SHAKIRA POV
Libertad, amada libertad. Sinceramente esta era la experiencia mas emocionante que había vivido en mi vida. La adrenalina de saber que en cualquier momento podrían aparecer los guardias era constante. Jamás había viajado sola, siempre lo había hecho en compañía de mi prima o de mi madre, pero esta vez era diferente. Está vez nadie me presionaba para que estuviera lista o para ir a tal o cual lugar en una hora determinada. Creí que me sentiría sola pero no, viajar sola es maravilloso y por fin puedo sentirme como una persona normal. Al principio me pareció extraño caminar por las calles sin que nadie me reconozca y me pida una foto o autógrafo, luego me sentí bien. Es bueno ser famosa pero a veces uno se cansa y solo desea tener una vida normal.
Dejé de lado la ciudad y me interné en la zona menos urbanizada de El Cairo. No quería seguir en la zona céntrica ya que se parecía a cualquier ciudad del mundo. Me fascinó ver a la gente reunida en plazas admirando a las bailarinas. Algo que me sorprendió es que luego de verlas pude terminar de entender y aprender a bailar correctamente la danza de los siete velos. Hace más de tres años que lo intento y solo es necesario unos minutos con unas bailarinas expertas para bailarlo como se debe.
Quiza la gente de este lugar no me conozca por mi música o mis campañas publicitarias, pero luego de bailar en medio de la plaza con las bailarinas me conocieron y admiraron por mis movimientos. Internamente, mientras bailaba, se iba formando la melodía de una canción. Vi a un chico moreno, con unos ojos negros que me cautivaron y supe cual iba a ser el nombre y la letra de mi canción.
Pase tantas horas bailando en la plaza que me empezaron a doler los pies. Después de algunas risas y protestas, salí de la plaza y empecé a caminar por las calles, viendo como el cielo se oscurecia. Encontré un pequeño restaurante llamado Khan El-Kalili y me di cuenta de que estaba hambrienta. A pesar de que el lugar no era demasiado atractivo, decidí entrar ya que no tenía ánimo de buscar un lugar más elegante.
Normalmente voy a los restaurantes más elegantes de la ciudad ya que no me gustan los lugares populares, aunque esta vez le daría una oportunidad al pequeño local. Arrugue la nariz disgustada una vez que entre y vi la suciedad en el piso y en las mesas. Si así es a simple vista, ¿cómo serían los platos? ¿Y la cocina? Fui hacía una mesa y antes de sentarme, saqué una toallita húmeda y limpié el asiento y parte de la mesa. Mire a todos lados hasta que una chica se acercó a mi para atenderme. Saqué otra toallita para limpiarme las manos y escuché la voz de la chica cerca de mi.
-Buenas noches. Mi nombre es Phoebe y seré la encargada de atenderla esta noche -frunci el ceño al escuchar el nombre y me quede asombrada cuando levante la mirada para verla.
¡Es igual a mi! Tuve que parpadear varias veces para convencerme de que no era una ilusion óptica. La observe detalladamente por unos minutos, llegando a la conclusión de que si ignoraba su cabello negro y descuidado, la ropa de mesera y la inocencia de sus ojos, podría jurar que estaba viendo una copia exacta de mi misma. Sus ojos eran azules, el mismo azul que tienen los míos. Su piel, pálida, era igual a la mía. Sus facciones también. El tono negro azabache de su cabello era igual al de mi cabello antes de empezar a teñirlo. La única diferencia que podía encontrar a simple vista era el tamaño de sus pechos, un poco más pequeños que los míos aunque quiza era la ropa lo que ocultaba su verdadero tamaño. Por su expresión de asombro, pude deducir que ella estaba sorprendida al ver que eramos demasiado idénticas.
-No creí que alguien pudiera admirarme tanto -dije pensativamente y sonreí- ¿Cuántas cirugías te hiciste para quedar igual a mi? Realmente siento curiosidad de saber eso. Se que la medicina avanzó mucho pero, ¿avanzó tanto como para que alguien pueda quedar igual a otra persona? Eso ya es casi un milagro.
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Lady Vulturi II
Fanfiction♢CONTINUACIÓN DE LADY VULTURI♢ Jane Vulturi tenía una vida tranquila junto a su hermano gemelo Alec. Cazar, entrenar, divertirse. Solo eso era lo que necesitaba para tolerar el peso de la inmortalidad. La llegada de Benjamín dio un giro radical a su...