45. Jardín secreto

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SHAKIRA POV

Sobreviví, contra todo pronóstico pude sobrevivir una cena junto a mi hermanita. Cuando me propuso una tregua temí que lo arruinara, para mi sorpresa, lo hizo bastante bien, tan bien que Christian estaba muy cariñoso después del relato de Naricita.

–Vida, ¿estás bien? Te noto algo ausente —lo miré dulcemente y sonreí.

–Estoy bien.

—¿Sigues así por Naricita? —preguntó cuidadosamente.

—Creo que si —susurré y bajé la mirada—. ¿Puedo quedarme contigo esta noche? No quiero que Victoria me vea así.

–Si, claro. Puedes quedarte todo el tiempo que quieras –le di un beso en la mejilla y recoste mi cabeza en su hombro mientras el seguía conduciendo.

Si... Naricita fue una brillante jugada. Tal vez Elizabeth fuera algo tonta, pero era una maldita genia a la hora de inventar historias trágicas. Probablemente debería compensarla con algo.

Tal vez era una mala idea pasar la noche en su departamento, tal vez lo más prudente era irme a casa con Victoria, pero la idea de estar una noche con Christian era una oferta demasiado tentadora. Estaba dispuesta a abusar del papel de niña sensible por su conejo muerto para ver hasta donde somos capaces de llegar. La tensión entre ambos aumentaba a cada segundo y lo único que deseaba era salir del ascensor para encerrarme en la habitación de Christian. Calma, Roma no se hizo en un día. Suspire y sentí sus ojos clavados en mi. Salimos del ascensor y entramos a su departamento, como un caballero, él me dejó pasar primero.

La luz se encendió y dejé que mis ojos se acostumbraran un poco al cambio de iluminación. Sentí sus manos sobre mis hombros y tomó mi abrigo para quitármelo suavemente, di media vuelta y lo miré con curiosidad. Sostuvo mi mano y la acarició delicadamente.

—¿Quieres dormir ahora o...? –no dejé que terminara de hablar, simplemente eliminé la distancia entre ambos y escondí mi rostro en su pecho.

—Duerme conmigo.

–Shakira...

–Por favor —me estire un poco y lo besé suavemente. Me costó un poco, pero poco a poco fui venciendo su resistencia. Sus labios envolvieron los míos de forma demandante y sus manos fueron a mi cintura.

Nos separamos para respirar y vernos a los ojos. El deseo estaba impregnado en los suyos y con decisión tomó mi mano y me llevó a su habitación. La había imaginado de muchas formas, pero como  siempre, Christian tenía la habilidad de sorprenderme. Las paredes eran celestes, había repisas con libros y adornos, una laptop sobre el sillón, una mesa de noche y una gran cama matrimonial con una manta violeta, probablemente el primer color vivo y alegre que veía. Mi vestido comenzó a aflojarse y bajé la mirada justo a tiempo para ver como se deslizaba por mi cuerpo y terminaba en el suelo.

–Era bonito, pero nos va a molestar –susurró en mi oido.

—Tendrás que subir la temperatura pronto o moriré de frío.

—Lo sé —cerré los ojos y suspire al sentir sus besos en mi cuello y en mi hombro izquiero. Sus dedos hicieron un dibujo en mi piel, y me estremeci un poco–. Hay un corazón en tu hombro.

–Es una marca de nacimiento.

–Es curiosa y hermosa, como tú.

Me dio vuelta lentamente y pude ver sus ojos brillar mientras su mirada se deslizaba de mi rostro a mis pechos. Con cuidado, sus manos delinearon su forma antes de tocarlos por encima de la tela del sostén. Los apretó suavemente antes de acariciarlos con delicadeza. Con fuerza, mordi mi labio para no emitir ningún sonido. Una parte de mi quería alejarlo para quitarme el sostén y sentir directamente sus manos, otra parte de mi decidió ser prudente y dejar que él hiciera lo que quisiera. Comencé a sentir un calor agradable y lo miré con deseo.

Lady Vulturi IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora