79. Su Majestad, Lady Shakira

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SHAKIRA POV

Espejito, espejito, ¿quién es la reina más bonita? Tú lo eres, milady. Respondió mi consciencia con una voz gruesa, que intentaba ser masculina. Espejito, espejito, ¿soy una mala hija por no respetar el duelo y hacer la fiesta de coronación cuatro días después de enterrarla? Si lo eres, milady. Espejito, espejito, ¿voy a recibir críticas por hacer una ceremonia tan rápido? Si las recibirás, milady. Espejito, espejito, ¿me van a importar esas críticas? No te importarán, milady.

Reí ante mi reflejo y suspiré con algo de melancolía. El vestido rosa me hacía ver como una princesa renacentista, era hermoso, pero muy incómodo y pesado. Grabar La reina cautiva hubiera sido perfecto si no fuera por los vestidos incómodos que usaban las mujeres hace más de un siglo. No estaba tan mal, estaba en forma y había pasado algunos meses usándolos, así que sabía moverme con elegancia, como toda Vulturi debe moverse.

Elizabeth entró en mi habitación con un vestido azul y una corona de plata en la cabeza. Estaba sosteniendo la falda y mostrando sus zapatos y algo de piel, lo cual hubiera provocado un escándalo si hubiéramos nacido un par de siglos antes. Avancé hacia ella y la ayudé a sentarse en una silla, le quité la corona y volví a peinarla para que se viera lo más decentemente posible. Ella me veía con asombro y me encogi de hombros mientras buscaba algo de maquillaje para darle algo de color a su rostro y disimular sus ojos rojos.

–¿Cómo lo haces?

–Hice una película donde debía usar estos vestidos. Es molesto al principio, luego te acostumbras.

Terminé con lo que estaba haciendo y sonreí para animarla un poco. Elizabeth era muy correcta y educada, una inglesa aburrida como mi madre, aunque más inocente que la muerta. Sabía que estaba enojada, ella estaba en contra de esto, pero jamás me lo diría. Si algo aprendió en Egipto a fuerza de golpes y castigos es la ciega obediencia y respeto hacia los mayores, incluso aunque no este de acuerdo con ellos. Sin eso y con un poco más de valor, tal vez me hubiera gritado y hubiera exigido que se respetara el tiempo de luto.

Me molestaba su silencio, deseaba que gritara o que hiciera algo más que llorar. A veces me encantaría vivir en una burbuja y demostrar indiferencia hacia todo lo que pase a mi alrededor, como ella, pero no podía. Sentía la imperiosa necesidad de hacer escándalos y llamar la atención de todos, con la esperanza de que alguien me detuviera o me gritara. Jane lo hacía de vez en cuando, pero ella ya no estaba. Tenía la esperanza de que Elizabeth pudiera ser un freno, darme sermones y tratar de convertirme en una persona más prudente, exactamente como lo había hecho durante los últimos tres años, pero ese tiempo había terminado. Ella estaba sumida en una burbuja de tristeza donde nada importaba, solo arruinarse el rostro y gastar lágrimas por una zorra sádica que nos trajo al mundo por insistencia de Carlisle y chantajes emocionales de Esme.

—Te ves bien, ¿estás nerviosa? Es tu primer acto oficial como princesa –sonreí al ver que su mirada estaba perdida.

–Tarde o temprano iba a pasar —rodé los ojos y le di la espalda.

Ahí estaba otra vez la apatía y el tono suave de voz que escondía mil gritos y protestas. ¿Cuándo explotará? Nadie puede ser sumiso y apático toda la vida, es imposible. Todos tenemos un arrebato de ira al menos una vez en la vida, ¿qué pasaría cuando Elizabeth tuviera el suyo? ¿Existe algo capaz de hacer que pierda la paciencia, empiece a gritar y a quejarse por todo lo que la molesta? ¿Hay algo que la moleste? Es cierto que nos habíamos acercado bastante, pero siempre que estaba con ella tenía la sensación de que ella no era la verdadera Elizabeth. Esta joven no se parecía en nada a la niña dulce que me acompañaba en mis travesuras y se quedaba despierta para hablar conmigo. No tenía forma de probarlo, quizás era un efecto secundario a muy largo plazo de las drogas, pero en el fondo tenía la sensación de que la verdadera Elizabeth estaba encerrada en un rincón oscuro de la mente de esta Elizabeth silenciosa y amante de los libros. Creo que los años de represión hicieron que el verdadero carácter de mi hermana permaneciera oculto, en estado latente, esperando algo para hacerla despertar y para mostrarle al mundo quién es la verdadera Elizabeth Vulturi.

Lady Vulturi IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora