Capítulo 85

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CAPÍTULO 85

*narra Rocío*

Se podría decir que los labios de Marco son el alimento que más he saboreado esta semana. Gracias a él he conseguido subir mi autoestima y ver la vida de otra manera, más positiva. Nos encontramos en el porche trasero de la residencia sentados en una mecedora. Lo bueno de esta residencia es que, al haber pocos concursantes, estamos bastante tranquilos. Los familiares no suelen dar muchas vueltas por todos los recintos. En cambio, nosotros somos jóvenes curiosos e inquietos y no podemos estar siempre en el mismo lugar.

Cuando estamos en medio de un intenso beso, Marco se zafa de golpe.

Marco: No puedo seguir haciéndolo, lo siento Ro.

Rocío: ¿No puedes seguir haciendo exactamente el qué?

Marco: Engañarte a ti y a mí mismo. Lo que estamos haciendo no está bien y lo peor es que lo sabemos los dos.

Rocío: Pero nos ayuda a superarlo.

Marco: Las cosas no se superan así, evitando el problema e intentando centrarte en otra cosa.

Rocío: ¿Entonces no te gusta cómo beso?

Marco: ¡No seas tonta! Tus besos han sido de las mejores cosas que me han pasado en Masterchef, ¿pero sabes lo peor? Que cuando te beso pienso en otra persona y tú lo sabes y yo sé que tú tampoco piensas en mí.

Rocío: Ya... Quizás nos hemos equivocado y no podemos aspirar a ser nada más que amigos.

Marco: Nada más que amigos, me ofendes. Podemos ser mejores amigos, que es mil veces mejor que ser novios.

Rocío: Tienes toda la razón. Siento haber provocado esta situación.

Marco: No te preocupes, ha sido culpa de los dos. ¿Y sabes qué hacen los mejores amigos? BAILAR EL BAILE DEL SURICATO.

Rocío: OH SÍ, EL ANSIADO BAILE DEL SURICATO.

Marco: EL BAILE DEL SURICATO.

Rocío: EL BAILE DEL SURICATO.

Nos abrazamos y pasamos el resto de la noche riéndonos y yo, por fin, me siento bien conmigo misma, siento que por fin estoy empezando a hacer las cosas bien.

Detrás del delantalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora