Capitulo 15

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A las siete menos un minuto Britt entró en el centro de mando y se dirigió a la cabecera de la mesa, en torno a la cual se hallaba reunido el equipo. A pesar de no haber dormido, parecía centrada y atenta. Sin más preámbulos, dijo:- Vamos a analiza la fotografíaJeremy Finch, un agente bajo, con ligero sobrepeso y gafas, se aclaró la garganta. Era el bicho raro del grupo: el genio de la informática y el mago de la técnica- Hemos analizado la elevación potencial y el ángulo de visión haciendo una extrapolación a partir de las sombras y de la hora aproximada del día- Corte el rollo, agente- espetó Britt, en una extraña manifestación de impaciencia- Bueno, básicamente, la fotografía se hizo desde uno de los edificios que hay frente al del objetivo, al otro lado de Gramercy Park- Miró la mesa con gesto incómodo- ¿Desde el tejado?- No necesariamente, comandante- Finch parpadeó tras sus gafas- Las proyecciones de altura sugieren un lugar por encima de los veinticinco metros- Eso nos deja un montón de sitios potenciales, agente Finch- Britt lo miró y se tragó otra observación sarcástica. El no podía fabricar las pruebas- Sí, señora, ya lo sé- Finch asintió con gesto compungido. Como los demás agentes, estimaba su posición en el equipo y sentía lealtad hacia su firme y exigente comandante- Sabemos que el fotógrafo dispone de una ubicación fija, en vez de un vehículo. Por tanto, existen más posibilidades de encontrarlo, pues se mantiene relativamente estacionario- Tiene razón- Tardó un minuto en serenarse. Su impaciencia nacía del miedo y debía vencer ambas emociones. Santana López no sufriría daño. No en aquel momento. Nunca- Muy bien. Quiero una lista con todos los ocupantes de los edificios de cada lado de la plaza, no sólo los de la calle situada enfrente de este edificio. Tal vez viva en un sitio y utilice otro diferente para la vigilancia. Interroguen a los agentes inmobiliarios, administradores de fincas y empresas que alquilan apartamentos para sus empleados. Posiblemente nuestro sujeto no identificado éste aquí solo de forma intermitente, cuando los negocios lo reclaman- Hemos destinado personal para que comiencen los reconocimientos a la hora de apertura de las oficinas- indicó Sam- Bien. Finch, traiga las cintas de anoche. A ver si localizamos el depósito del sobreDedicaron unos momentos a revisar otros métodos para reducir la lista de potenciales perpetradores que pudiesen acceder a los edificios vecinos. Britt diseñó el cambio de cobertura necesaria en ese momento, pues el nivel de amenaza había subido. Por último, recorrió la mesa con la vista y miró a sus agentes a los ojos- Tengo que informar de esto a la Casa Blanca. Llegados a este punto, debemos reconocer que Santana López se encuentra en inminente peligro de asesinato o de intento de secuestro. Voy a recomendar que permanezca recluida hasta que consideremos que la amenaza se ha neutralizado. Es posible, más bien probable, que la investigación se retire de nuestra jurisdicción- Levantó la mano para pedir silencio cuando los agentes se movieron en sus asientos y protestaron, entre murmullos- Sé cómo se sienten, y creo que somos los mejores para protegerla y también para llegar al fondo del asunto. Pero las situaciones de este tipo se convierten casi siempre en un asunto político, y cabe la posibilidad de que no se nos permita opinar nada al respecto. Si se da el caso, espero total colaboración con quien dirija la investigación. Recuerden: lo esencial es la seguridad del objetivo. No hay sitio para el ego ni para la ambición personal en lo que a ella atañeEsperó un instante- ¿He sido clara al respecto?La respondió un coro de "Sí, señora"- Bien, pues vamos a trabajar. Sam, un momento, por favor- Britt se volvió hacia él cuando los demás salieron- En cuanto a la señorita López llegue a su casa, infórmeme. Me reuniré con ella para advertirla de su situación. Eso es todoSam se limitó a asentir. No era día de nada, más que de obedecer órdenes. La comandante echaba chispasBritt atravesó el centro de mando hasta los ascensores y abandonó el edificio sin hablar con nadie. Cruzó la plaza para dirigirse a su apartamento y se quitó la ropa nada más entrar. Fue al cuarto de baño y entró en la ducha, abrió el agua fría de lleno y dejó que arrastrase la fatiga de su cuerpo y de su mente. Estaba furiosa, furiosa porque alguien se había atrevido a amenazar a Santana López sin ningún motivo, solo por el papel que representaba. Estaba furiosa consigo misma por permitir que sus sentimientos hacia Santana interfiriesen en su deber. Y la ponía furiosa el terror ante cualquier daño que pudiese sufrir SantanaCuando sonó el teléfono dos horas después y Sam la informó de que Santana había vuelto a su apartamento del ático, Britt se hallaba sentada ante los amplios miradores de las ventanas, vestida con una camisa blanca almidonada, pantalones de seda negra y una chaqueta de seda de color gris marengo. Había esperado la llamada con la mente muy tranquila. Por primera vez en aquellas últimas semanas se sentía segura de sí misma- ¿Hay una emergencia?- preguntó Santana con mayor brusquedad de la que había pretendido. Se encontraba frente a Britt y sólo llevaba puesta una bata, pues acababa de salir de la ducha cuando la informaron de que su jefa de seguridad subía a verla- No es buen momento. ¿No lo podemos dejar para después?Hacía casi diez días que no veía a Britt. Desde el regreso de la estación de esquí había trabajado febrilmente: pasó horas y horas pintando lienzos y creando dramáticas imágenes abstractas de ira, añoranza y deseo frustrado. Cuando al fin se agotaron sus emociones, apartó los ojos del caballete y notó que las paredes del loft se le echaban encima. La imagen espontánea de Britt la perseguía. El consuelo que le proporcionó el abrazo de Britt en el avión resultaba más difícil de olvidar que el deseo sexual que la había atormentado antes. La lujuria se podía controlar, ignorar o, si hacía falta, satisfacer en cualquier parte. Sentía por Brittany Pierce algo que no había experimentado desde que era inocente y creía en el amor. Y aquello la asustaba más que nada en el mundo- ¿Qué pasa?- preguntó Santana en voz baja cuando no obtuvo respuesta. Britt, normalmente imperturbable, parecía tensa y sus ojos tenían profundas sombras de fatiga. De repente, a Santana le dio un vuelco el corazón- ¿Mi padre?- No- se apresuró a responder Britt- No, lo siento. Se encuentra bien- Entonces, ¿Qué sucede?- Ha habido otro contacto del acosador- informó Britt- Anoche dejó una fotografía- ¿Mía?- Santana se estremeció por dentro y el estómago se le encogió al pensarlo- Sí. Fue tomada anoche, cuando salía del edificio- Dios mío- exclamó y se acordó del apartamento que acababa de dejar y de una mujer desprevenida que dormía entre sábanas revueltas- ¿Me siguió? Britt, hay una mujer...Britt negó con la cabeza, procurando no alterar la expresión de su rostro- No hay motivo para creer que se encuentre en peligro. El apartamento en el que pasó la noche fue vigilado todo el tiempo- ¿Dónde me encontraron?- Aquí- Britt sonrió con tristeza- Por una vez nos acompañó la suerte y seguimos su taxiSantana estudió la cara de Britt- ¿Quién estuvo en el bar?- Primero yo, luego Stark- No la vi- No, ya me lo imaginaba- Britt- dijo Santana en tono sereno y con una expresión grave en los ojos. "No quería que tú lo vieras. Solo pretendía no...no desearte durante unas horas"Britt hizo un gesto impaciente con la mano. No dejaría que la distrajesen sus sentimientos acerca de la aventura sexual de Santana, sobre todo en aquel momento- Eso no importa. Nos importa la situación con el sujeto no identificado- ¿Y cuál es, exactamente?- preguntó Santana con interés, tras comprender que Britt había cortado toda posibilidad de hablar de cuestiones personales- Las fotografías tal vez no sean más que su forma de demostrarnos que se encuentra aquí, un gesto vacío. Pero también puede indicar que progresa. Y he de admitir que síSantana suspiró profundamente- ¿Y qué va a hacer al respecto?- Creo que debo informarla de que voy a volar a Washington para discutirlo con el director adjunto y, probablemente, con el jefe de personal. Le anticipo que se va a constituir un grupo de trabajo para investigar y detener a ese individuoSantana no dijo nada y se volvió para contemplar el parque desde las ventanas. Pensó que ya sabía cómo se sentía un animal enjaulado- ¿Qué supondrá eso para mí?Brittany notó la rigidez de la espalda de Santana y el ligero temblor de su voz. Por unos instantes, deseó abrazarla y consolarla. En vez de eso, se obligó a responder- Imagino que la sacarán de la ciudad hasta que lo pongan bajo custodiaSantana se giró de pronto y la furia tiñó de morado sus ojos oscuros- Quiere decir que me encerrarán en una residencia con guardias las veinticuatro horas del día, como si mi vida significara tan poco que puedo alejarme sin dejar nada atrás- No- Britt dio un paso adelante, pero se detuvo. Hizo un esfuerzo para calmarse y declaró con firmeza- Como si su vida fuese demasiado importante para arriesgarla un solo momento- ¡Gilipolleces!- exclamó Santana- A su gente sólo le interesa proteger la reputación del gobierno de los Estados Unidos y de las personas que lo componen- Santana...- No, Britt. Por lo menos, no me mienta- Santana se volvió, fue al otro lado de la habitación y se escondió detrás de la división que circundaba la zona del dormitorioDespués de unos minutos, Britt la siguió. Santana guardaba ropa en una maleta de mala gana- ¿Qué se supone que va a hacer?- preguntó Britt con una frialdad mortalSantana no se molestó en mirarla. Dejó caer la bata al suelo y se quedó desnuda. Se puso unos vaqueros y un jersey y se calzó unos mocasines. Se dirigió en silencio al vestidor y buscó la cartera y las llaves. Cuando al fin miró a Britt, no había expresión en su rostro- Voy a salir de aquí. No le aconsejo que intente detenerme. No creo que a mi padre le guste que me maltrate una agente del Servicio Secreto- cogió su bolso y se quedó atónita cuando Britt la agarró con fuerza por los hombros y la detuvo en seco- ¡Me importa una mierda lo que piense su padre!- estalló Britt- También me importa una mierda lo que piense usted. No va a salir de este apartamentoDurante un instante fugaz, Britt se convirtió en todas las personas que habían conspirado para mantener a Santana cautiva en una vida que no había elegido. Soltó las llaves y alzó la mano contra el rostro de Britt. No le pegaba a la mujer que no había hecho más que intentar protegerla, sino a las numerosas personas sin rostro que, cumpliendo órdenes, habían contrariado sus deseos.Britt, prevenida, interceptó el golpe con el brazo izquierdo, enfadada no porque Santana hubiese intentado pegarle, sino por su terca resistencia a admitir que estaba en peligro. Una oleada de deseo incontrolable superó el miedo de Britt. Arrastró a Santana hacia sus brazos y cubrió la boca de la joven con la suya, besándola brutalmente, mientras le sujetaba los brazos con las manos y se fundía en un abrazo con la sorprendida jovenPor un momento, Santana estaba tan impresionada que no pudo reaccionar, pero no opuso la menor resistencia. Cuando sintió la boca de Britt en la suya, la besó a su vez y su lengua buscó con urgencia la de Britt, mientras sus brazos la enlazaban por la cintura y las piernas de ambas se confundíanLa respiración de Britt se quebró en su pecho cuando la abandonó la razón. Había deseado tanto a Santana de una forma que parecía definitiva que su cuerpo perdió el control rápidamente. Gimió, enterró el rostro en el cuello de Santana y metió la mano debajo del jersey para tocar su piel.Santana arqueó la pelvis hacia Britt y echó la cabeza hacia atrás, ofreciéndole su cuello como si fuera un sacrificio- Oh, Dios, Britt. Dios, sí..., tócameEl sonido de la voz de Santana atravesó la conciencia de Britt y la paralizó cuando recuperó el conocimiento. "¡Dios mío! ¿Qué estoy haciendo?"Britt frenó sus febriles caricias, pero no soltó a la mujer que tenía entre sus brazos. Se la acercó aún más a sí misma y apretó los labios contra la oreja de Santana. Temblando de deseo, susurró en tono urgente:- Lo siento, lo siento. Perdóname- ¡No!- Santana ahogó un grito, agarró a Britt por el pelo y la obligó a echar la cabeza hacia atrás- MírameEntre gemidos, medio loca, Britt miró a Santana a los ojos- Tócame- le susurró al alma de Britt- Te necesito- No puedo- murmuró Britt, angustiada. No podía hacerlo. No podía sentirlo tanto ni quererlo tanto. No había tocado a otra mujer con pasión desde la mañana en que había hecho el amor con Janet por última vez. Seis horas después la sostenía, impotente, mientras moría. Había prometido no volver a experimentar nunca la añoranza ni la pérdida- Dios, no puedo- No, claro que no- Santana se apartó de ella con paso inseguro y se paso las manos temblorosas por el cabello. Tenía los ojos llenos de pasión y de dolor ante el rechazo de Britt- No figura en la descripción de tu trabajo, ¿verdad, comandante? No puedes sentir nada por mí porque interferiría en tu deber, ¿verdad?Britt sacudió la cabeza con tanta fuerza que pensó que no aguantaría, pero consiguió hablar con voz firme- Cuando me reúna con el director adjunto en Washington, dimitiré de esta misión. No importa lo que pienses de mí, no voy a arriesgar tu seguridad quedándome. No puedo cumplir con mi deber sencillamente porque no soy capaz de pensar en ti como si fueras sólo una misiónCuando Britt se volvió para marcharse, Santana la llamó- ¡Espera!El leve matiz de impotencia que se desprendía de su voz hizo que Britt se detuviese y, con voz ronca, preguntó:- ¿Qué?- Esta tarde, a la una, he de asistir a la inauguración de la nueva ala para niños en el hospital municipal. Hace meses que está prevista, y hay niños que tal vez...no se encuentren allí...después- Santana quería tocarla, solo para consolarse, pero no se atrevió a moverse- ¿No es posible esperar hasta más tarde?Britt asintió lentamente, consciente de que, si se daba la vuelta, la abrazaría otra vez- Iré a Washington después- Gracias- susurró Santana cuando Britt salióA las doce y media del mediodía Britt se presentó ante la puerta de Santana, vestida con la misma ropa que llevaba por la mañana. Sólo se había cambiado la camisa y había sustituido la blanca por una de seda de color gris claro. Llamó a la puerta y Santana abrió inmediatamente. Se había puesto un sencillo vestido de tubo negro adornado con un collar de perlas grises. Los tacones bajos la situaban a la altura de Britt. Cualquier que la viese juntas opinarían que formaban una magnífica pareja- ¿Estarás conmigo en el hospital?- preguntó Santana, mirándola a los ojos con un insólito gesto de vulnerabilidad- Desde lo de mi madre...odio los hospitales- Sí, todo el tiempo- dijo Britt en voz baja, pues sabía lo difícil que resultaba para ella aquella visita- Yo...te lo agradezco- susurró SantanaCuando Santana se aproximó a Britt, ésta le acarició la mano suavemente- Todo saldrá bienTres agentes se unieron a ellas cuando salieron del ascensor y caminaron hacia las puertas del vestíbulo. Sam había ordenado que el Suburban esperase junto a la acera, con las puertas de atrás abiertas y el motor en marcha. El claro sol de la tarde atravesaba las grandes puertas de cristal y proyectaba un resplandor cegador sobre sus rostros. Stark y Fielding salieron primero, seguidos por Britt y Grant, con Santana entre ellos. Britt alzó la vista automáticamente, aunque el sol la obligó a parpadear, para observar los edificios del otro lado de la placita. Más que verlo, percibió un movimiento en alguna parte a través de la bruma que recortaba las cornisas ornamentales de los tejadosEl instinto de Brittany Pierce constituía su fuerza motriz, la única cosa de su vida que jamás cuestionaba y de la que no dudaba. Se adelantó a Santana rápidamente y la empujó hacia el refugio de la entrada. Luego debió de tropezar, porque a continuación se recordaba de rodillas en la acerca, tratando de recuperar el aliento. Una cacofonía de gritos llenó su cabeza mientras los agentes gritaban a los micrófonos"Código rojo, código rojo...Oh, mierda, mierda..."- Métanla...dentro- ordenó Britt, pero su voz se convirtió en un susurro en medio de una columna de niebla roja. Agarraba la pistola con la mano derecha, pero le costaba mucho trabajo levantar el brazo. Con gran esfuerzo giró la cabeza y buscó a Santana. A pesar de su visión borrosa, distinguió a Santana rodeada por agentes, que tiraban de ella hacia el edificio. Santana parecía resistirse y extendía una mano en dirección a Britt. Alguien lejano gritó el nombre de Britt con un alarido de dolor animal y agónico. Luego, silencio"Ella se encontraba a salvo"La mente de Britt pensaba con bastante claridad. Santana estaba a salvo y ella había cumplido su deber. Aceptó la extraña lasitud que la envolvía y se dejó caer de espaldas lentamente. Después abrió la mano y depositó la pistola en la acera. Britt cerró los ojos cuando su corazón dejó de latir, tras contemplar el cielo más azul que había visto en su vida


HonorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora