105: Enemigo

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Alguna vez han escuchado a alguien decir que "todos necesitamos un enemigo para poder crecer"; es muy extraño casi rozando lo absurdo pensar en algo así, pero esta comprobado. No así como científicamente, aunque si se podría decir que pasa más que en el 70% de las personas para darle un porcentaje, sino que esta comprobado en la ciencia que es la vida.
Se dice que hay dos sentimientos importantes: el amor y el odio. Que entre los dos la línea que los separa es tan fina que tal vez creas que vas por el camino correcto hacia uno y, por una curva, te encuentres yendo hacia el otro. Es como si cada sentimiento fuera una ciudad, y por tomar la calle equivocada (mientras mirabas algo lindo del paisaje o le prestabas más atención a tu celular) la ruta que tomaste te lleva en reversa; bordeas todo el camino de vuelta y cuando llegas el lugar es otro.
Entonces uno se pregunta cómo dos cosas tan opuestas como esos dos grandes sentimientos en algún momento pudieron compartir un rumbo. Y hay una sola explicación: comparten un propósito. El cual entre estos dos es; movilizar al mundo. Como por ejemplo, el sol y la luna. Tan distintos pero los dos iluminan.
Entonces, retomando a lo principal, el amor y el odio son lo que hacen dar marcha a cada una de nuestras vidas.

Cuando es tu primer día de escuela y no quieres despegarte de lo que es tu zona de confort pero deciden que es momento de que compartas con otros niños y te llevan hasta la puerta del jardín de infantes, entonces te sueltan la mano y repentinamente crees que eres lo suficientemente grande para afrontar todo eso porque vez la sonrisa de la persona que se encuentra junto a ti, el cuál cree en vos, que está cargada de amor. Y eso te moviliza. Pero seamos realistas, te transportas hacia el día que viste por primera vez a esa bonita chica de pelo castaño que entro a tu grupo de amigos entre pequeñas sonrisas y te arrebató a la persona que más querías. Y eso sí que te moviliza. Arrasa con todo, te quema por dentro y te hace fijar metas, planes, embrollos para lastimar y terminar triunfante.

Es cuando nace tu primer némesis que uno se siente con un fin en la vida.

Y vas a escuchar a cada persona que le preguntes decir que eso está mal, que solo las personas envidiosas tienen esos sentimientos oculto o que esos pensamientos nacen de la mala gente, pero por dentro cada uno de ellos saben que es la verdad. Tal vez no por su culpa, tal vez esto remita hacía muchos años atrás; recién cuando se estaban creando las civilizaciones y los Romanos que lo tenían todo querían seguir conquistando pueblos, algunos inferiores, sin razón alguna. (Los historiadores los justificaran con el hecho de querer más territorios, pero con todos los que tenían bajo su mandato es algo bastante tonto dejarlo en algo tan básico). La razón la encuentra uno, lo atrayente estaba en cada día cambiar de opositor, en pensar que debían combatir una guerra diferente para sentirse superiores y nunca cansarse de su estilo de vida. Asi se dio que hablar, así hicieron historia, así con diferentes combinaciones entre culturas y conocimientos se crearon cosas, realmente muchas cosas. Así se inventó lo que hoy en día conocemos como sociedad.
Y si entonces nuestros principios son tan ruines como esos, como vamos a pretender que lo que hoy tenemos sea bueno. Es aún peor, porque cosechamos lo que sembramos. Y si nuestras semillas estaban podridas la fruta no puede ser de buena calidad. Pero aún así, el fruto creció, y a nadie ya le importa. Porque aún así, los romanos crecieron de esa forma y se hizo historia con ellos. Porque, AÚN ASÍ, (tal vez) tu peor enemigo te hizo hacer más cosas que las que logró que hagas tu mejor amigo; ya que con cada golpe, cada giro, cada caída que diste, risa o llanto que le amerita toda la culpa a esa persona que odias, de esa forma aprendiste. Lecciones que están en tu piel grabadas como si de quemaduras se tratarán. Y aunque no lo creas, eso es crecer. Aprender de cada cosa echa mal, y volver a hacerla hasta que por fin salga bien. Llorar tantas veces por algo que por fin termine dándote gracia. Llegar a una meta que parecía inalcanzable y sentirte finalmente completo. En realidad, recopilando pequeñas partes de lo que es, nunca terminas de crecer pero si llegas a un punto donde te sientes conforme.
Y en ese punto, mucha gente, suele olvidarse de agradecerle a alguien importante... a su querido enemigo.

La "Puta" Personal de One DirectionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora