Lady Vulturi II

47. Cambios

Un, dos, tres
Un pasito pa'delante María
Un, dos, tres
Un pasito pa' atras
(Ricky Martín)

ELIZABETH POV

—¿Crees que es la original?

–No lo sé, en Londres hay una muy parecida, casi idéntica –Michael se acercó al vidrio para ver la escultura más cerca y frunció el ceño–. Creo que es una copia.

–¿Cómo lo sabes? Tal vez la original esta aquí y la copia esta en Londres.

–En Londres todo es original, sí no me crees ve al museo de El Cairo y preguntales. Los ingleses son buenos, pero son unos ladrones y Egipto siempre les reclama que le devuelvan cosas.

Me encogi de hombros y continuamos caminando por el museo. Era sorprendente lo vacío que estaba a pesar de que ya eran las once de la mañana. El Museo Británico siempre esta lleno sin importar la hora o el día, en cambio el museo de Barcelona estaba vacío. Las obras eran casi parecidas, pero aquí si se podían apreciar con calma. Aún seguía admirando a Michael por su amplio conocimiento sobre el arte, estar con el era mucho mejor que leer un libro. Tal vez pasar tantas horas estudiando en un museo o estar estudiando antropología era la razón de que sepa tanto.

–¿Qué? ¿Qué clase de idiota dice que esto es arte griego original?

Michael era un chico tranquilo y bastante tímido, pero cuando se enojaba daba un poco de miedo y lo mejor era alejarse o darle la razón. Las aletas de su nariz están agitandose furiosamente y sus ojos parecían dos piedras oscuras. Sí estuviéramos en su apartamento, todo sería más sencillo porque solo debería alejarme y esperar a que se le pasara, pero no, estábamos en un lugar público y él era capaz de hacer una escena. No entendía el español, pero por su expresión y el tono de su voz podía afirmar que estaba maldiciendo y llamando a alguien del personal.

–Michael... –tomé su hombro y hablé suavemente, como sí estuviera tratando de calmar a una fiera.

—No Elizabeth, no dejaré esto así –él se alejó de mi y comenzó a refunfuñar–. Esto es un museo, un lugar donde las personas vienen a aprender. Es un error de novatos e ingenuos creer que eso es arte griego –señaló las estatuas blancas y apretó los puños–. Los griegos utilizaban bronce para hacer sus estatuas, eran livianas, simétricas y perfectas. La ambición de los invasores hizo que la gran mayoría de las estatuas se fundieran para aprovechar el bronce y el resto se perdiera en el mar. Esas estatuas que ves, son de mármol, muy pesadas y con soportes. Parecen griegas pero no lo son, esas estatuas son una pobre imitación romana del arte griego. Los romanos eran envidiosos y le copiaron a los romanos. ¿Entiendes la diferencia? –asenti en silencio y él se exaspero más—. ¡¿Entonces por qué los malditos idiotas responsables de este lugar cometen el error de decir que es arte griego cuando es arte romano?!

Hace cinco meses, Phoebe habría bajado la cabeza, se hubiera sonrojado violentamente y hubiera dejado de Michael hiciera lo que quisiera. Hace cinco meses, Elizabeth se hubiera asustado, hubiera llorado, hubiera deseado que la tierra la tragase para no morir de vergüenza y hubiera dejado solo a Michael. La Elizabeth actual aún era cobarde, pero también era un poco más fuerte. La terapia, vivir con mi familia y pasar noches con Michael me habían hecho ver el mundo de otra forma.

Estaba cansandome de callar y obedecer ciegamente, estaba cansandome de que me vieran como alguien fácilmente manipulable, estaba cansandome de ser sumisa. Shakira había agotado mi paciencia y la enfrenté, por primera vez le dije cosas desagradables, fui firme y se sintió bien. Por una noche pude imponer mi voluntad y mentir como una experta sin que me importara. Creí que en la mañana me arrepentiría, pero no, seguía sintiéndome extraña, un poco poderosa y bien, muy bien.