82. Mal comienzo

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SHAKIRA POV

Ser reina tiene su lado bueno y su lado malo, como todo en la vida. Las ventajas: me cuidan, me respetan porque soy la autoridad máxima, todos intentan agradarme y puedo hacer todo lo que quiera porque nadie esta encima de mi para controlarme, ni siquiera mi tío porque mi autoridad es mayor que la suya. Las desventajas: el trabajo, los paparazzi que controlan con más intensidad mis movimientos, los guardias, las reuniones, cuidar otros reinos y respetar las leyes. Eso es trampa, tengo poder para hacer cualquier cosa pero no debo salirme de los límites de la ley. Odio los límites.

Hoy era uno de esos días en que odiaba ser reina. Debía asistir a una reunión con todos los líderes para que me pusieran al corriente de todo lo que había pasado, como si realmente me importara lo que hubiera pasado en el mundo.

Estaba en la sala de reuniones de la mansión, tratando de adivinar porque Elora se había cortado el cabello. Le quedaba espantoso el corte carre que se había hecho, sobretodo porque su piel era muy clara y su cabello negro creaba un contraste violento con su piel. Sus ojos negros parecían dos cuevas profundas, dos bocas de lobo que debían esconder miles de secretos. Elora Dahl era elegante, además su reino siempre apoyaba al mío, ella y Jane eran amigas, aunque Elora era mayor. Elora era una de esas vampiras milenarias que habían estado presentes en los acontecimientos más importantes de la vida humana, ella pertenecía a la generación de Aro, un abuelo adoptivo al que nunca llegue a conocer.

Ella usaba un vestido negro, como respeto al luto que yo mantenía por obligación. Bueno... En realidad era medio luto porque mi camisa era rosa y el traje de vestir era negro. Sus collares me cautivaban, la combinación de gemas era exquisita y los detalles en oro eran muy delicados. Una verdadera obra de arte.

Alec estaba a mi lado, dándome patadas debajo de la mesa para que pusiera atención, pero era difícil. Ellos hablaban de cosas aburridas y tediosas, cifras y situaciones que me eran ajenas e indiferentes. Ver a una mosca volando era más intersante, de hecho, lo había llamado Gastón. No sabía si era mosco o mosca, tampoco sabía cómo se le decía a la mosca macho y a la mosca hembra, pero mosco y mosca estaba bien.

Me gustaría creer que Gastón era un buen marido y que Vivi, su señora mosca esposa, lo esperaba en casa con un montón de moscas bebés. Gastón volaba sobre nosotros, buscando algo con que alimentar a su familia, pero no había nada que pudiera serle útil. Los reyes podrían ser muy educados, pero eran unos muertos de hambre que habían arrasado con la bandeja de galletitas que Ingrid había dejado. No conocía las costumbres de los niños, pero estaba segura de que ellos serían más educados que los reyes, unos adultos con miles de años que dejaban mucho que desear.

Pero volviendo a Gastón, el pobre mosco se moriría de hambre si seguía en esta habitacion. Probablemente Vivi le recriminaria por no llevar comida y los bebés mosca pasarían hambre. ¿Dónde vivirán las moscas? ¿En algún momento duermen? ¿Cómo hacen las moscas para tener hijos? ¿Cuánto viven las moscas? ¿Mueren de forma natural o todas son víctimas del fly y los matamoscas? Gastón se cansó de volar y se detuvo en la pared, el pobre mosco debía analizar la situación, vernos desde lejos y calcular la mejor forma de llevarse las migas sin que nadie le de un manotazo.

Tío Alec siempre fue cordial y delicado, pero creo que esta vez perdió la paciencia. Sin ningún tipo de piedad, me dio un codazo y piso mi pie, obligandome a mirarlo con incredulidad. Él siempre fue un pacifista que rara vez perdía la paciencia, sin embargo, su rostro tenía una expresión grave que no me gustaba. Con algo de molestia, me indicó que debía prestarle atención a lo que los reyes decían. Creo que me hablaban porque estaban mirándome con gran atención, esperando que dijera algo.

—Esto es inútil. Desde que Aro murió, todo es un caos. Al menos Jane sabía algo, pero es obvio que esta niña no esta lista para asumir sus obligaciones –atacó Katashi Chan.

–Estoy de acuerdo –coincidió Miezcyslaw, ¿o era Noah? Parecía ruso así que debía ser un Stilinski–. No podemos tener una reina que vive en la Luna en lugar de prestarnos atención.

–Creo que deberíamos aprovechar que estamos reunidos y elegir a un nuevo líder –sugirió Rowan—. Vivimos tiempos difíciles y necesitamos a un líder firme. Tal vez tenía problemas con Jane, pero debo reconocer que era buena, su hija claramente no lo es. Señores –ella los miró a todos–, seamos realistas, los Vulturi están acabados. Una niña dueña del poder y un hombre que vivía pegado a las faldas de su hermana y a las de su esposa, sin saber cómo hacerse cargo de todo no pueden estar en el poder. Esto no tiene lógica. Si ustedes lo permiten, yo me ofrezco voluntaria para convertirme en la nueva reina.

–Rowan tiene razón –continuó Julien–. Los Vulturi sin Jane no podrán hacer nada y los Mayfair estamos capacitados para hacernos cargo de todo, solo hay que someterlo a votación.

Todos empezaron a susurrar y rodé los ojos. Buitres, eso es lo que son los Mayfair. Ellos nunca pierden la oportunidad de intentar quitarnos el poder. Tío Alec empezó a dar excusas sobre mi falta de concentración, él decía que yo era muy joven y que aún estaba de duelo, ellos se quejaban y empezaban a discutir. Los Chan, los Mandela y los Mayfair tenían razon, soy distraída y no estoy lista para esto. Podría estar recorriendo el mundo con mi Reputation World Tour, pero no, estoy aquí en Londres, tratando de ser una buena reina y tratando de ser una buena empresaria para cobrar mi herencia. Escuché las críticas con atención y después de media hora, perdí la paciencia.

–No voy a renunciar al trono, no seré yo quién termine con el legado de mi madre –todos se quedaron en silencio cuando les hablé—. Sé que no soy muy aplicada y que no les presté demasiada atención, pero tengo ideas sobre lo que quiero hacer –anuncié con una voz seria que no sabía que tenía.

—Adivinare, ¿quieres que todo sea rosa? —preguntó Rowan con un tono bastante burlón. Le devolví una sonrisa gélida antes de contestar.

—Es una gran idea, pero pensaba en algo más serio e importante, como la mayoría de edad híbrida –todos abrieron la boca sorprendidos por mis palabras. Una parte de mi deseaba que Gastón y su familia invadieran esas bocas abiertas.

–Eso es interesante –me felicitó Aurora.

–Sus palabras son aburridas y los temas que discutían me daban sueño –admití—. Viviremos miles de años, así que sus problemas pueden esperar.

–Tu idea también –atacó Julien.

—Cada vez nacen más híbridos, los cuales crecen muy rápido. No es justo que debamos esperar hasta los dieciocho años para ser legalmente mayores de edad, los híbridos dejamos de crecer a los siete, a los ocho como muy tarde. Mi idea es hablar con los humanos para que acepten nuestra mayoría de edad a los nueve años, a los diez como muy tarde.

–Es absurdo y una gran perdida de tiempo –comentó un Stilinski.

—No lo es –insistí–. Ustedes ya son viejos, no saben lo molesto que es esperar hasta los dieciocho para poder ser independientes. Mirenme a mi, tengo catorce años, acabo de graduarme en la universidad y soy reina, pero para los adultos aún soy una niña. Tenemos que compartir el mundo con los humanos, somos más fuertes que ellos y debemos pedirles permiso para todo, eso es absurdo.

–Vivimos en un mundo democrático y ellos son una clara mayoría –explicó Aurora Dahl—. Es mejor ser amigables con ellos y seguir sus reglas.

–Mejor aprendelo o tendrás problemas –gruñó un Mandela.

–Yo no sigo las reglas, las escribo –sonreí con superioridad–. Sí ustedes quieren obedecer a los humamos, esta bien, pero yo no lo haré. Soy Shakira Vulturi, la hija mayor de Jane Vulturi, la nueva reina Vulturi. El poder es mío y yo haré lo que crea correcto. No me importa lo que quieran, yo no soy Jane, yo no haré nada por nadie, al contrario, ustedes son mis súbditos y me obedeceran. Sí yo digo que pelearemos por los derechos híbridos, entonces eso es lo que haremos. Al que le guste, bien, y al que no le guste, que se vaya a la China en un cohete.

Todos me miraron con horror y Alec negó con la cabeza, pero no me molesto. Fui rebelde toda la vida, no iba a empezar a obedecer justo ahora que tenía un poder casi ilimitado. Ellos empezaron a discutir, asombrandose al oir mis contestaciones. Vejestorios aburridos, es mejor que se acostumbren a mi personalidad porque soy peor que Jane y Aro juntos.

Cansada de ellos, me puse de pie y los dejé discutiendo solos. Sé que la reunión debe seguir, pero mi paciencia se agotó. Haré lo que quiera, así que no es necesario tener una reunión, o asistir a una. Con una sonrisa, caminé hacia mi habitación, lista para cambiarme y tomar aire.

Lady Vulturi IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora