89. Niñera por obligación

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ELIZABETH POV

–El día de la boda todo era maravilloso, la ratita se sentía muy feliz, pero por la noche, al gatito le entró apetito y se abalanzó sobre la ratita para comérsela.

Emma abrió sus ojos violeta y cubrió su boca, sorprendida por el rumbo que había tomado la historia. Una sonrisa de placer apareció en el rostro de Alex mientras que Nate esperaba ansioso el final de la historia. Volví a centrar mi atención en el libro y pase a la próxima pagina para leer el descenlace de la historia. Internamente hice una mueca de decepción. Al final era un libro para niños y debía tener un final feliz o dejar una enseñanza.

–La ratita huyó desesperada y logró escapar del gato. Así aprendió que no debemos fiarnos de las apariencias, sino de la bondad –cerré el libro y los miré–. Fin.

–No es justo –protestó Alex–, tenía que morir por presumida.

—No, ella tenía que vivir para aprender su lección –replicó Emma, apartando su cabello negro de su rostro.

Ambos niños empezaron un debate respecto a si estuvo bien, o no, que la ratita viviera. Nate a veces decía algo, aunque él prefería quedarse en silencio. Con disimulo, miré la hora en mi teléfono y me di cuenta de que ya era tarde. Intenté ponerme de pie para enviarlos a dormir, pero ellos no tenían intención de dormirse.

–Uno más, por favor –Rosalie me matará por esto, pero no podía resistirme al encanto de Emma.

–Uno y luego van a dormir –advertí seriamente.

Mientras buscaba un nuevo cuento ellos se acostaron en la cama de Nate. No entendía bien qué pasaba, pero toda la familia estaba reunida en el estudio que era de mamá. Quise ir con ellos, pero me dijeron que alguien debía cuidar a los niños, lo que me molesto al principio y después me divirtió mucho. ¿Quién dijo que los niños eran malos? Mis pequeños primos eran divertidos.

–Bien, este es "El león, el lobo y la zorra" –frunci un poco el entrecejo ya que parecía el título de una película de Narnia. Moví mi cabeza de un lado a otro para despejar esas ideas y empecé a leer–. Erase una vez un viejo león, que reinaba en un lejano país desde hacía muchos años. Con el paso del tiempo el buen monarca se sintió afectado por una extraña enfermedad que le tenía entristecido. Un día decidió llamar a consulta a todos los médicos de su país, con la esperanza de que alguno le curase.

–¿El león no morirá? ¿Verdad?

—Callate Emma, no nos dejas escuchar –Alex miró mal a su hermana y ella le sacó la lengua.

–No se peleen –los rete suavemente y volvi a leer–. Con el fin de mantener estrchas consultas sobre la enfermedad de su Rey, fueron llegando a la corte cientos de médicos. Cada uno dio una opinión diferente, pues en su interior estaban convencidos de que la única enfermedad del monarca era la vejez. Pero, claro, nadie se atrevía a comunicárselo por temor a las represalias.

>>El Primer Ministro, que era un astuto lobo, había llegado a tener mucha influencia sobre la voluntad del monarca. Viendo que su enemiga, la inteligente zorra, no se había presentado de inmediato a la llamada del soberano, le dijo al viejo león: "Majestad, he notado que la zorra no ha venido a poner sus conocimientos al servicio de Su Majestad".

Iba a continuar leyendo cuando la puerta se abrió y entró Rosalie. La última vez que la vi usaba un vestido de cóctel rosa pálido y su cabello caía libremente por su espalda, ahora ella usaba un traje de combate y su cabello suelto se transformó en una trenza. Frunci las cejas al ver como ella le daba el beso de las buenas noches a sus hijos y me pedía que los dejara dormir. Tuve un mal presentimiento y seguí a Rosalie.

Lady Vulturi IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora