58. Madonna

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SHAKIRA POV

¿Publicar o no publicar? Esa es la cuestión.

Son las once de la mañana, aún es demasiado temprano para salir de la cama, sin embargo, ya tengo miles de mensajes de los fans felicitandome por mi cumpleaños. Quería gruñir o enviarlos al infierno por esos saludos ridículos, pero no podía hacerlo, se supone que debo ser buena y amable con mis fans, aunque los odie. Se supone que debo estar en Londres con mi familia, aunque estoy en Barcelona, tirada en mi cama. Se supone que tengo todo lo que quiero y debo ser feliz, aunque estoy deprimida. Hay tantas cosas que se supone que deben ser de una manera y son de otra. Con un suspiro, salí de la cama ya que estaba aburrida de mi teléfono y los bombardeos de me gusta en Instagram. Intento ser perezosa y no puedo, por desgracia necesito moverme antes de volverme loca.

Tomé lo primero que encontré y me vestí para ir al estudio, al parecer el vejestorio llegó hoy para ver cómo estaba y presentarse antes de comenzar a trabajar. Al principio la idea me desagradaba, pero ahora me gustaba. Hace dos semanas que él me dejo y en todo este tiempo no pude componer nada. Desde que él se fue de mi vida, nada tiene senido a mi alrededor. Estudiaba porque es lo que se espera de mi, intentaba componer y nada venía a mi, me vestía con tonos grises porque el color me molestaba, evitaba los espejos para no enfrentarme a mi figura demacrada.

Era consciente de que me había convertido en todo lo que odiaba, sin embargo, no podía evitarlo. Quería llorar y esconderme en la cama, pero me obligaba a salir y a sonreír como una persona normal para no preocupar a nadie. Por suerte Victoria me conoce y sabe cuando debe alejarse y callar, como ahora, que me dejo sola. Un mensaje del líder de la banda llamó mi atención y rodé los ojos cuando me recordó que el vejestorio había llegado antes. Se suponía que debía llegar mañana, pero ahora quería conocernos para empezar el trabajo pesado a partir de mañana.

No pensaba arreglarme demasiado, la pereza es mucha y me da igual si un papparazzi me ve vestida como indigente. Me puse mis pantunflas de leoncitos y el tapado encima del pijama de ositos, cogí las llaves del auto, mi libreta, saludé a Rocky y me fui del apartamento. La carretera estaba relativamente vacía, por lo que demore menos de media hora en llegar al estuduo de grabación. Los guardiaa ya me conocían, a veces pasaba las noches aquí y me dejaban pasar sin preguntar nada.

Había pocos artistas que usaban el lugar, por lo que cada uno tenía su propio piso y estaba personalizado de acuerdo a su gusto personal. En mi caso, mi estudio tenía las paredes pintadas de rosa, sillones violetas y cuadros de mis artistas favoritos. Para entrar, era necesario colocar una clave de acceso, debido a que las paredes eran herméticas y los instrumentos, junto a los sintetizadores y canciones que se creaban eran muy valiosos. Las paredes del pasillo eran blancas y las puertas de mi estudio tenían mi inicial con una fuete gótica en tono dorado. Una vez que puse la clave de acceso y entré a mi santuario rosa, me llevé una gran sorpresa.

Unos pizarrones ocupaban buena parte de las paredes. Mis pufs rojos habían sido reemplazados por sillones blancos y una mujer estaba dando órdenes a mi personal. Enojada, tiré la libreta y me acerqué a la bruja que estaba arruinando todo.

—Disculpa, ¿quién te crees que eres para hacer reformas en este lugar? Es mi estudio, solo yo tengo derecho a cambiar la decoración.

—Soy Madonna, tu nueva productora –ella se dio vuelta y abrí los ojos sin poder creer lo que estaba viendo.

La mismísima reina del pop era mi nueva productora, ¡era un milagro! Si mis cuentas no fallaban, ella debía tener más de setenta años, sin embargo, su piel era tan suave y tersa que parecía una mujer cuarenta. Era increíble lo joven que parecía, definitivamente las cremas eran muy efectivas. Una mujer normal estaría arruinada y con todo colgando, pero ella no. Sus pechos eran grandes y eran tan firmes como los de una joven, su cintura era pequeña y su vientre era plano. Ella había dado a luz dos veces, pero a simple vista no había secuelas.

Lady Vulturi IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora