35. Barcelona

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Cuando son casi la una la híbrida en celo saluda a la luna
Duda si andar por la calle o entrar en un bar a robar fortuna
Ya está sentada en su mesa y pone la mira en su próxima presa
Pobre del desprevenido que no se esperaba una de esas
(Shakira)
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SHAKIRA POV

La construcción de ladrillos se alzaba imponente delante de nosotras. Después de perdernos en la cantidad de careers de la ciudad, ambas sonreímos y comenzamos a subir los escalones para ingresar en la flamante Universitat Ramón Llull. Tuvimos suerte de que mi actuación en el Palau Saint Jordi coincidiera con una jornada que se organiza anualmente para darle la bienvenida a los nuevos estudiantes o simplemente para que los curiosos pudieran conocer la universidad. Uno creía que el interior tendría un estilo sobrio y recatado, típico de las universidades fundadas hace más de cien años, sin embargo, la Ramón Llull no seguía ese patrón. El piso era de mármol, pero las paredes estaban pintadas de un azul claro, había afiches que no podía comprender debido a que estaban en un idioma que no conozco.

Una mujer de mediana edad, piel morena y cabello negro, era la encargada de guiarnos a través de la sede central. La Universitat Ramón Llull contaba con varias facultades que se dedican a distintas áreas del conocimiento. En la IQS School of Engineering se dictaban las clases de Ingeniería en Tecnologías Industriales, Biotecnología, Ingeniería Química e Ingeniería Electrónica con Mención en Robótica, profesiones que me interesaban. La Blanquerna era el lugar a donde iría Victoria para estudiar su licenciatura en Psicología. También nos hablaron sobre las residencias estudiantiles para extranjeros, algo que no necesitábamos ya que pensabamos comprar un loft o un apartamento, con dos o tres dormitorios, que nos quedara cerca de ambas facultades.

Me sentía cautivada al ver que en los pasillos había macetas con plantas de interior. Podía sentir que estaba en un lugar importante, rodeada de paredes que están acostumbradas a ver personas ávidas de conocimientos. Con cada paso que daba, me convencía de que la vida universitaria sería mucho más interesante que el tedio del bachillerato. Barcelona tenía sus cosas buenas, el idioma no era tan complicado, había discotecas, playas, universidades y la típica característica de las ciudades europeas de combinar lo viejo con lo nuevo para crear un todo cautivador capaz de dejar satisfechos a todos. No escuché nada de lo que dijo de la guía, mis fantasías sobre lo que pasaría en los próximos años era más interesante.

Salimos de la universidad y fuimos a un pequeño local de comida saludable. Victoria estaba algo seria por lo que decidí animarla. Al principio funcionó, sin embargo, ella suspiró antes de mirarme a los ojos.

–¿No escuchaste nada de lo que dijeron en la charla, verdad?

—No, pero seguramente no me perdí nada interesante.

–Tendremos que aprender catalán si queremos estudiar aquí —dijo algo preocupada.

¡Me cago en la leche, Mark! ¿Cómo puedes ser tan gilipollas para dejar que esto pasara? –Victoria y yo abrimos los ojos y observamos a un hombre hablando por teléfono. Mi prima negó y movió la cabeza algo confundida.

Me cago en la leche –traté de repetir usando el mismo acento español del hombre.

–Quiero creer que las personas aquí no hacen eso encima de la leche –el horror se apoderó de su rostro y jugué con un mechón de mi cabello mientras pensaba.

–Admito que no me gusta la leche, pero jamás se me ocurriría hacer mis necesidades... sobre la leche. A fin de cuentas es un alimento.

–Por las dudas no beberé leche, ni ningún derivado mientras estemos en Barcelona.

Lady Vulturi IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora