el pasillo pero Guillermo me alcanza.

Guillermo: Creo que me debes una explicación.

Teresa: Yo no te debo ninguna explicación.

Guillermo: Venga, Tere, no hagas como que no ha pasado nada entre nosotros.

Teresa: Primero, no me gusta que me llamen Tere. Y segundo, entre tú y yo nunca ha pasado nada.

Guillermo: ¿Por qué te comportas así? - Buena pregunta, no lo sé ni yo. Solo sé que este chico que no he podido sacar de mi cabeza quiero que me deje sola, estar con él saca lo peor de mí.

Teresa: No sé a qué te refieres, estoy igual que siempre.

Guillermo: Pues, ¿sabes qué? ¡Que a mí no me da la gana de fingir que no te besé! ¡Porque sí! ¡Lo hice! ¡Y no me arrepiento en absoluto! Cuando seas capaz de admitir que tú también sientes algo por mí, aquí estaré, estoy dispuesto a esperarte.

Y se marcha, dejándome con la palabra en la boca, pasmada, sin dejar de pensar en si realmente quiero admitir lo mucho que me gusta este irritable chico...

Detrás del delantalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora