Lady Vulturi II

27. Amenazas

JANE POV

Vi a Elizabeth bajarse de mi auto y caminar hacia la puerta del colegio. Los días pasaban demasiado rápido y esta era la última semana de clases, mi miedo iba aumentando conforme se acercaba el verano. Sabía perfectamente que Shakira se iría y no volvería a Londres por voluntad propia, verla hacer sus maletas me había dolido más de lo que creí. Parte de mi quería acercarse a ella, abrazarla y tratar de ayudarla en lo que sea que la este atormentando. Verla mal y no poder acercarme era una tortura. Elizabeth también me preocupaba, ¿qué se supone que haré con ella durante el verano? Soñé tanto con ella y ahora que esta a mi lado no sé que hacer.

Suspire y encendí el auto para dirigirme a las oficinas de Cullen&Vulturi, el estudio contable que Alec y Renesmee crearon cuando ella se graduó de la universidad. Conduje por diferentes calles hasta llegar a un moderno edificio ubicado en la zona financiera de Londres. Dejé el auto en el estacionamiento y busqué mi tarjeta de acceso para que los guardias de seguridad me dejaran pasar. Caminé hasta el ascensor y presione el botón número 30 para dirigirme a mi piso. En cuanto las puertas se abrieron, avancé hacia el escritorio de Sofía, una becaria que realizaba sus prácticas empresariales y era mi secretaria.

–¿Novedades? –pregunté con aburrimiento, viendo a la chica morena saltar de su asiento mientras buscaba desesperadamente la agenda.

–Eh... Hay una reunión con el señor Salvatore a las once, a las dos tiene una reunión con los gerentes de V y hay una mujer esperándola en la oficina.

–¿Una mujer? –pregunté con interés, ignorando las reuniones y todo lo tedioso que pudiera decir–. ¿Quién es?

–No lo sé, ella no quiso darme su nombre porque... ustedes... se conocen... –la actitud y la seguridad en su voz fueron disminuyendo como consecuencia de la mirada de odio que estaba dándole.

–¿Desde cuando tienes autorización para dejar pasar a alguien sin identificar a mi oficina? Podría ser un extraño, un espía o un asesino y tú lo dejas pasar solo porque es mi conocido. ¿En qué mundo vives niña?

–Lo siento. Ella dijo que habían acordado verse y creí que...

–¡Tonta! ¡Eres una tonta! ¡¿Eso es lo que te enseñan en la universidad?! No me importa lo que digan, no pienso hacer una carta de recomendación para ti porque eres una inútil –suspire exasperada y traté de calmarme mientras la chica luchaba por no llorar–. ¿Puedes describir a esa mujer? ¿Al menos recuerdas su físico? –pregunté suavemente para no perder la poca paciencia que aún tenía.

–Ella tenía el cabello rubio ceniza largo hasta los hombros, sus ojos eran grises, tenía una esmeralda en el cuello y...

El pánico me invadió al escuchar lo último. No quería empezar el día así, ya tenía demasiados problemas y no necesitaba otro. Comencé a caminar hacia mi oficina antes de que mi secretaria terminara de hablar. Tome una gran bocanada de aire para armarme de valor y abrir la puerta. Escondí mis sentimientos bajo una capa de apatía en el mismo instante en que la vi admirando el paisaje urbano que se podía apreciar a través de la ventana.

Con gran parsimonia se dio vuelta para dejarme contemplar sus ojos duros como el acero y sus rasgos delicados. La esmeralda era el único color vivo que ella tenía dado que iba vestida con una camisa, pantalón y zapatos negros. Una sonrisa de superioridad se formó en su rostro cuando nuestras miradas se encontraron.

–Jane, que alegría verte. Creí que no vendrías –exclamó con falsa alegría.

–Rowan –contesté con aburrimiento–, ¿a qué debo el honor de tu visita? –me dirigí a mi escritorio mientras ella se sentaba frente a mi.