Lady Vulturi II

94. Innuendo

Be free with your tempo, be free, be free
Surrender your ego, be free, be free to yourself
(Queen)

Sé libre con tu tiempo, sé libre, sé libre
Renuncia a tu ego, sé libre, sé libre para ti mismo

18 meses después...

ELIZABETH POV

A veces miraba películas con actores que empezaron a ser visibles a una edad tardía y me preguntaba qué se sentía ser anónimo un día y famoso al siguiente. Veía a las estrellas jóvenes y me preguntaba qué se sentía ser adolescente, lidiar con esa edad confusa y tener el peso de la fama sobre sus hombros. Siempre quise saberlo, aunque en cierta forma ya lo sabía. Desde que llegué a Londres y mi hermana me mostró al mundo, tuve que cargar con el peso de ser la gemela de una celebrity, solo que ahora es peor.

Goce del anonimato durante años. Fui relativamente invisible y mantuve un perfil bajo durante mis años universitarios. Era feliz siendo una paria, la gemela invisible, un cero a la izquierda. Era feliz, pero como todo en la vida, nada es eterno. Ahora debía luchar con el peso de una fama que no deseaba, ni necesita.

Escribir canciones no era malo, se parecía mucho a escribir poemas, con la diferencia de que en las canciones había que incluir un escribillo y cuidar el tiempo para qur concidiera con la melodía. No tenía intenciones de ser compositora, mucho menos cantante, soy feliz con mis libros, pero por una vez estaba dispuesta a salir de mi zona de confort. Tenía muchas ideas en mi cabeza, ellas no me dejaban en paz hasta que las llevaba a un papel y les daba la forma de una canción.

No sé qué sucedió en esa batalla, solo sé que ahora tengo dones y hay un gran espacio en blanco en mi mente, una laguna enorme que contiene los recuerdos de mi infancia y adolescencia. Mi familia y mi novio no fueron una gran ayuda, al contrario, me aconsejaban ignorar el pasado y concentrarme en el futuro. Mis tías eran fieles partidarias de que debía concentrarme en Michael, casarme con él y evitar que se cansara de esperarme.

–Ese chico es un santo, se ve que esta locamente enamorado de ti, pero ten cuidado porque nadie tiene una paciencia infinita. Tarde o temprano el chico se aburrirá y buscará a alguien que si le preste atención –advertía tía Rosalie.

Michael y yo estábamos bien, él entendía que mi mente era un caos y necesitaba poner en orden mi vida antes de considerar la idea de casarme. Lo quería por eso, era él único que no me presionaba para que tomara una decisión. Paseamos, estamos juntos, hacemos cosas juntos, nos besamos y nos enviamos mensajes dulces, hacemos cosas de novios y respetamos el espacio personal de cada uno. Él no quería apurarse y yo tampoco, teníamos una burbuja perfecta donde viviamos un romance puro y casto, como los romances antiguos.

Con Shakira había llegado a un punto en el que no la veía como una hermana, la veía como mi gemela, mi espejo humano, mi mejor amiga y mi confidente. Durante los meses en que permaneció en cama, ambas escribimos las canciones de Slow Motion, su último álbum que vio la luz hace tres meses y que ya estaba en lo más alto de todos los charts musicales.

Los primeros días estuvo irritada a causa del yeso, pero luego se acostumbró a la quietud. Escribimos muchas canciones, pasamos varias noches junto a Victoria contándonos los secretos ocultos de nuestras mentes y creando un lazo de amistad muy fuerte.

A veces tenía pesadillas en donde me encontraba encerrada en una habitación blanca, absolutamente blanca y lisa. No había ventanas, puertas, adornos o muebles, solo era una pieza blanca. Me asfixiaba y sentía dolor, pero no sabía el motivo porque no lo recordaba. Al despertar, le pedía a Shakira y a Victoria que me ayudaran a interpretarlo. Victoria respondía que era una representación de mi consciencia que deseaba descubrir los secretos más profundos de mi subconsciente, aquellos que constituyen más de la mitad de mi vida y que mi hermoso don eliminó. Shakira me pedía que dejara de pensar en eso y me concentrara en nuestro álbum. Ella era mi gemela, debía conocerme y saber mejor que nadie lo que había pasado, por lo que insistía para obtener una respuesta que solo consistía en una sonrisa y un cambio de tema. Con resignación, debía pedir ayuda a mi madre, quien era más evasiva y me rogaba que por favor no pensara en eso.