6to libro

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Capítulo 11Rachel, en pijama de seda azul real, se sentó apoyada en las almohadas, un libro abierto en su regazo. Ella sonrió débilmente a Brittany. -He estado tratando de leer, pero no puedo recordar una sola frase.- Siento molestarte.- No seas tonta. ¿Cómo te sientes?- Estoy bien. -Britt dejó la puerta abierta de una pulgada y se apoyó contra la pared, con los brazos libremente a los costados. -A la luz de lo que ha pasado, me gustaría que tú y Santana se vayan a Whitley Point mañana por la mañana.- Yo no había planeado irme tan pronto.Brittany siguió la mirada de Rachel mientras miraba inconscientemente a su teléfono celular sobre la mesa junto a la cama. -Si llama Quinn, puede llegar hasta allí, así como en cualquier otro lugar.- Lo sé.- Pero tienes la esperanza de verla aquí, ¿verdad? -Brittany preguntó con suavidad.Rachel suspiró. -¿Soy tan transparente?- No. Me sentiría de la misma manera si fuera tú. -El pecho de Britt se tensó pensando que Santana de repente desapareciera sin noticias. Tal vez para siempre. Pero ella no podía tomar decisiones de mando en base a lo que sentía, o cuán profundamente sentía el dolor de Rachel. Nadie estaría a salvo entonces.- Siéntate -dijo Rachel, indicando la cama. -Has tenido una noche difícil.Britt sonrió mientras se sentaba a los pies de la cama. -Tú la viste hoy, ¿verdad?- ¿Es por eso que tú y Santana estaban peleando?- Buena maniobra evasiva -murmuró Britt. Suponiendo que a Santana no le importaría que Rachel supiera lo que había pasado entre ellas, respondió con sinceridad. -Estábamos peleando porque pensé que debería haberme hablado de Quinn al aparecer hoy y no lo hizo.- Lo siento.- Tú no tienes que sentirlo. Santana y yo no siempre vemos las cosas del mismo modo, pero entiendo por qué tomó la decisión como lo hizo.Rachel estudió a Britt curiosidad. -¿Y eso lo hace correcto?- No -se rio Britt. -Pero por lo general significa que no me quedo enojada por mucho tiempo.- Tiene suerte.- Eso funciona en ambos sentidos.- Tienes razón. Vi a Quinn. Ella estaba en la Casa Blanca hoy. -Rachel sonrió fugazmente ante la mirada de consternación de Brittany. -Es una boutique en Georgetown.Hablamos durante unos minutos.- ¿Dijo donde se alojaba?Rachel negó con la cabeza.- ¿Número de teléfono?Una vez más, Rachel negó con la cabeza.- ¿Dijo por qué se está ocultando?- No. Pero tengo la impresión de que ella estaba en problemas, serios problemas.- ¿Qué tipo de problemas?Rachel dobló la esquina del libro en su regazo, recordando la mirada atormentada de Quinn y la forma en que había reaccionado cuando el desconocido entró en el hueco de la escalera. Cuando se encontró con la mirada tranquila de Britt ella la miro con angustia. -Actuó como si alguien fuera a hacerle daño.- Tengo que hablar con ella. Tienes que decírselo. Dile que si ella se entrevista conmigo, ella puede irse, no importa lo que ella me diga.- ¿De verdad crees que ella te traicionó? ¿O a nuestro país? ¿Después de ayudarte en primer lugar? -Tembló la voz de Rachel y ella desvió la mirada y se mordió el labio. -¿Cómo puedes pensar eso cuando tú la has tenido en tus brazos?El estómago de Britt se revolvió, y por un instante se acordó de las noches oscuras que podrían haber sido interminables si no hubiera sido por Quinn. Kitty, como ella la conocía entonces. La ternura de Kitty y su asombrosa habilidad para absolver la culpa y sin exigir explicaciones la habían mantenido unida cuando todo su interior estaba roto.- Ellos la reclutaron cuando era un adolescente -dijo Britt. -Parte del adoctrinamiento es aislar a los reclutas de todo el mundo fuera del sistema. Familia, amigos, todo el mundo. El reclutador se convierte en su principal punto de contacto para todo, él o ella se convierte en la piedra de toque emocional y físico. A veces no hay nadie que tan siquiera sepa su nombre. Pronto se olvida si alguna vez ha tenido otra vida.- ¿Qué estás diciendo? -La expresión de Rachel rayaba en horror. -¿Que le han lavado el cerebro?- No, sólo que ha sido entrenada, sin descanso y expertamente condicionada a obedecer órdenes sin cuestionarlas. ¿Cómo crees que una mujer como Quinn podría haber hecho las cosas que ha hecho en nombre de su país? - Ella no te hizo el amor por su país.Britt se encogió, pero mantuvo su mirada en Rachel. -Tal vez no después de la primera vez.- Lo siento. Estoy tan preocupada por ella. -Rachel se apartó el pelo de la cara con mano temblorosa. -Y yo sé que ella necesita tu ayuda o algo terrible va a pasar con ella. Por favor, Britt. No la abandones.- Quiero encontrarla -dijo Britt con vehemencia. Se inclinó hacia delante, con la mano apoyada sobre la cama al lado de tobillo de Rachel. -Hasta que la gente real detrás del ataque a Santana en el Aerie, Quinn está en peligro. Y si Quinn está en peligro, tú lo estás y también Santana.- Santana no estará en peligro si no estoy con ella. -Rachel sacó las piernas de la cama y se puso de pie. -Voy a irme ahora.Britt se levantó y agarró los hombros de Rachel mientras corría hacia el armario. -No.Vas a quedarte con nosotras.Rachel se dio la vuelta para hacer frente a Britt y trató de apartarla. -Déjame ir.- Rachel. -Britt ignoró el intenso dolor en su hombro mientras Rachel luchaba con ella.- No estás sola. Y tampoco lo está ella.- Oh -Rachel jadeó, sus ojos llenos de lágrimas. -Estoy muy asustada.Britt la abrazó, acariciándole el pelo y Rachel hundió la cara en su hombro. -Todo estará bien.Después de un momento de sollozos silenciosos, Rachel se apartó de Britt y rozó sus mejillas. Temblando, ella dijo: -Siempre me he preguntado lo que se sentiría al ser abrazada por ti.- Sobrevalorado, probablemente.Rachel sonrió. - No.Britt alivió su abrazo y retrocedió. -Si ella te llama, dile que te voy a llevar con ella. Dile... dile que vaya al primer lugar en que ella y yo nos conocimos. - ¿Por qué? ¿Por qué haces eso? Tienes que estar violando algún tipo de norma o regla.- No hay más reglas, Rachel.- Confío en ti.- Gracias.Rachel se abrazó a sí misma. -Oh Dios, ¿y si no me llama? ¿Y si ella no confía en mí? Britt se detuvo en la puerta. -Si ella se arriesgó a exponerse hoy para verte, va a llamar y pronto. Dale mi mensaje. Y luego ven a por mí.- ¿De verdad crees que Quinn va a llamarla? -preguntó Santana después de que Britt describiera la conversación.- Sí. Probablemente esta noche. -Britt desabrochó los vaqueros y los empujó hacia abajo, dejándolos caer al suelo. Se sentó en el borde de la cama y se desabrochó la camisa. Santana, con una camiseta raída, estaba ya en la cama.- Si lo hace, tu no vas -dijo Santana, levantando las sábanas.Britt se deslizó debajo de las sábanas con un suspiro. Volviendo sobre su lado izquierdo sano, apoyando la cabeza sobre el brazo doblado y sonrió con cansancio a Santana. - Vamos a dormir un poco, nena.Santana le acarició la mejilla a Britt. -Sí. Lo necesitas. Y tú todavía no saldrás si ella llama.- Te amo.- Yo también te amo. Y aún no vas a salir.- Si no lo hago, Rachel va a tratar de llegar a ella sola o Quinn va a arriesgarse a otro encuentro con Rachel. De cualquier manera, ambas serán vulnerables si Quinn es un blanco.- Odio cuando eres razonable.Britt sonrió. -Lo sé. Lo hago sólo para volverte loca.Santana le dio un beso. -Está funcionando. -Ella le pasó un brazo por debajo del hombro de Britt y la atrajo más cerca, almohadillando la cabeza de Britt contra su pecho.- ¿Cómo te sientes?- No es tan malo. El ibuprofeno finalmente funcionó.- ¿Por qué no puede Quinn venir aquí?- Debido a que tú estás aquí -murmuró Britt. -Muy difícil de asegurar.- ¿Por qué no puede venir a Whitley Point?- ¿Qué? -Dijo Britt, con la mente confusa con el sueño cercano.- Tú misma dijiste que Whitley Point es mucho más fácil de defender.Santana esperó en silencio, acariciando el cuello y los hombros de Britt. Finalmente, cuando se dio cuenta de que Britt estaba dormida, ella apagó la luz y cerró los ojos. Ella estaba entre lafrontera entre el sueño y la conciencia, una parte de ella necesitando sentir a Britt en sus brazos, para saber que estaba a salvo. Llamaron a la puerta y de mala gana se deslizó de la cama, sin saber cuánto tiempo había estado durmiendo. Cuando Britt no se despertó, Santana supo lo mucho que el accidente había sacado de ella. Cruzó la habitación y abrió cautelosamente una rendija.- Lo siento -susurró Rachel desde el pasillo. -Lo siento, pero tengo que hablar con Britt.*- Escocés, por favor -dijo Britt mientras se relajaba en un taburete en el otro extremo de la barra de caoba muy pulida en el casi desierto bar del hotel Four Seasons, justo antes de la 1:00 am, estaba segura que no la habían seguido. Suponiendo que alguien estaba observando el edificio, había salido por la puerta de servicio trasera y caminó hasta la parada de metro más cercana. En el camino, había comprobado cuidadosamente hacía atrás y no vio ninguna indicación de nada, pero mientras esperaba su bebida, examinaba la habitación. A primera vista, la zona parecía segura. Tres tipos de negocios, dos hombres y una mujer, sentados alrededor de una mesa de centro cerca de las ventanas discutían las cuotas de mercado y los márgenes apenas lo suficientemente fuerte como para que ella captura fragmentos de su conversación. Un hombre solitario en un traje arrugado hablaba por un teléfono celular mientras miraba en una computadora portátil y golpeaba frenéticamente el teclado con la mano libre. Una mujer de unos cuarenta años en vaqueros y un suéter estaba encorvada en el extremo opuesto de la barra, escribiendo en un cuaderno y tomando ausente un vaso de vino blanco. Britt, con la intención de aparecer como un viajero de negocios nocturnos, se había vestido con una camisa de algodón y pantalones de lana ligeras bajo una chaqueta de cuero casual y había intercambiado su arnés de hombro normal para una funda de cadera. Ella acunó su whisky y esperó quince minutos antes de llamar al camarero.- Sabes, debo haber tenido mis señales cruzadas. Acabo de llegar desde el aeropuerto y tenía que conocer a una colega aquí. Tenemos una gran reunión en la mañana...- Un montón de gente viene por aquí -dijo el fornido camarero.- Nunca nos hemos conocido en persona. Sólo por teléfono -dijo Britt, reacia a dar una descripción. Ella palmeó sus bolsillos como si buscara algo. -Diablos, tal vez equivoque la hora. Estaba segura Kitty dijo...-Kitty -El camarero sonrió. - Sí, ella estuvo aquí por un par de minutos, pero se fue cuando no apareciste. Ella dijo que si alguien le buscaba, le dijera que está en la habitación 418.- Gracias. -Britt dejó un billete de diez dólares en el bar mientras se levantaba. -Me salvó un montón de avergonzarme por la mañana.Se tomó su tiempo para caminar a los ascensores, una vez más encubierta observando alrededor. Satisfecho de que nadie la veía, ella fue al piso de conferencias y se bajó. No podía acceder a los pisos de la habitación sin una llave tarjeta y no lo había planeado de todos modos. Como era de esperar, el vestíbulo estaba vacío en el medio de la noche. Ella cogió un teléfono del hotel y marcó 836.- Estoy aquí. Tercer piso.- Voy a bajar.Dos minutos después, el ascensor se detuvo y Quinn bajó. Ella inmediatamente presionó el botón hacia arriba, moviendo la cabeza con irritación, como si hubiera olvidado algo. No miró a Britt, que estaba cerca. Un ascensor se detuvo y los dos se metieron en el coche vacío. Quinn, en estrechas botas negras de tacón bajo, un suéter negro con cuello alto con una banda ancha en la cintura y los de pantalones de seda negra, se parecía mucho a como lo había hecho la primera vez que Britt la había visto. Su pelo más corto y, en lugar de rubio platino, ahora estaba atravesado por destellos rojos. Sus facciones casi patricias elegantes. La puerta se abrió en el octavo piso y Britt siguió a Quinn a la habitación 836. Una vez dentro, Britt se quitó la chaqueta de cuero y la dejó sobre el respaldo de la silla de escritorio antiguo. La habitación era la típica del Four Seasons, con una cama king size y una sala de estar formal, con sofá, mesas, mesa de café, y mini bar.- ¿Escocés? -preguntó Quinn, su voz rica y suave como el whisky que le ofreció.- Un poco -dijo Britt mientras entraba en la sala de estar.Quinn vertió una pulgada del licor ahumado en dos vasos de cristal de roca y ofreció uno a Britt. -No trajiste a Rachel.Britt sacudió la cabeza y se bebió la mitad del whisky. -¿Creíste que lo haría?Quinn sonrió suavemente. -No. Sabía que no lo harías, sobre todo después de darle el mensaje de que nos reuniríamos aquí.- Lo siento.- No deberías. Yo no quería que viniera. Le llamé para decirle eso. -Quinn se sentó en el sofá y tomó un sorbo de whisky, con una expresión distante. -No podía irme dos veces sin decir adiós.- ¿Vas a algún lado? -Britt se sentó junto a Quinn.- ¿Qué te pasó en la cara?- Alguien trató de atropellarme, no muy lejos de mi casa esta noche.Quinn tocó ligeramente con un dedo la barbilla de Britt, inclinando su rostro hacia la luz. -Santana debe estar furiosa.- Buena deducción.- Si tu cara luce así, me imagino que el resto está bastante adolorido también.- Estas en lo cierto otra vez -dijo Britt, consciente de que la mano de Quinn estaba temblando. -¿Cómo te va?- He estado más cómoda. -Quinn dejó caer la mano sobre su regazo. -Tú sabes que no fui yo.- ¿En el vehículo que trató de atropellarme? Lo sé. Lo que no sé es que más está pasando.- Yo tampoco -Quinn desplazó la rodilla hasta que rozó la pierna de Britt. -Te acordaste de nuestro sistema. -Ella sonrió casi con nostalgia. -La primera vez que llamaste al servicio y cuando te conocí abajo en el bar, me sorprendió.- ¿Sobre qué? -Britt preguntó con suavidad. Ella no tenía ninguna prisa. Había demasiado entre ellas como para no dejar que Quinn dijera lo que tenía que decir. -Tú eras hermosa. No me podía imaginar que una mujer como tú tendría que...- ¿Pagar por ello? -dijo Britt con un encogimiento de hombros.- Encontrar comodidad con los extraños.Britt sonrió. -No somos extrañas ahora.Quinn apoyó los dedos suavemente sobre el antebrazo de Britt. -No, no lo somos. Pero no te confías en mí por completo, ¿verdad?- Sé que eres una profesional y sé que vas a seguir órdenes. Sus órdenes pueden estar en desacuerdo con mi misión.- Quieres a Matheson -dijo Quinn con certeza. -Y yo también- Alguien le advirtió antes de que pudiéramos llegar a él.- Ya lo sé. Lo que no sé es quién.- La fuga tuvo que venir de ti -dijo Britt suavemente.Quinn suspiró. -Sí. Lo sé.- ¿Tu reclutador?Quinn parecía afligida. -No lo sé. Espero que no. Lo conozco hace más de quince años. -Ella miró a Britt, una disculpa en sus ojos. -Le he dicho mucho en esos años.Britt hizo una mueca. -Yo ya he llegado a un acuerdo con el hecho de que mi vida privada no es privada y no lo ha sido por algún tiempo. ¿Cuál es su nombre?Quinn vaciló.- Jesús, Quinn -replicó Britt. -Si él no está sucio, no importará. Si es así, tenemos que saber porque él no es probablemente el único. ¿Crees en serio que Matheson podría llevar a cabo algo así como el asalto a Santana con un solo contacto en el interior? Por lo que sabemos, tiene una red. Por lo que sabemos, él va a intentarlo de nuevo.Britt se puso de pie, muy enojada para sentarse, y se estremeció ante la súbita oleada de dolor que se deslizó por la espalda y en la pierna derecha. Apenas se tragó un gemido.Quinn le cogió la mano. -Siéntate, Brittany. Tienes demasiado dolor para estar en pie.- ¿Cómo se llama? -Britt miró a Quinn y a sus manos, todavía unidas, recordando. Ella había abrazado a esta mujer en la noche. Ella se había corrido en sus brazos. Había encontrado algo parecido a la paz en su contacto durante las horas más oscuras de su vida. Y ella la había amado tanto como ella había sido capaz entonces.- Henry -dijo Quinn en voz baja. -Eso es todo lo que sé.- ¿Quince años y nunca trataste de averiguar más?Quinn negó con la cabeza. -Esa no es la manera de hacer las cosas.Britt dejó suavemente la mano de Quinn y volvió a sentarse. -Lo sé. ¿Crees que es el vínculo?El dolor cruzó el rostro de Quinn y se borró rápidamente. -No lo sé. Y hasta que lo haga, no puedo contactar con él o cualquier otra persona en el interior.- ¿Dónde estabas pensando irte?- Justo antes del 11/9, empezamos a ver la inteligencia de que había una célula activa en Francia, posiblemente París, en colaboración con otras células en Europa y Oriente Medio. Se rumorea que planificaban un ataque coordinado de aquí.Britt maldijo y luchó por mantener su temperamento bajo control. -¿Por qué nadie más sabe esto?- Brittany -dijo Quinn con un suspiro de resignación. -¿Sabes cómo cada agencia protege su inteligencia. Y, ciertamente, a los que estamos en el campo no se les dice nada. No entendí esto hasta después de todo lo que pasó.- Cuando te enviaron a trabajar con nosotros -dijo Britt con amargura. Ella había sido utilizada, y aunque no había sido la primera vez y con toda probabilidad no será la última, se resintió.- Sí. Tenían la esperanza de que podíamos encontrar una pista de la célula en París, en el curso de la investigación de Foster.- ¿Qué crees que puedes hacer por tu cuenta?Quinn se encogió de hombros, claramente frustrada. -No lo sé. Posiblemente nada. Pero si no encuentro el vínculo que une a Foster y Matheson y la CIA juntos, nunca voy a ser capaz de salir.- Ven ahora conmigo.- Confío en ti, pero no me puedes proteger una vez que esté visible. Y ambas sabemos que la manera más fácil de hacer que todo esto desaparezca es eliminándome. -Quinn tomó su whisky y dejó el vaso con cuidado sobre la mesa. -El que trató de atropellarte esta noche probablemente sabe acerca de nuestra relación. Matarte cortaría una vía más de escape para mí. - Yo llegué a la misma conclusión -dijo Britt, con la esperanza de que Santana no.- Lo siento.- ¿Por qué? -Britt se rio con cansancio. -¿Por creer en la línea de la CIA o por reunirte conmigo en el bar esa primera noche?- Ciertamente no lo último. Estoy lamentando lo primero. Soy responsable de un atentado contra tu vida. No quiero ser la causa de otra.- Soy tu mejor oportunidad y lo sabes. -Se levantó Britt. -Si me dejas llevarte, te doy mi palabra de que nadie lo sabrá hasta que hayamos identificado la fuente de Matheson. Yo personalmente garantizo que tu estarás protegida.- No quiero pasar meses, incluso años, en una casa de seguridad, Britt. -Rio Quinn. Dios sabe que si quisiera desaparecer y empezar de nuevo como otra persona, podría. Estoy cansada de ser otra persona. Quiero salir.Britt tomó una decisión sobre la base de todo lo que sabía, y lo más importante, en todo lo que ella creía. -Trabaja con mi equipo y conmigo para encontrar a Matheson, y yo te sacaré.- No estoy segura de que incluso puedas hacer eso, Brittany. -Levantándose, Quinn deslizó su mano en la parte posterior del cuello de Britt y la besó en la mejilla. -Tengo que pensar en ello.- Cuanto más tiempo permanezcas escondida, peor se ve.- Lo sé.- ¿Qué pasa con Rachel?- No debería haberla contactado hoy. Fui egoísta. -Quinn enganchó su brazo con el de Britt mientras caminaban hacia la puerta. -No voy a tratar de volver a verla.Britt le dio un número de teléfono seguro mientras ella se encogió de hombros. -Nadie lo sabrá. Te doy mi palabra.- No voy a estar aquí en la mañana, en caso de que te lo preguntes.- No voy a ir a por ti, no a menos que tenga que hacerlo.- Gracias. -Quinn sonrió con tristeza. -Buenas noches, Brittany.Britt la atrajo en un suave abrazo. -Llámame. Pronto.

HonorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora