12. ¿Quién eres?

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PHOEBE POV

Contra todo pronóstico había logrado sobrevivir toda una semana sin ser descubierta. Iba al colegio, intentaba hacer todas las tareas aunque las ciencia exactas no eran mi especialidad. También intentaba hablar y ser amable con todos en la familia a pesar de no conocerlos. Aproveché la laptop personal de Shakira y la buena señal para buscar más información sobre ella. Vi vídeos y leí casi todos los artículos que hablaban de sobre ella, todo eso me sirvió para imitarla mejor.

Algo que seguía llamándome la atención era la distancia que había en la relación madre e hija de Jane y Shakira. Había visto varias entrevistas y fotos donde las sonrisas eran falsas y la tensión era evidente. Había investigado cuidadosamente cada palabra que se dedicaban y era obvio que se odiaban mutuamente, aunque no entiendo porque. Quería preguntarle a Victoria pero eso significaría admitir que no soy Shakira. Había intentado acercarme a Jane pero ella siempre me miraba con cautela. Ese rechazo me dolía ya que siempre había deseado tener una madre y no me parecía correcto que Shakira esquivara a la suya. Sabía perfectamente que no debía meterme en algo que no me involucraba pero quería que ambas pudieran acercarse. En lo personal creo que estoy teniendo éxito. Lentamente había comenzado a acercarme a Jane en los desayunos y en las cenas, saludandola al finalizar esas comidas, exactamente como todos hacían.

Muy en el fondo me sentía cautivada por ella. Era inexplicable la forma en la que la admiraba por su elegante forma de andar, su buen gusto, su fuerte acento británico con matices italianos, su actitud dominante y la dulzura que mostraba cada vez que hablaba con Esme. No importaba desde donde la mirara o analizara, ella era una reina natural. A simple vista parecía ser una mujer fría pero en el fondo era buena y vulnerable. Solo me quedaban cinco días antes de que Shakira volviera y esperaba que eso fuera suficiente para ganarme una mirada de cariño por parte de Jane.

Era consciente de que al verme, ella veía a Shakira, pero no me importaba. Necesitaba sentir un poco de cariño maternal aunque Jane no sea mi madre.

Algo extraño e inesperado fue la presencia de unos perritos Yorkshire. Al verlos entrar en la habitación por primera vez me sentí confundida y mareada. Shakira nunca me había dicho que tenía mascotas por lo que realmente me sorprendió verlos. No les tenía miedo, por el contrario, siempre me gustaron aunque nunca hubiera podido tener uno. Al verlos, creí que eran cachorros, luego de buscar información y de observarlos con cuidado me di cuenta de que ya estaban algo viejos. Gracias a Sofia supe que se llamaban Lady y Rocky, unos nombres que me provocaron jaqueca y un ligero mareo.

La primera vez que los vi tuve un sueño demasiado realista, como si fuera un recuerdo de una vida pasada. En el sueño había nieve y hacía frío. Estaba sola, buscando a alguien cuando los escuché. Seguí el sonido agudo de unos perritos y encontré a una mujer con una caja, ella me preguntaba si me gustaría tener una mascota, yo respondía que si y ella me entregaba a los últimos cachorros Yorkshire que aún tenía. También tenía una pesadilla gracias a esos perritos. En ella estaba Benjamín, yo me acercaba a los perritos y el formaba una bola de fuego para atacar a una mujer rubia.

A veces me sentía nerviosa luego de esos sueños pero la presencia de Lady, la perrita Yorkshire, me calmaba. Era extraño la comodidad que sentía a su lado, como si este fuera mi hogar, como si ellos fueran parte de mi familia, como si todo lo que me rodeaba formara parte de mi vida. También era extraña la mirada de nostalgia y la alegría que sentía Lady al verme, como si ya me conociera. Me estaba acostumbrando mucho a estas personas, ellos realmente eran una familia, cada vez sentía que iba a ser muy difícil irme y dejarlos, aunque desde el principio supe que esto era temporal y debía irme.

Hoy era sábado y estaba decidida a disfrutar este día. Me levanté temprano y luego de ducharme me vestí con un jean azul, una jersey lila y unas botas que no eran muy altas. Con cuidado me coloqué la peluca roja y forme una trenza para que no me molestara. Tome un bolso pequeño y salí de la habitación para bajar al comedor y tomar el desayuno. Me llevé una gran sorpresa al llegar al comedor y ver que solo estaban los adultos, quienes dejaron de comer para contemplarme con sorpresa. Sentí mis mejillas enrojecer y camine en silencio a mi lugar para sentarme y desayunar.

Lady Vulturi IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora