95. Damn Reputation World Tour

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ELIZABETH POV


Welcome to the Damn Reputation World Tour –fue el grito con el que Shakira empezó su gira en Corea del Norte.

Según los planes, el tour se dividirá en cuatro etapas, como los continentes que visitaremos. Cada etapa tenía su propia lista de canciones, su vestuario y su temática, de forma que no hubiera conciertos iguales y todo se volviera mecánico, porque si hay algo que Shakira odia es la rutina.

Primero fuimos a Asia, donde ella trató de adaptar algunas canciones al japonés, coreano y chino. Allí, ella se vistió como geisha y mi presencia en el escenario fue necesaria, gracias a que nuestro álbum tenía canciones lentas y Shak no quería cansarse muy rápido. Para ella el viaje fue divertido y se enamoró de los lugares que visitamos, yo lo odie. Eran ciudades pequeñas con millones de personas iguales en la calle, la comida era extraña y no era capaz de entender un simple menú sin la ayuda de un traductor.

Oceanía fue la segunda etapa y a partir de ahí empecé a sentirme mejor. Después de dar seis conciertos en Australia, llegamos a Nueva Zelanda, donde los líderes Dahl nos recibieron y nos guiaron. Fue un contraste muy fuerte abandonar el verano asiático para aterizar en el invierno australiano. Casi me resfrio, pero todos nos cuidaron bastante.

La tercera etapa fue en América, donde pude incrementar mis conocimientos de español. Asia y Oceanía fueron relativamente cortas, pero el tour por América me hizo ser consciente del ritmo demencial y el agotamiento que implica una gira mundial.

El público era entusiasta, gritaba y bailaba las canciones a todo pulmón, tiraban flores, osos de peluche y mostraban carteles que profesaba el amor que sentían por mi hermana. Los caribeños fueron más osados y lanzaban calzoncillos cuando Shakira cantaba con prendas pequeñas que mostraban demasiada piel. Ella, con una sonrisa y con toda la elegancia de sus movimientos, los recogía con la punta de sus dedos, les ponía un sello que contenía su firma y otro con forma de labios para que el guardia de seguridad los devolviera.

Hoy dábamos un concierto, mañana tomábamos un avión para ir a otra ciudad, descansamos tres o cuadro días y volvemos a subir al escenario. No entendía cómo es que Shakira puede ser capaz de bailar durante cuatro horas, cambiarse y maquillarse en menos de cinco minutos, volver al escenario fresca como una lechuga, pasear todo el día por la ciudad y conceder entrevistas en radios y programas de televisión sin cansarse. Si por algún milagro estaba cansada, no lo admitía.

Me sentía agotada cada vez que intentaba seguir su rirmo acelerado. Ella decía que soy débil y que tengo suerte de que ella quisiera pasear por las ciudades, de lo contrario la gira duraría menos y los conciertos serían más seguidos. Por momentos la miraba con odio, pero debía reconocer que me estaba divirtiendo mucho.

Este año que estuvimos solas, fueron útiles para mi búsqueda personal. Descubrí que podía chantajear a Shakira para obligarla a responder mis dudas e inquietudes. A regañadientes, ella me habló de cosas que agradecí haber olvidado, cosas que volví a olvidar gracias a mi don.

No todo fue hermoso y maravilloso en la gira. Shakira tuvo problemas en México, casi suspende un concierto y yo maldecí ser su gemela, dado que tuve que ayudarla gracias a su terquedad. Desde Estados Unidos tuvimos problemas ya que Shakira se negó a participar en el Festival de Coachella y a cantar, a pesar de que podríamos haber pasado meses en Estados Unidos y recaudado bastante dinero. Los estadounidenses estaban rabiosos de que ella dejara México para cantar en Canadá y luego se fuera a Europa, pero ella ignoró las quejas.

Los fans podían ser muy perseverantes para verla cantar y ella podía ser muy snob y arrogante para escucharlos. En Toronto, vimos varias banderas de Estados Unidos, a raíz de eso, ella prohibió esa bandera durante sus conciertos. A pesar de su buen humor y alegría constante, Shakira era capaz de enojarse.

Lady Vulturi IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora