6to libro

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Capítulo 16Sábado- No estás lista para el servicio de campo -dijo Paula. Renée colocó su Sig Sauer en la cintura de sus pantalones de seda negro, colocando la pistola en la mitad de la espalda.Luego sacó una chaqueta con cuello verde oscuro y la cerró sin apretar con un cinturón ancho. Comprobó que la chaqueta cayera suave, ocultando su arma enfundada, para luego sacarla sin el estorbo de cualquier obstáculo en su ropa. Satisfecha de que la chaqueta corta cubría su arma, pero no iba a interferir con ella, comprobó su maquillaje en el espejo del tocador. Después se calzó los zapatos negros de tacón alto, suficiente para un evento formal, pero lo suficientemente bajo para hacerlo funcional, ella se sentó al lado de Paula en el sofá de su habitación de hotel.- Soy la escolta de Rachel. No es exactamente trabajo sobre el terreno.- Eso es hilar muy fino. El hecho de que estés usando un vestuario lujoso -dijo Paula, pasando su mano arriba y abajo del muslo de Renée, -no significa que no estés proporcionando protección.- Lo sé, corazón. -Renée cogió la mano de Paula y la sostuvo. -Y yo prometo que si todo alrededor comienza a llegar a mí, voy a pedir ayuda. Pero puedo manejar esto. En serio.Paula suspiró. -No dudo de ti. Yo estoy un poco preocupada.- ¿De qué?- ¿Se te ha ocurrido que todos estamos operando fuera del radar desde que salimos de Washington?- ¿Quieres decir porque no estamos informando a algún monigote de escritorio, que no sabe qué es lo que hacemos la mitad del tiempo de todos modos?Paula se echó a reír. -Sí, creo que eso es lo que quiero decir.- Cariño, estamos en el radar de Brittany Pierce. La prefiero a ella a cargo que a cualquier consejero del SAC o subdirector que nunca he visto y que nunca ha guardado tu espalda en un tiroteo. ¿Qué hay de ti? - Sí, yo también.Renée deslizó su brazo alrededor de la cintura de Paula y volvió el rostro de su amante hacia ella con un dedo en su barbilla. -Estoy muy bien. Ya lo sabes, ¿verdad? - Todavía te ves cansada -dijo Paula, y agregó rápidamente, -pero te puedo decir que te sientes mejor.- ¿Ah, sí? -Renée la besó suavemente en los labios. -¿Cómo?Paula sonrió. -Estás durmiendo mejor.Renée besó de nuevo, un poco más firme. -¿Eso es todo?- Estás caminando mejor. Sin bastón.- Mmm-hmm -dijo Renée, detrás de una línea de besos a lo largo del borde de la mandíbula de Paula.- Cariño -dijo un poco sin aliento Paula. -Correremos tu maquillaje.- Oh, no me importa -susurró Renée.- Sabes que no puedo tener sexo antes de un gran juego. -Paula se alejó. -Se agota mi fuerza y hace perezoso mi cerebro.Riendo, Savard deslizó su mano dentro de la chaqueta de Paula y sobre sus pechos.- ¿Tienes miedo de que se te olviden de todas las grandes jugadas y correr hacia la zona de anotación equivocada?Paula se levantó y se alejó. -No me toques justo cuando solo me estás provocando. Tú sabes que me excito.Los ojos de Renée brillaron. -¿Lo estás ahora?- Renée -dijo Paula, al oír su propia voz con una combinación de emoción y nervios. -Me voy ahora. Voy a la habitación de Wozinski para la reunión. -Extendió el brazo, con la palma hacia el frente. -No te levantes.- Sé el horario. No tienes reunión hasta dentro de una hora, Jefa.- Quiero revisar todo por mi cuenta, en primer lugar.Renée sonrió. -Está bien, corazón. Yo sé que tienes muchas cosas en la mente. -Se levantó y besó Paula en la mejilla. -Pero cuando estemos de vuelta aquí esta noche, voy a mostrarte lo mucho que me he recuperado.- Esperare ver una demostración. Ten cuidado esta noche. - Tú también, corazón.*Britt dio un golpecito en la puerta de la habitación, sintiéndose como una intrusa. Stark, en un traje azul marino a medida y camisa blanca, respondió.- ¿Te importa que me siente en tu informe, Jefa?- No, vamos, entreCuando Stark se hizo a un lado, Britt asintió su agradecimiento y entró en la habitación poco iluminada. Las cortinas de las ventanas estaban cerradas y las luces del techo apagadas, dejando sólo las lámparas de mesa dispersas para la iluminación. El efecto era extrañamente íntimo. Britt se dirigió directamente a una de las sillas vacías agrupadas alrededor de la mesa de café en la zona de estar, saludando con la cabeza a Sam, Wozinski y Hara mientras se sentaba. Stark volvió a la silla en el centro del grupo.- Estábamos revisando las rutas de salida, comandante.- Adelante -dijo Britt. -Perdón por la interrupción.- No hay problema -dijo Stark rápida y entregó a Britt una copia impresa. -El calendario, horarios de cambio y la colocación de agentes están descritos allí.Britt lo miró brevemente. Era profunda y completa, como previó que sería. No era que no confiara en ella. Fue la amenaza inesperada que tuvo en su paseo en la suite a través del pasillo hasta que Santana había sugerido fuertemente que ella se sentara en la sesión de información previa a la partida. Así que ahora Britt se encontró en la incómoda posición de ser un observador.Estaba a punto de levantarse y salir cuando Stark empujó los papeles a un lado y le dijo: -¿Hay algo en particular que quiera revisar, Comandante?Britt se aclaró la garganta. -Primero que todo, sólo quería aclararle a todos que estoy aquí porque Santana me echó, no porque Stark necesite ayuda.Stark sonrió y los otros agentes se echaron a reír.- Bueno -continuó Britt. -Definitivamente soy más útil aquí que al otro lado de la sala en este momento. -Se dirigió a Stark. -No creo que los detectores de metales son viables, teniendo en cuenta que la recepción está en el entrepiso abierto- Podríamos insistir en que todo el mundo utilice una escalera mecánica y uno sólo de los ascensores, pero creo que tendríamos un estancamiento importante como resultado. Ese tipo de caos a veces hace que sea más fácil de pasar por alto las cosas.- Estoy de acuerdo. Además, -dijo Britt con un suspiro, -si aumentamos las medidas de seguridad alrededor de Santana en una aparición pública daremos la imagen de que es obvio que estamos preocupados.- No estoy preocupada, Comandante -dijo Stark firme. -En lo que a mí respecta, cada vez que Egret hace una aparición pública, tenemos que asumir que es un objetivo. Esa es la única manera de hacer el trabajo.Tras un momento de silencio, Britt dijo, -Tienes toda la razón, Jefa. -Ella miró a los demás. -¿La cobertura del perímetro?- Voy a sentarme fuera en la furgoneta de vigilancia -dijo Sam, desenrollando un esquema y extendiéndolo hacia Britt. Señaló una X roja con un círculo a su alrededor.- Aquí. El otro vehículo estará en la entrada sur. -Señaló una X azul, -aquí. Uno de los hombres de Tanner conducirá ese vehículo.Luego abrió otro esquema de la sala de baile. -Salidas... aquí, aquí, aquí y aquí. También cubiertas por la gente de Tanner.- ¿Estamos utilizando los agentes locales de campo? -preguntó Britt.- No -dijo Stark. -He decidido que el equipo de Tanner tiene más experiencia, mucho más. Y ya estamos acostumbrados a trabajar con ellos.- Buena idea -murmuró Britt. Ella estaba segura que los agentes del Servicio Secreto locales se comprometerían, pero también era cierto que con el actual equipo de seguridad de Tanner estaban más compenetrados y acostumbrados a trabajar. Dadas las circunstancias, habría tomado la misma decisión.- Savard estará con Rachel -dijo Britt. -Tenemos que asumir que Rachel es un objetivo potencial también. -Ella miró a Stark. -Pero Savard todavía tiene problemas de movilidad. Ella estará bien de cerca, pero va a necesitar refuerzos móvil para ella.Stark no cambió de expresión. -Ya lo tome en cuenta.- ¿Apareció algo en el historial de la doctora? -preguntó Britt, refiriéndose a la oradora principal. -¿Las amenazas, los manifestantes enojados, cualquier cosa que pueda extenderse esta noche?Stark asintió a Sam, quien abrió una carpeta de archivos. -Emory Constantine. Tiene treinta y un años de edad, ha estado en el Instituto Johnson durante cinco años, y recibió una subvención federal considerable igualada por el Instituto hace dos años. Tiene un montón de publicaciones recientes y se considera uno de los pilares a la cabeza en la investigación de células madre en el mundo.- Es joven para eso -observó Britt.- Al parecer, ella era una de las pocas de ver la escritura en la pared antes que nadie. Ella hizo una gran parte del trabajo preliminar cuando aún era estudiante. Un caso de buen tiempo y, por lo que he podido averiguar, un montón de cerebros.- ¿La vida personal?- No hay mucho allí. Vive en Beacon Hill, en el domicilio familiar con su madre, divorciada, sin hijos.- ¿Evaluación de la amenaza?Hara habló. -Ha habido manifestantes de derecho a la vida en los últimos tres seminarios que Constantine ha sido cabeza de cartel. Este hombre -desplazó fotografías, -fue detenido en la última por amenazarla físicamente mientras salía del podio. Alexander Frenkel. Hay una orden de restricción contra él ahora. Si aparece a quinientos metros cerca de ella, va a la cárcel.- Cada uno tiene su foto -dijo Stark. -Él no está registrado en el hotel, por lo menos no con ese nombre.- Estos cuatro -Hara continuó desplegando otro conjunto de fotografías, como jugando a las cartas, -se han observado en dos de los tres últimos lugares en que Constantine hizo una aparición pública.Britt frunció el ceño. -¿Afiliaciones?- Tres pertenecen a diferentes grupos, pero el cuarto no parece tener ninguna conexión de grupo en absoluto -respondió Hara. -Dos son activistas de los derechos del feto, se trata de un pro-vida, y el solitario es un producto desconocido.- ¿Quién está proporcionando esta información? -preguntó Britt.- Del FBI local -dijo Sam. -Han mantenido un archivo de la doctora, ya que otro investigador, James Bennett, de la célula madre, fue atacado en un estacionamiento en el año. Las lesiones lo mantuvieron en el hospital durante dos meses.- ¿La víctima tiene alguna relación con Constantine?- Nada más que el hecho de que se conocían profesionalmente -dijo Sam.Stark dijo: -Esperamos a los manifestantes habituales esta noche. Llevaremos a Egret por la puerta lateral, debido a que los manifestantes lo más probable es que estén al frente, donde van a tener más cobertura de prensa. El hotel puede prohibir legalmente que entren, así que una vez que estemos dentro, ella estará a salvo de la mayoría de los disidentes organizados.- ¿Qué tienes de las facciones anti-gay locales? -preguntó Britt.- Algunos grupos religiosos, pero están mayormente involucrados en los debates sobre que la Iglesia reconozca a los sacerdotes homosexuales y la realización de matrimonios entre personas del mismo sexo -respondió Stark.- ¿Alguno de ellos con una historia de violencia?- No.- La prensa va a estar sobre ella esta noche, y no vamos a mantenerlos fuera del banquete. Es una recaudación de fondos, y estoy segura que la gente de relaciones públicas del instituto quieren a los periodistas presentes. -Britt sacudió la cabeza. -Será una noche muy larga.- Hay otra cuestión, Comandante -dijo Stark.Britt le dirigió una mirada inquisitiva.- Usted fue agredida esta semana, así que tenemos que asumir que usted está en riesgo. Wozinski la cubrirá y...- No -dijo Britt rotundamente. -Te lo agradezco, Jefa, pero no usaré a alguien del equipo de Santana para mí. No lo necesito.- Con respeto...Britt se levantó. -Me niego oficialmente, Stark. Ya tiene dos cubriendo a Santana como el objetivo primario y a Rachel como el secundario. Usted no tiene la gente para cubrir a cualquier otra persona. ¿Queda claro?- Sí, señora -dijo Stark con fuerza.- Gracias.*- ¿Estás lista para esto? -Santana preguntó a Rachel, que estaba sentada frente a ella en la parte trasera de la limusina. Renée Savard se sentó junto a ella y todos los que no lo sabían pensarían una pareja increíble. Rachel, un poco más alta y más esbelta que Renée, llevaba un vestido de noche azul cobalto sin mangas y aberturas de ojo en el corpiño. La chaqueta y pantalones de Renée eran igualmente elegantes. Era obvio para Santana que Renée se adelantó ligeramente por delante de Rachel y examinaba los alrededores a cada paso. Santana se dio cuenta de la sutil vigilancia porque Britt siempre hacía lo mismo.Ahora Rachel miró a través del vidrio a prueba de balas mientras la limusina blindada, cortesía de la oficina del Servicio Secreto de Boston, se desaceleró en la entrada lateral del Ritz-Carlton. -Hay menos prensa aquí que para una de tus inauguraciones en la galería. -Ella sonrió a Santana, pero sus ojos estaban tristes. -Tengo la esperanza de poder organizar tu próxima exposición.Santana se rio, apreciando la fortaleza de Rachel. Esperaba que la noche fuera, al menos, una distracción para ella por unas horas. Ella colocó su mano sobre el muslo de Britt, ausente pasando sus dedos a lo largo de la costura de los pantalones del esmoquin de seda. -La mayoría de ellos están probablemente al frente, ¿no te parece?- Sí -dijo Britt. -Pero no pasará mucho tiempo para que ellos averigüen dónde estamos.- Bien, entonces -Santana abrió la puerta mientras la limusina se detuvo junto a la acera, -vamos a hacerlos correr por ella.Con un juramento ahogado, Britt saltó y subrepticiamente tomó la mano de Santana.- Maldita sea, Santana, espera.Stark de inmediato se adelantó y corrió hacia el lado opuesto de Santana. Renée y Rachel se movieron detrás de ellas con Hara siguiendolas.- Lo siento, amor -dijo Santana a la ligera, enganchando su brazo con el de Britt. -Tenemos cámaras a la izquierda y a la gente agitando los letreros a la derecha.- Ya los veo -murmuró Britt, manteniendo su expresión neutral Santana sonrió brevemente en dirección a los fotógrafos.Cuando varios hicieron preguntas a Santana, hizo un gesto, pero no respondió, fingiendo que no los había escuchado. Ella ignoró los que invocaban a Dios y cualesquiera otros poderes en los que creían para castigarla por sus caminos pecaminosos.- Adorable -dijo Rachel de cerca.Britt llegó a la puerta del hotel y encontró a Stark antes que ella.- Adelante, por favor -dijo Stark. -Las escaleras mecánicas en el mezzanine están directamente a la derecha.Britt vaciló por un segundo, luego se puso al lado de Santana.- No eres más que mi cita, ¿recuerdas? -Murmuró Santana.- Lo siento -murmuró Britt.- No lo hagas.Santana y Britt se unieron a la multitud en el mezzanine y un momento después, una pequeña, compacta morena con un vestido de noche negro se acercó. Incluso con tacones, era de mediana estatura, pero su expresión dinámica y su aplomo hacia su presencia más grande.- Srta. López. -Ella le tendió la mano. -Estoy muy honrada de que haya podido venir esta noche. Soy Emory Constantine.- Dra. Constantine -dijo Santaba tomando la mano de la investigadora. -Gracias. Mi pareja, Brittany Pierce, y mis buenas amigas Rachel Berry y Renée Savard.- Agente Pierce, es un placer. -Emory Constantine dio la mano a Britt, y a continuación, indicó las puertas abiertas a la sala del banquete detrás de ella. -Por favor, ¿podrían todas ustedes acompañarme a mi mesa?- Gracias -dijo Santana. -Nos encantaría.- Usted debe arder en el infierno -una voz de hombre gritó desde el otro lado del vestíbulo. -La Biblia dice que usted es una abominación.Britt instintivamente dio un paso entre Santana y la dirección de la voz cuando Stark hizo lo mismo. Stark deslizó una mano debajo de la chaqueta.- Wozinski le tiene -murmuró lo suficientemente alto para que Britt lo oyera.- Bueno. -Se mantuvo entre Santana y ese lado del pasillo, Britt tomó la mano de Santana y dijo: -Estamos listas. Entremos.Santana se encontró con la mirada preocupada de Emory Constantine. -Lo siento por la interrupción.Emory sonrió débilmente. -Estaba a punto de decirle lo mismo a usted, Srta. López.Tengo un número de opositores bastante vocales.- Entonces tenemos bastante en común -dijo Santana.La mirada de Emory se posó brevemente en Britt y luego en Rachel y Renée. Entonces ella sonrió, sus ojos oscuros brillantes. -Parece que lo que hacemos.


Capítulo 17- Lo siento -Emory Constantine murmuró, inclinándose hacia Santana, que estaba sentada en la mesa principal con Britt, Rachel, Renée, y una serie de notables del mundo científico y financiero, -pero ¿le importaría posar para una ronda más de fotos? El presidente del Instituto...- No, no me importa -dijo Santana con una sonrisa, a pesar de que había sido fotografiada con y sin su permiso más veces de lo que quería contar en las últimas tres horas. Estaba acostumbrada a la prensa y esperaba más de su parte habitual de la atención después de que todos los acontecimientos de los últimos meses y el reciente anuncio de sus planes personales. Emory al parecer, también obtuvo una buena cantidad de medios de comunicación previo aviso, por lo que con las dos sentadas juntas, las preguntas y las fotos habían sido sin parar toda la noche. -Allí estaré.Cuando se levantó, Britt lo hizo también. Por el rabillo del ojo, Santana vio a Paula deslizarse a través de las mesas hacia ella. Cuando Santana siguió a Emory al escenario y se unió al pequeño grupo esperando allí, Britt y Paula tomaron posiciones a cada lado.Randolph Sumter, el actual presidente del Instituto Johnson, era de mediana edad, guapo y usaba su poder con sutil arrogancia. Él no trató de ocultar su participación no filantrópica cuando su mirada recorrió a Santana durante su presentación.- Srta. López -dijo en un barítono suave, -nos encantaría que usted visite el Instituto. Creo que usted encontrará que estamos haciendo un trabajo extraordinario.- Sí -Santana respondió con educada reserva. -He seguido la investigación de la Dra. Constantine con interés. Usted debe estar muy contento de tenerla a ella y a su equipo de trabajo.A su favor, su sonrisa nunca vaciló. -Sin lugar a dudas. Por favor, dele saludos de mi parte a su padre. La junta dio un firme apoyo durante su última campaña.- Ciertamente lo haré. -Santana tomó la mano de Britt. -Creo que no le he presentado a mi pareja, Brittany Pierce."Sumter reconoció a Britt superficialmente, una señal a los fotógrafos, y se colocó entre Santana y Emory con una mano en la espalda de cada una. Una vez que la sesión de fotos obligatoria terminó, Santana llamó a Emory a su lado.- Espero que no le importe, pero me voy a retirar un poco más temprano.Emory negó con la cabeza. -Por favor, no es necesario explicar. -Miró a la mujer que disparó la cámara en su dirección. -Tienen hambre esta noche, ¿no es así?- ¿Esta noche? -Rio Santana. -Estoy muy contenta de habernos conocido. Pensé que su discurso era dinamita. Si hay algo que pueda hacer, sólo llámeme.- Gracias. -Emory caminó hasta el otro lado del escenario donde había menos gente. -Yo podría hacerlo algún día.Santana sonrió. -Bien. Lo digo en serio.- Felicitaciones por su próxima boda, también -dijo Emory, esperando hasta que Britt estuvo lo suficientemente cerca para escuchar.- Gracias –Britt y Santana dijeron juntas.- Voy a caminar con usted -dijo Emory, -y podemos intercambiar números de teléfono.Miró los varios cientos de personas en la sala de banquetes y suspiró. -Todavía tengo que trabajar una hora más, y me vendría bien un descanso.- Vamos, entonces. -sonrió Santana. -Soy una experta en escabullirme de este tipo de cosas.Britt hizo un gesto a Stark. -Diga al equipo que estamos listas para salir. Traeré a Rachel y a Savard. ¿Todavía estamos utilizando la salida planificada?- Sí. Avisare a los coches que se muevan ahora. -Stark murmuró instrucciones, luego le dijo a Santana -Cinco minutos, Srta. López.A la hora señalada, el pequeño grupo tomó el ascensor en la parte trasera del edificio de la planta baja y se dirigió rápidamente por el pasillo de servicio hacia una salida utilizada por el personal del hotel. Santana no podía ver a nadie en los nichos y pasillos más pequeños que se ramifican en el pasillo principal, pero estaba segura de que los miembros del equipo de seguridad estaban apostados a lo largo del camino. Ella se acercó a Emory.- Si de verdad quiere romper filas, puede volver al hotel con nosotras para tomar una copa.Emory rio. -Dios, no me tiente. Por desgracia, la recaudación de fondos es un mal necesario y tengo suficientes preocupaciones sin añadir problemas de dinero a mi lista.- Me imagino -dijo Santana. -No se preocupe demasiado acerca de la legislación contra la investigación con células madre. Le puedo decir que mi padre no admite medidas para restringir su trabajo.- Gracias. Yo...- Stark -dijo Britt bruscamente cuando un hombre en un traje de tres piezas, dobló una esquina veinte metros delante de ellas y se dirigió rápidamente hacia ellos. Incluso mientras hablaba, comenzó a dar un paso hacia Santana. Levantó el brazo.- Pistola -gritó alguien.Santana apenas oyó la advertencia antes de que en el pasillo se desatara en un tiroteo y ella cayó al suelo. Al caer buscó a Britt, pero no pudo llegar a ella. Entonces ella estaba en el suelo con un peso tremendo sujetándola. Empujó y luchó para liberarse, pero sólo fue capaz de girar la cabeza. Vio una mano y parte de una manga tendida en el suelo a unos metros de distancia. La mano de Britt. Ella gritó, pero no pudo obtener suficiente aire para emitir más que un sollozo ahogado. Alguien gimió. Entonces Santana fue izada y sus pies en el aire, y propulsada por el pasillo por alguien que ella no podía ver. Alguien grande. Finalmente se giró lo suficiente para distinguir las facciones. Wozinski.- Britt -exclamó Santana. -¿Dónde está?Wozinski no respondió cuando él se abrió paso hacia un callejón de servicio. La puerta de servicio de metal chocó contra la fachada del edificio de piedra con un ruido fuerte. La limusina lista directamente en frente de la salida con la puerta trasera abierta. Hara se agachó junto a él, extendió las dos manos con su arma mientras barría visualmente a derecha e izquierda. Santana se sacudió de las garras de Wozinski y casi se liberó, pero él la arrastró por la acera, empujó su cabeza hacia abajo, y la metió hacia el asiento trasero.- Britt -gritó Santana inmediatamente tratando de salir del vehículo. El cuerpo de Rachel le bloqueó el camino, ella también fue empujada dentro. Savard enseguida, la puerta se cerró de golpe y el vehículo salió de prisa.Santana miró a Savard, cuyo rostro era blanco hueso. Su propio corazón latía tan rápido que le dolía el pecho. Ella respiró hondo y luego otro y hundió los dedos en el asiento de cuero. -¿Qué sabemos?- Nada -dijo Savard forzada.Junto a ella, Rachel se sentó rígidamente en posición vertical, con los brazos envueltos alrededor de su torso, sus pupilas se dilataron tanto que sus ojos marrones parecían negros. Ella decía Dios mío, Dios mío una y otra vez en voz baja. Santana oyó las sirenas, y luego los neumáticos rechinando detrás de ellos y enseguida se arrodilló en el asiento para mirar por la ventana trasera. Renée se inclinó sobre el espacio entre los asientos, la agarró del hombro y tiró suavemente de ella hacia abajo.- Por favor, manténgase alejada de las ventanas.- ¿Dónde está Britt? -Santana dio un suspiro tembloroso. -¿Dónde está Paula?- Paula... está abajo. No estoy segura sobre la comandante -dijo Renée en un tono monótono.Por un instante, Santana no pudo descifrar el significado de lo que acababa de oír. Paula está abajo. Abajo. ¿Abajo? Su mente se desvió de la idea. Britt. Britt no llevaba puesto el chaleco.- ¿Quién está detrás de nosotros? -Santana enunció cuidadosamente cada palabra y se obligó a pensar con calma. Su única esperanza de llegar a Britt era mantenerse, más o menos, controlada. Ella no estaba a punto de convertirse en un cautivo dispuesto de su propio equipo de seguridad nunca más.- Sam. No estoy segura de quién más.- Llámalos -exigió Santana.- Protocolo de silencio de radio -dijo Renée.- No me importa. Llame ahora. Considérelo una orden, agente Savard.Savard miró a Santana durante un largo rato, y luego golpeó dos números en su radio.- ¿Estado?Santana no podía oír una respuesta, pero sólo unos pocos segundos pasaron antes de que Renée dijera: -Estamos seguras -y se metió de nuevo la radio en un bolsillo interior de la chaqueta. A la vista de su mano temblorosa, el estómago de Santana se apretó en un nudo doloroso.- Informe -preguntó Santana.- Todos presentes.- ¿Qué... qué quiere decir eso?- Esto significa que no quedó nadie en el lugar. Stark y la comandante se encuentran en la Suburban detrás de nosotros.- Están ellas...- No lo sé -dijo Renée.El puño apretado alrededor del corazón de Santana se aflojó lo suficiente para poder respirar sin sentir cada movimiento como un cuchillo apuñalando a través de ella.- Rachel, ¿estás bien?En silencio, Rachel asintió.Santana se concentró en enterrar su pánico. Britt estaba en el coche detrás de ella. Eso era todo lo que importaba. -¿A dónde vamos?- Si Paula...Renée se estremeció y, por un segundo, Santana pensó que iba a romperse. Luego enderezó los hombros y continuó.- Paula le permitirá a Sam saber la ruta de salida, y se comunicará con el conductor.Santana miró por la ventana y vio que se dirigían fuera de la ciudad. Lo último que quería era terminar en otra casa de seguridad, pero se dio cuenta de que era una decisión que no podía tener un impacto. Ella cerró los ojos y deseó que su mente quede en blanco.No funcionó, pero le impidió tratar de romper la barrera entre ella y el que estaba conduciendo y exigiendo saber dónde iban. Justo cuando pensaba que no podía soportarlo más, sintió la limosina lenta. Ella se enderezó y vio un signo de la carretera interestatal 495 Sur cuando el vehículo se metió en una estación de pesaje de camiones desierta al lado de la carretera. -¿Qué está pasando?Renée negó con la cabeza. -No lo sé.Santana tomó la manija, pero Renée se lo impidió. Ella estaba a punto de protestar cuando la puerta se abrió y Britt se deslizó dentro, la limusina aceleró de inmediato de nuevo en la carretera.- ¿Estás bien? -Britt deslizó su brazo alrededor de los hombros de Santana y la atrajo hacia sí.- ¿Yo? -Santana se rio con voz temblorosa y presionó su palma en el pecho de Britt. -Tenía miedo... -Ella perdió las palabras y sólo besó a Britt. -¿Y tú?- Aparte de algunas costillas doloridas de terminar debajo de uno de los guardias de seguridad de Tanner, estoy bien. -Britt acarició el pelo de Santana y miró a Rachel y Renée.- ¿Están bien ustedes dos?- Sí -informó Renée, sentada en tensión en el borde del asiento.- Stark tuvo una ronda en el pecho -dijo Britt. -Su chaleco la detuvo. Ella está con dolor, pero todavía está a cargo. Ella va a estar bien.Renée parpadeó y apartó la mirada. -Gracias.- ¿Alguien más fue herido -preguntó Santana.- Otra de las agentes de Tanner sacó un disparo en el chaleco en el proceso de proteger a Emory Constantine.- Emory -dijo Santana, momentáneamente aturdida. -Dios mío, ¿está herida?- Ella sufrió un esguince en la muñeca, pero es dura y está tomando todo con calma. -Britt miró a Savard. -Trajimos a Emory con nosotros. Ella está en la Suburban.- Buena llamada -dijo Savard. -¿Qué pasó con el agresor?- Está muerto. Stark dejó a Wozinski detrás temporalmente para coordinar con el FBI y la policía. -Britt tosió e hizo una mueca.- ¿Estás segura de que no estás herida? -Dijo Santana inmediatamente.Britt sacudió la cabeza. -Costillas doloridas. Le di un vistazo rápido al tipo. Él es uno de los cuatro en la lista de vigilancia de Emory Constantine.- ¿Te refieres a que Emory era el objetivo? -Exclamó Santana.- No estamos seguros, pero es posible. -Britt se movió, obviamente, tratando de ponerse cómoda. -Por ahora, no vamos a hacer ninguna suposición.- ¿Cuánto de esto podemos mantener fuera de la prensa? -preguntó Santana.- Stark ya ha estado en línea con Lucinda, quien está haciendo girar una historia en este momento acerca de que Emory de repente cayó enferma para cubrir su salida del banquete. Afortunadamente, la escena fue contenida inmediatamente para que podamos ser capaces de mantener los detalles reales fuera de la prensa.- Bien -respiró Santana. -La última cosa que quiero es otra historia que circule sobre mí siendo un objetivo. -Ella tomó la mano de Britt. -¿Estás segura de que estás bien?- Sí. -Ahora lo estaba, ahora que había visto a Santana. Ahora algo de la furia impotente por no poder llegar a ella cuando había estado en peligro se fue disipando. A pesar del dolor en sus costillas, sostuvo a Santana con más fuerza.- ¿Qué? –Santana murmuró, deslizando su mano en la parte posterior del cuello de Britt. -¿Amor?- Nada -susurró Britt. En el instante en que había visto al agresor, había tratado de escudar a Santana, pero el hombre de Tanner la había agarrado por detrás y arrojado hacia abajo. Si Stark no hubiera estado allí, sin haberse movido sin la menor vacilación, Santana podría estar muerta. Britt cerró los ojos, como si eso pudiera borrar la imagen en su mente y enterró su rostro en el cabello de Santana.Santana movió su boca a la oreja de Britt. -Estoy bien. Estoy aquí.Britt dio un largo suspiro, se enderezó, y dirigió sus siguientes comentarios a Savard de nuevo. -No ha habido evidencia de la persecución, y esto se siente como un solo hombre armado.- Estoy de acuerdo -dijo Savard. Su color era mejor, y sus ojos centrados con intención. Junto a ella, Rachel parecía agotada, pero tranquila. -Probablemente estaba alojado en el hotel o conocía a alguien que lo estaba.- Pero ¿cómo sabía dónde estábamos? -Dijo Santana. -¿O que nos íbamos?- Él podría haber pagado a uno o incluso varios de los empleados del hotel para mantenerle informado -dijo Britt. -Es posible que tuviera un cómplice que era un invitado legítimo en la recaudación de fondos. Podía haber estado mirando la limusina desde algún punto de ventaja en el hotel, pero creo que es menos probable. Una vez Wozinski y el resto del equipo regresen, sabremos más.- Él no dijo nada, ¿verdad? No oí nada antes... de los disparos. -Santana sabía cómo disparar un arma. Ella había tenido una licencia desde su adolescencia y que había estado en el campo de tiro con bastante regularidad desde entonces. Pero los estallidos apagados de fuego controlado en una cabina de tiro no se parecían a la reverberación aterradora de disparos resonando por el pasillo del hotel. Todavía podía oír los disparos y los gritos, y sus propios gritos silenciosos. Ella encontró la mano de Britt y lo sostuvo.- Me preguntaba sobre el tipo anterior. el que está fuera de la sala de banquetes que estaba citando las Escrituras, o su versión de todos modos.- El pistolero no dijo nada -dijo Britt. -Su mensaje fue la pistola en su mano.- ¿A dónde vamos? -preguntó Santana.Britt sonrió por un segundo. -A casa en Whitley Point. Lucinda tendrá alguien que se ocupe de la habitación del hotel y recogerá nuestro equipaje.- Si todo está bien contigo, prefiero no salir de la isla de nuevo durante seis meses más o menos.- Veré lo que puedo hacer -dijo Britt.- Gracias. -Santana sabía que no era posible, pero sólo por un rato, se sentía bien soñar.

Capítulo 18Domingo- Tanner está aquí -dijo Santana mientras la limusina se detuvo detrás de la camioneta estacionada en el camino circular frente a la casa de la playa. Ella se puso rígida cuando tres figuras se materializaron en la oscuridad y se acercaron al vehículo. Incluso en medio de la noche, con sólo rayos de luz de la luna para cortar la negra oscuridad, pudo distinguir los rifles automáticos.- Son gente de Tanner -dijo Britt. -Stark probablemente llamó por adelantado una vez que estaban fuera del alcance de la ciudad y le informó de lo que pasó.Pese a las afirmaciones de Britt que las figuras no representaban ninguna amenaza, Britt y Savard se salieron de la limusina primero y cerraron la puerta, dejando a Santana y Rachel protegidas dentro.- No sé cómo lo soportas -dijo Rachel. -Es todo tan horrible.Santana se deslizó por el espacio entre los asientos enfrentados y puso un brazo alrededor de ella. -Trata de no pensar en eso ahora, cariño. Entraremos y una vez que estemos a salvo, te sentirás mejor.Rachel rio con aspereza. -¿Segura? Eso es sólo una ilusión, y yo apuesto a que lo has sabido todo el tiempo, ¿no es así? -Ella tocó el rostro de Santana como si la viera por primera vez. -Has sabido que nunca podrías estar segura, así que no había razón para dejar que pretendan protegerte.Cuando la puerta se abrió y Britt se inclinó, Santana no se movió, pero sonrió hacia ella.- En un momento salgo, amor.- Ve con ella -dijo Rachel. -Estoy bien.- No, no lo estás. Ninguno de nosotros lo está. -Santana frotó el brazo de Rachel y la meció suavemente mientras Britt se iba. -Tienes razón en parte, ya sabes, sobre mi protección. Yo solía pensar que no había ninguna necesidad real de protección y les molestaba por tratar, sobre todo cuando debo tenerlos en mi vida veinticuatro horas al día. Todavía lo odio, todo ello, pero sobre todo no me gusta que uno de ellos salga herido tratando de protegerme. Pero son muy buenos y han salvado mi vida y confió en ellos con ella, ahora. A todos ellos. -Ella tomó una respiración profunda. -Y sé que los necesito.Rachel se estremeció. -Vi a Paula saltar delante de ti y la vi recibir un disparo. Gracias a Dios, fue sólo una milésima de segundo, pero vi su cuerpo sacudirse y nunca olvidaré la conmoción en su rostro. -Ella se miró las manos, que estaban fuertemente entrelazadas sobre el regazo. -Todo el camino de vuelta aquí, me preguntaba si Quinn ya está muerta. Si alguien...- Ella no lo está, y no debes pensar de esa manera. –Santana tomó el rostro de Rachel entre sus manos. -Nunca te des por vencida. ¿De acuerdo? No está permitido. Vamos a ganar.- Dios -Rachel rio vacilante. -Te estás convirtiendo en una de ellos.- Muérdete la lengua. -Santana soltó a Rachel y abrió la puerta. -Ven, vamos dentro.Tanner se quedó esperando con Britt al lado del vehículo. Cuando Santana y Rachel salieron, ella se abrazó a las dos. -Hey, ustedes dos ¿están bien?- Sólo temblando -dijo Rachel.- Tenemos un fuego y una buena botella de vino esperando por ustedes -dijo Tanner.- Ni siquiera quiero pensar en eso que tú necesites a esa gente de seguridad -Santana le susurró al oído de Tanner, -pero te debo una el resto de mi vida por ellos. -Cerró los ojos, tratando de desterrar la visión de Britt tendida en el suelo. -Muchas gracias.- Ni siquiera lo menciones -dijo Tanner con gravedad. -Sólo lamento no haber estado allí yo misma.- Hiciste exactamente lo que necesitábamos. -Santana se apartó de Tanner. -¿Ya está Emory adentro?- Sí, ella se ofreció a revisar a Stark y a la guardia de seguridad de Tanner. -Britt pasó el brazo por la cintura de Santana mientras caminaban hacia la casa. -Stark recibió un golpe duro y le ordenó que se retiren. Lo siento, pero tengo que ponerme en contacto con Wozinski para averiguar lo que está pasando allá.- Entiendo. Sólo prométeme que intentarás dormir un poco esta noche. -Santana abrió la puerta y esperó a que todo el mundo desapareciera en el interior antes de preguntar: -¿Necesitas algo para tus costillas?- No, es tolerable. Voy a terminar con esto tan pronto como pueda. -Britt la tomó por atrás del cuello y la besó suavemente. -Te amo.Santana le devolvió el beso, mucho menos cuidado. -Yo también te amo.- Si eso es un vamos, yo podría estar demasiado cansada para entregar esta noche -dijo Britt.- Lo es, pero creo que estoy demasiado cansada para aceptar la entrega. -Santana le dio un suave empujón. -Ve a hacer lo que tienes que hacer. Siempre hay una ducha para esperar en unas pocas horas. -¿Dónde está Rachel? -preguntó Blair cuando miró a Adrienne y Felicia en la sala de estar.- Quería estar sola -dijo Adrienne. -¿Crees que está bien?- Ella va a estarlo -dijo Santana. -Es la primera vez que le han disparado.- Si ella necesita un poco escapar de todo esto, puede quedarse con nosotras -dijo Adrienne. -El ambiente aquí podría ser un poco intenso para ella los próximos días.- Tanner nunca mencionó que tenías una habilidad especial de entendimiento.- Hablando de mi esposa -dijo Adrienne, levantándose, -Debo encontrarla y llevarla a casa antes de que decida hacer guardia ella misma. -Ella miró a Santana. -Ella está más que dispuesta, si la necesitas...Santana negó con la cabeza. -No. Ya han hecho suficiente. Estamos bien.- Tenemos un montón de gente para asegurar este lugar -agregó Felicia, poniendo su café a un lado y levantándose también. -Voy a checar con la comandante.- Y yo quiero ver a Emory -dijo Santana.Ella dio a los otros las buenas noches y se fue por el pasillo hasta el dormitorio utilizados por los agentes cuando estaban fuera de turno. Cuando ella llamó a la puerta parcialmenteabierta, ésta se abrió antes de que pudiera atraparla, dándole una visión de Emory Constantine inclinada sobre una joven mujer semi-desnuda tendida en la cama. Steph Fletcher, una de los guardias de seguridad de Tanner.- Lo siento. -Santana comenzó a cerrar la puerta.- Está bien -llamó Emory. -Hemos terminado.Santana entró cuando Emory subió una sábana hasta los hombros de la delgada, pelirroja de pelo corto. -Voy a dejar mi número de celular aquí en la mesita de noche. -Emory se acercó a un pequeño escritorio y garabateó algo en un pedazo de papel que colocó al lado del arma enfundada de la pelirroja. -Seis horas de reposo en cama, como mínimo. Si tu dolor de pecho empeora, se desarrolla una tos o te sientes mareada, llámame inmediatamente. De lo contrario, te veré a primera hora de la mañana.- Mira, gracias. -Steph ya estaba levantándose, con evidente intención de regresar al servicio. -Realmente aprecio todo, pero...- Sabes, Steph -dijo Santana conversacional. -Apuesto a que Tanner te pondría en la lista de inactivos si creyera que no estás al cien por ciento. No es que nadie lo diría...Steph gimió y se dejó caer hacia abajo. -Está bien. Está bien, lo tengo. Seis horas de reposo en cama.- Gracias. -Emory siguió a Santana al pasillo. -¿Hay alguien que me pueda llevar a un hotel?- Tenemos mucho espacio aquí -dijo Santana mientras regresaban a la sala de estar. -Puedes quedarte aquí hasta que Britt se asegure de que es seguro para que tú puedas volver a casa.- No sé exactamente lo que sucedió en ese pasillo, pero he oído algo de la conversación entre los agentes en el camino. Ese hombre... que el hombre podría haber estado tratando de matarme. Desde luego, no puedo ponerte en peligro o...- Nadie va a dejar que te vayas, Emory, y nadie quiere que lo hagas. -Santana encontró una botella medio vacía de vino, volvió a llenar su vaso y sirvió otra para Emory. -Estaría muy agradecida si miras a Britt mas tarde. Ella ha pasado por mucho esta semana pasada y... -Ella se dio cuenta que su mano temblaba y dejó el vaso bruscamente.- Por supuesto que la veré -dijo Emory.- Gracias. ¿Hay alguien a quien necesites llamar? La Casa Blanca se encargará de la elaboración de una historia para la prensa, pero si hay alguien que va a estar preocupado acerca de dónde estás esta noche.- No, no lo hay. -Emory cogió su vino. -Desde mi divorcio el año pasado, he estado viviendo en el hogar familiar con mi madre. Viaja mucho, al igual que yo, así que funciona muy bien para los dos. Ahora ella está en Milán.Santana se acurrucó en el sofá y miró pensativamente a Emory. -Pues bien, considérate nuestra invitada.- Muy bien. Por supuesto. -Emory hizo un gesto a su vestido de noche. -¿Tienes ropa que me puedas prestar? Uno de los guardias de seguridad me dio su chaqueta en el coche, pero le la devolví cuando llegamos aquí.- Entre Rachel y yo, estoy segura de que podremos equiparte.- En ese caso, lo acepto con gratitud. Puedo enviar a mi jefe técnico instrucciones para el laboratorio en la mañana. Esto me dará la oportunidad de ver a Steph otra vez, también.- ¿Está mal herida?Emory negó con la cabeza. -No lo creo, pero un traumatismo directo en el pecho puede ser complicado. Me sentiría mejor si pudiera sacarle radiografías y obtener un electrocardiograma, pero eso está fuera de la cuestión.- Si tú piensas que es necesario, Tanner es muy buena para hacer los arreglos para ese tipo de cosas sin mucho alboroto.- ¿Quieres decir sin registros?- Más o menos.- De alguna manera tengo la sensación de nada de esto es nuevo para ti.Santana suspiró, se quitó los zapatos y apoyó los pies sobre un cojín de cuero. En algún momento del año pasado se había acostumbrado a vivir con el peligro. No sólo la posibilidad vaga y apenas tolerada del acoso o secuestro en que había crecido, pero la vida y la muerte y la realidad de las bombas y las balas. Su amante casi había muerto, a sus amigas les habían disparado y había sido expuesta a un arma biológica letal. -No, no es nuevo. -Ella sonrió con cansancio a Emory. -Y no creo que vaya a desaparecer nunca.*- ¿Qué demonios ha pasado? -Matheson gritó en el teléfono celular mientras se paseaba en su habitación de un motel. La necesidad de cambiar de ubicación con frecuencia y la imposibilidad de acceder fácilmente a sus fondos.- Él no era un profesional, señor, y los objetivos estaban muy bien cubierto -dijo el coronel. -Sabíamos que utilizando un civil podía ser un problemaMatheson suspiró. -Era un buen plan de utilizar a alguien que iba tras de Constantine, pero depender de los aficionados es muy arriesgado. Vamos a tener que manejar esto nosotros mismos.- No va a ser fácil sin ayuda dentro, señor.- De acuerdo a mi amigo en la CIA, están de vuelta muy probablemente en la isla, y no es inexpugnable. Si Fabray no aparece pronto, vamos a tener que obligarla a salir.- ¿Señor?- Vamos a comenzar la eliminación de sus contactos. -Matheson relajó su agarre en el teléfono. -Uno por uno.

Capítulo 19- Si vamos a la ducha juntas -Santana le susurró en el oído de Britt, -tenemos que levantarnos ya.- ¿Acaso despertaste con una urgencia? -murmuró Britt.- Mmm. Una grande. -Santana bromeó al borde de la oreja de Britt con la punta de la lengua y apretó su pelvis contra la cresta de la cadera de Britt. -Me fui a la cama con una, y siguió creciendo. -Ella abrazo el cuerpo de Britt y le acarició los pechos y el abdomen. -Por supuesto, si estás realmente cansada, probablemente podría manejarlo por mi cuenta por un tiempo.Britt rodó sobre su espalda y tiró de Santana y la puso encima de ella. -¿Quién necesita una ducha?Sonriendo, Santana se sentó a horcajadas sobre la cintura de Britt. Sosteniendo su peso sobre la cadera magullada de Britt, agarró el dobladillo de su camiseta y lo sacó por la cabeza. La dejó caer en el suelo junto a la cama y deslizó sus manos lentamente sobre sus pechos y por su abdomen, Britt observando el movimiento de sus manos sobre su propio cuerpo. -¿Cómo te sientes esta mañana?- Sorprendentemente bien.Santana pasó los dedos por el interior de sus muslos, sus dedos rozando el abdomen de Britt, así como sus propias piernas. Cuando los músculos de Britt apretados, ella sintió una tensión responder entre sus piernas. -¿Hombro rígido?Britt levantó ambos brazos y tomó los pechos de Santana. -No, en absoluto.Santana cerró los ojos mientras sus pezones se endurecieron y sus pechos se hincharon contra las palmas de Britt. -Aun así, vamos a estar seguras de que no te excedas. -Ella sacudió su pelvis en un deslizamiento lento y constante en el estómago de Britt, presionando un poco más fuerte con cada golpe que la presión deliciosa que se iba formando. Cubrió una de las manos de Britt en su pecho con la suya, y con la otra se abrió para que pudiera frotar más su sexo en rápido movimiento sobre el vientre de Britt. Pronto el bombeo constante y el deslizamiento de sus caderas dieron paso a breves impulsos erráticos y ella gemía suavemente. -Oh Dios, te sientes tan bien.- Santana -susurró Britt. -Abre los ojos, nena.Con una sonrisa torcida, Santana parpadeó y trató de concentrarse. -Lo siento. Estoy tan cerca, casi... -Ella tomó un suspiro tembloroso. -Tengo que retroceder un minuto.Cuando ella comenzó a levantarse a sí misma alejándose, Britt sacudió la cabeza.- No, no te muevas. -Britt mantuvo una mano cerrada alrededor del pecho de Santana, el pezón duro entre dos dedos y deslizó la otra entre las piernas de Santana, con la palma hacia arriba. Sus dedos se deslizaron por su caliente valle húmedo hasta que sus dedos estuvieron justo en el interior. -Ahora vente en mi mano.Santana se mordió el labio entre los dientes y se inclinó hacia adelante para envolver ambas manos alrededor del brazo de Britt, justo por encima de la muñeca. -Dime... si te hago daño.- No lo harás. Quiero sentir todo. -Britt comenzó un tirón constante y presión sobre el pezón de Santana. -Llena mi mano. Vamos, nena.Con un gemido, Santana se presionó contra la mano de Britt, balanceándose a sí misma a través de los firmes músculos lisos en la base de la palma. Pronto estaba en equilibrio sobre el filo de una navaja. Jadeante, ella frenéticamente buscó la mirada de Britt. -Me voy a venir.- No te detengas -Britt instó con voz ronca. -Te necesito toda. Todo.- Empuja dentro de mí –Santana se quedó sin aliento, con la espalda arqueada. Ella se sacudió duro en la mano de Britt entre sus piernas, tratando de forzar los dedos de Britt en ella.Britt enterró su mano, su palma rozando duro en el clítoris de Santana una y otra vez.- Oh Dios, Britt -exclamó Santana, -allí. Oh ahí. -Los músculos de su estómago y muslos temblaban violentamente mientras apretaba el interior, una y otra vez. Cuando ya no pudo sostenerse en posición vertical por más tiempo, trató de sostenerse a sí misma en un brazo, pero logró sólo colapsar a un lado junto a Britt, la mano de Britt todavía dentro de ella.- ¿Estás bien, nena? -Britt besó los párpados cerrados de Santana, luego su boca. -¿Santana?- Mmm, oh Dios, maravillosamente.- ¿Lista para la ducha?Santana se acurrucó un poco más y le acarició con mano el estómago de Britt, sonriendo contra la garganta de Britt al sentir su contracción en el toque. -En un minuto -murmuró, acariciando suavemente. -O tal vez dos, si puedes comportarte tanto tiempo.- Voy a hacer mi mejor esfuerzo -gruñó Britt.- Eso lo harás maravillosamente bien.*Renée Savard ahogó un gemido y cayó a un lado de la cama, tratando desesperadamente de no sacudir el colchón. Su rodilla estaba tan rígida e hinchada, ella temía que tendría que arrastrarse hasta el otro lado de la habitación donde había dejado su bastón apoyado contra una silla, dos días antes. Hace apenas dos días, cuando en realidad había estado caminando con bastante comodidad sin ayuda. Por supuesto, eso fue antes de que ella se hubiera arrojado por encima de Rachel Berry y luego corrió cincuenta metros por un pasillo y se arrojó en el asiento trasero de una limusina.- ¿Puedes caminar? -Paula susurró.- Me estoy tomando las cosas con calma -respondió Renée. -Vuelve a dormir, cielo.Paula empujó las mantas a un lado y comenzó a sentarse. -Voy a por tu bastón.- No, Paula -dijo Renée más bruscamente de lo que pretendía. Sabiendo que debió sonar enojado, se volvió a su lado y le acarició el brazo de su amante. -Hey, lo siento. Debes permanecer en cama durante un poco más de tiempo.- ¿A dónde vas? -Paula tomó la mano de Renée y entrelazó sus dedos.- Ya son las 06:00. La comandante hará la reunión pronto.- Y yo tengo que informar al equipo de seguridad -respondió Paula.- La comandante no recibió una bala en el pecho anoche. Tú sabes que debes tomártelo con calma hoy. - Yo llevaba un chaleco. La comandante recibió un balazo en el pecho de verdad y no faltó a sus tareas por mucho tiempo. - Eres igual de fuerte y dedicada que la comandante. -Renée empujó una almohada detrás de la espalda, jaló a Paula contra su costado, y le besó la parte superior de la cabeza. -La comandante es increíble; la seguiría a cualquier parte, haría cualquier cosa que me pidiera. Pero tú eres mi amante y sabemos lo que hiciste anoche. Yo sé lo que hubiera pasado si hubieran estado usando diferente munición o que te diera ese tiro en la nuca. Esos pocos minutos en la limusinaanoche... cuando yo no estaba segura de lo mal que te lesionaste... esa fue la peor clase de infierno. Dios, cielo, yo estaba asustada.- Hey, hey. Lo sé. -Paula frotó la mejilla contra el costado del pecho de Renée. -Yo sé lo que es pensando que estabas en una de las torres cuando las derribaron. Lo sé, nena.- Entonces, -dijo Renée temblorosamente, -sabes que necesito que cuides de ti misma por un rato.- Me duele -admitió Paula. -Cada vez que respiro se siente como si alguien metiera un palo afilado en el pecho y saliera a través de mis omóplatos. Pero no voy a hacer nada más que sentarme en una mesa y hablar. No voy a tener un turno.- ¿Y después de la reunión te acuestas de nuevo durante tres o cuatro horas?- Dos. Dos horas y no voy a hablar con la comandante que estás teniendo problemas incluso parada.Riendo, Renée inclinó la cara de Paula y la besó. -Nunca me di cuenta de que eras tan tortuosa.- No puedo aceptar que estés herida, tampoco -susurró Paula, cerrando los ojos y recargando su cara entre los pechos de Renée. -Tal vez podría quedarme aquí por un par de minutos más.- Lo que sea -murmuró Renée. -Cualquier cosa por ti.*Poco antes de las siete, Santana caminó con Britt hacia la casa de huéspedes. Una ligera lluvia caía bajo un cielo gris y en la distancia el mar estaba agitado.- El invierno se acerca -dijo Santana, y por alguna razón, la hacía sentir melancolía.Britt le tomó la mano. -Vamos a casarnos en el Lodge en Colorado. Podemos llamar a Doris hoy y hacer los arreglos necesarios.- ¿Qué? -Santana se quedó boquiabierta, luego sus ojos se iluminaron de placer. -¿Qué trajo eso?Britt pasó el pulgar a lo largo de la cresta de la mejilla de Santana. -No hemos dejado de movernos durante los últimos dos meses. Quiero unos días cuando lo único que importa es estar contigo.- ¿En serio? -Santana miró por el camino a la casa de huéspedes donde se encontraba la actual oficina de la Subdirectora de Seguridad Nacional, a sabiendas de que los agentes de Britt esperaban en su interior y que el trabajo de su amante estaba haciendo era fundamental para el bienestar de la nación. También sabía que el trabajo era esencial para el bienestar de Britt. Lo último que esperaba era que Britt estuviera pensando en algo más que trabajo.- Lo siento -murmuró Britt, como si le leyera el pensamiento. -Siento que no he dejado claro lo mucho que te necesito.- Brittany. -Santana deslizó sus dedos por el cabello de Britt. -Lo dejaste bien claro no hace más de una hora.Britt sonrió brevemente. -Eso también, pero más que nada te necesito... -Sus ojos se oscurecieron y ella tocó su palma contra su pecho, -...aquí.Santana se quedó sin aliento. -Oh, Dios mío. Tienes que irte en este instante o voy a tener que arrastrarte a la cama. No puedes decirme esas cosas cuando estamos de pie aquí y no puedo tenerte.- ¿Eso es un sí sobre Colorado?- Llamaré a Doris hoy. A Tanner y Adrienne les encantará volver a verla.- Bien. -Britt la besó. -Debo irme.- Lo sé. Haz lo que tengas que hacer. Te amo.- Ten cuidado hoy en día.- Lo tendré. -Santana hizo la pregunta al acecho en el fondo de su mente. -¿Has sabido algo?- En la superficie parece que el tirador estaba apuntando a Emory.- ¿En la superficie?- Él está en su lista de vigilancia, pero algunos de estos grupos tienen múltiples agendas. No es una exageración para un fanático de la investigación anti-fetal a ser también anti-gay.- Por lo tanto, podría haber sido a nosotras a las que estaba buscando.- Es posible.- ¿Pero?Britt suspiró. -No podemos descartar la posibilidad remota de que esto podría estar relacionado con el asalto anterior a ti.- Y a ti.- Así que nuestro curso de acción más seguro, -dijo Britt, -es suponer que los tres son probables e investigar en consecuencia. El FBI local está preparando un expediente sobre los grupos de investigación con células madre, y vamos a seguir centrándonos en las conexiones a Matheson.Santana acarició las costillas de Britt suavemente, deseando fervientemente poder curarlas.- ¿Qué pasa con Quinn?- Si no puede contactar con Rachel y conmigo, nuestras posibilidades de encontrarla son remotas. Dando el tiempo suficiente, podríamos, pero el tiempo es algo que no tenemos. -Britt pasó los dedos por el cabello de Santana. -Estoy trabajando en algo que podría traerla.- ¿Es clasificado?- No, pero sí implica a Lucinda.- Uh-oh. ¿Quiero saber?- Te darás cuenta más adelante. -Britt besó la frente de Santana. Después de un segundo, dijo, -¿No hay preguntas?- Voy a esperar a que me digas acerca de la conferencia de prensa. Tal vez voy a ir hasta el puerto deportivo por un tiempo para ver a Tanner.- Toma tres personas... -Britt hizo una mueca. -Estoy segura de que Stark se encargará de eso.Santana sonrió. -Nunca me importó que veas por mí. Stark no tiene que saberlo.- Gracias, nena. -Britt volvió a besarla, luego se volvió y se alejó rápidamente.Santana esperó hasta que Britt desapareció en el interior, y luego continuó por el camino sinuoso de la playa. Cuando se volvió hacia el norte, metiendo las manos en los bolsillos de su cazadora y caminó rápidamente para mantener el calor en el fuerte viento, vio en la periferia a las dos figuras remedo de ella. Habían estado allí, por supuesto, todo el tiempo que ella y Britt había estado en el camino al compartir algo tan íntimo que todavía tenía ganas de llorar. Los que habían visto, por supuesto, nunca reconocerían de alguna manera lo que habían presenciado, y durante esos momentos, ella no se había dado cuenta de nadie, excepto Britt. Ella se detuvo y sacó su teléfono celular y uso el marcado rápido. Un momento después, respondió Britt. -¿Estás bien?- Lo siento, sé que estás en sesión informativa. Sólo quiero que sepas que me encantaría ir a Colorado para casarnos.- Está bien -dijo Britt sondeándola. -¿Y?- Y esta mañana en la cama fue maravilloso, pero la única cosa que realmente necesito es que me mires como tú acabas de hacerlo por el resto de mi vida.- Puedes contar con eso.- Te amo -dijo Santana en voz baja. -Te veré más tarde.Santana cerró el teléfono, se lo metió en el bolsillo y volvió el rostro hacia la lluvia. Estaba fría y fuerte contra la piel y se sentía increíblemente viva. Cuando Santana entró a la cocina cuarenta y cinco minutos más tarde, Rachel estaba esperando. Ella estaba sin maquillaje, con pantalones sueltos de algodón y una blusa de algodón azul claro, y ella no se veía como si hubiera dormido nada la noche anterior. Su pelo suelto y sin estilo recién lavado. Ella parecía vulnerable y joven y el corazón de Santana le dolió. Rachel finalmente había caído en el amor y en lugar de ser capaz de sumergirse en el placer de hacerlo, podría perder a Quinn y sin saber por qué.- Buenos días, cariño. -Santana deslizó los dedos por la espalda de Rachel mientras pasaba detrás de ella. Ella se detuvo en seco cuando sintió a Rachel rígida. -¿Qué pasa?- Esto. -La voz normalmente sensual de Rachel era estridente de fatiga. Señaló el periódico abierto delante de ella. -No lo entiendo.Santana miró por encima de su hombro y frunció el ceño ante un artículo de la segunda página. Propietaria de Galería Conocida Asaltada Después de Gala. Recorrió el relato completamente ficticio de un asalto, presume que es un robo, que se produjo a las afueras de Boston Ritz Carlton la noche anterior después de una recaudación de fondos para un centro de investigación señaló. La única cosa en el artículo que se parecía a la realidad en lo más mínimo, era el hecho de que la víctima, Rachel Berry, en realidad era la dueña de una galería de moda en Manhattan.- ¿Es así como se hacen las cosas en tu mundo? -Rachel levantó los ojos llenos de dolor y acusando. -¿Son este tipos de mentiras necesarios? Tengo amigos, colegas, familia que se preocupa y que tal si... tú sabes que Quinn probablemente verá esto. Alguien debería habérmelo dicho.- No tengo ni idea de cómo... -Santana recordó un fragmento de su conversación con Britt hace menos de una hora. Britt había dicho que podría tener una idea de llegar a Quinn. Ella también había dicho que Lucinda estaba involucrada, y esta manipulación de prensa tenía huellas de Lucinda por todas partes. Santana se enderezó, con la boca apretada. -No estoy segura de qué se trata, pero lo voy a averiguar.Cogió el periódico, ella se dirigió hacia el comedor, ahora el centro de operaciones de seguridad, donde había visto por última vez a Paula y Sam. Sam estaba en el equipo, el estudio de lo que parecía ser una planta. Giró en su silla para mirarla, sus cejas alzadas.- ¿Dónde está Paula?- Ella volvió a subir a la cama. -La expresión de Sam era cortés pero reservada. -¿Hay algo en que le pueda ayudar?- ¿Qué tal esto? ¿Sabes algo acerca de esto? -Ella extendió el periódico. La rápida mirada de Sam, sabía que él estaba al tanto del artículo.- Ah, eso puede ser algo que quiera preguntar a la comandante -respondió, obviamente, que enmarca su respuesta con cuidado.- Ella está en una reunión informativa. ¿Por qué no me lo explicas a mí?Sam la miró con muda súplica. -Me temo que no puedo. Lo siento.- Muy bien. Por supuesto que no. -Santana dio la vuelta y se alejó. Cuando se enteró de San levantarse miró por encima del hombro. -Quédate aquí, Sam. No voy más allá de la oficina de Britt. Dios, no es como si hubiera a donde ir.Él sonrió con cautela. -Nunca he sabido que eso la detuviera. Respetuosamente, Srta. López.Ella entrecerró los ojos, luego se rio. -Tal vez es hora de rotar a mi equipo de seguridad si es que me conocen tan bien.- Sin embargo, toma mucho tiempo para entrenar a los nuevos -dijo con una cara seria.- Supongo que tienes razón. -Santana se sentía un poco menos iracunda. -Te veré más tarde Sam.- Señorita.En el momento en que llegó a la casa, su furia se había calmado lo suficiente que cuando Britt entró en la sala de estar, en respuesta a su llegada, se las arregló para hacerlo con calma, -¿Puedo hablar contigo un momento?La mirada de Britt cayó al periódico que sostenía fuertemente apretado en la mano.- Ah. -Ella deslizó las manos en los bolsillos de sus pantalones negros. -Veo que Lucinda es aún más eficiente de lo que esperaba. ¿El artículo está ahí?- ¿Tu factura?- En su mayoría. Lucinda hizo las llamadas telefónicas necesarias para los trabajos.Britt sacudió la cabeza. -Incluso con la Casa Blanca detrás de ella, yo no esperaba ver nada hasta esta noche.- Lucinda no pierde el tiempo o las palabras.- Al parecer.- Maldita sea, Britt. Rachel no entiende este tipo de cosas. Deberías haberle dicho, o dejarme decirle.Britt hizo un gesto hacia el sofá. -Vamos a sentarnos un minuto.- No quiero sentarme, quiero una explicación. Le dije a Luce que no usaría mi amistad con Rachel así. ¡No pensé que tenía que decírtelo a ti también!- Dame un minuto y te lo explicaré. -Britt se sentó.- Está bien. -Santana la siguió, pero se sentó lo suficientemente lejos que no se tocaban. Estás usando esto para atraer a Quinn, ¿no es así?- No del todo. Es una buena tapadera para explicar toda la actividad oficial en el hotel anoche. Mantiene tu nombre y el de Emory fuera del periódico. Y, sí, -dijo Britt con un suspiro, -podría sacar a Quinn a la luz pública. Puedes estar segura de que ha barrido las fuentes de noticias para cualquier información disponible.- ¿Por qué no me lo habías dicho antes?- ¿Aparte de la obvia razón es que yo estaba preocupada?Santana sonrió débilmente. -Aparte de eso.Britt se frotó los ojos. -No pensé que veríamos cualquier actividad alrededor de esto hasta más tarde en el día. Rachel aún dormía, y... -se encontró con la mirada intensa de Santana. -Yo no quería que ella tratara de ponerse en contacto con Quinn diciéndole que fue planeado.- Jesús, Britt. Ella es mi mejor amiga y ella está sufriendo mucho por esto. ¿Cómo crees que se va a sentir si Quinn es... no sé, atrapada, debido a ella? - Santana -dijo Britt suavemente, -Quinn es un verdadero problema que hay. Lo mejor para ella es que seamos capaces de protegerla. Si ella sale a la superficie, ya que está preocupada de que algo podría sucederle a Rachel o que algo le ha pasado a ella, ella estará mejor.- ¿Puedo decirle a Rachel?- Te vas a poner en el medio. No me gusta hacer eso.- Ya estoy en él. No hay término medio, Britt.Britt se movió a lo largo del sofá así que estaba más cerca de Santana, pero no la tocó.- ¿Puedes decirle una parte y dejar de lado lo de Quinn por ahora?- Ella no es ingenua, Britt, podría preguntarme por Quinn. ¿Qué voy a decirle que haga si Quinn la llama?- Dile que hable con ella todo el tiempo que pueda.- ¿Está pinchado el teléfono de Rachel? -preguntó Santana con incredulidad.- Estamos siguiéndolo a través de su proveedor de telefonía móvil. No es perfecto, pero nos da un punto de partida. -Britt colocó su mano sobre el sofá entre ellas. -Lo siento, Santana. Tiene que hacerse.Santana se quedó en silencio por un momento, y luego tomó la mano de Britt y lo acunó en su regazo entre las suyas. -Esto debe ser difícil para ti.- Yo... no es tan difícil como lo es para ti. Me gustaría poder cambiar eso.Santana negó con la cabeza. -No. Una de las cosas que me gusta de ti es lo claro que estás sobre el punto del bien y el mal. Acerca de lo que se debe hacer, sin importar el costo. Pero no hay nada claro acerca de esto, ¿verdad?- Nada ha quedado claro para mí desde el momento en que vi a uno de mis agentes de pie fuera de la puerta apuntando con un arma a tu corazón -dijo Britt con amargura. -Yo no sé ni por dónde empezar a pensar en eso.Era muy raro que Britt expresara su dolor y desilusión que Santana tuvo que luchar para no tomarla en sus brazos. En cambio, ella se inclinó y besó la mejilla de Britt. -Voy a hablar con Rachel. Todo estará bien.- Lo siento.- No. No debes sentirlo. No por hacer lo que debe hacerse. -Santana se levantó. -Vas a tener cuidado con Quinn, ¿verdad?Britt se levantó. -Ella es una víctima en esto también. Estoy segura de ello.- Confío en tu juicio. Lo hago. -Santana rozó los dedos por la mandíbula de Britt. -Pero tú eres la única cosa en mi vida de la que no puedo prescindir.- Lo tendré en cuenta.Santana sonrió suavemente. -Veré que lo hagas.

Capítulo 20Britt echó la silla hacia atrás y se frotó la cara. Un vistazo a su reloj confirmó lo que ya sabía. Era tarde casi las 9 pm. Felicia y Savard parecían tan agotadas como se sentían, pero ninguna se había quejado a pesar de las doce horas de trabajo sin parar en los ordenadores. El resto de la casa de huéspedes estaba a oscuras, la única luz venía de los monitores de los ordenadores y algunas lámparas. Entendió por qué tantos edificios gubernamentales tenían tan pocasventanas, con menos intrusión del mundo exterior, más fácil era perderse en el trabajo, excluyendo a todos los demás. Incluso las personas más importantes en tu vida.- ¿Dónde estamos?Savard preguntó a Felicia, quien tenía más experiencia en materia de investigación informática. Felicia se encogió de hombros.- Entre los archivos en Quantico, a los que he sido capaz de acceder y nuestros propios análisis de los registros de la academia de Matheson, tenemos ID sólidas de los cuatro hombres armados en el Aerie. Ahora tenemos los nombres de esos rostros y estamos cavando más profundo- ¿Que nos da eso en términos de conexión entre Matheson, la Compañía y el reclutador de Quinn?Felicia negó con la cabeza -No hay nada todavía. Estos hombres eran demasiado jóvenes para ser contemporáneos a cualquier persona que pudiera haber reclutado a Quinn.Savard dijo: -Si Quinn fue reclutada cuando era una adolescente, entonces probablemente debemos buscar a alguien de la edad de Matheson como su reclutador -extendió sus manos en frustración. -Podría ser cualquiera.- Tenemos que trabajar a partir de la suposición de que el reclutador de Quinn y Matheson están unidos. Podría resultar que no lo están, pero ese es un escenario más probable que postular que el contacto de Quinn dentro de la Compañía informó de los planes del asalto a Matheson a alguien más que luego retransmitió el mensaje a Matheson -Britt se puso de pie y caminó hacia la ventana, girando los hombros y tratando de liberar algo de la rigidez de las semanas anteriores, las lesiones y la tensión de tener los ojos fijos todo el día en todos los archivos. Las luces del primer piso de la casa principal estaban encendidas y se preguntó qué estaría haciendo Santana. -No creo en las coincidencias. La única persona fuera de nuestro equipo, que sabía acerca del asalto era Quinn. Ella informó a su reclutador y Matheson fue advertido. A más B es igual a C.- Matheson ha tenido toda una vida para construir una red dentro del sistema -dijo Felicia. -Estamos buscando una aguja en un pajar.- Puede ser. Pero los hombres como Matheson saben que la red más segura es aquella que es pequeña y basada en la lealtad personal. -Se apartó de la ventana y recordó el resto de su vida para hacer frente a sus agentes. -¿Que produce la mayor fidelidad?- La cadena de mando -dijo Savard inmediatamente.- La familia -Felicia respondió.- Comiencen con Foster y los otros cuatro hombres del asalto a Santana y encuentren a sus hermanos, primos, tíos, padres, abuelos cada pariente masculino que pudiesen estar asociados con Matheson o los hermanos, tíos, padre de Matheson, lo que sea.Savard frunció el ceño -¿Qué pasa con las mujeres?Britt sacudió la cabeza -No lo creo. Matheson dirige una academia militar para chicos. Todos los agresores fueron hombres. Todos los paramilitares en su complejo eran hombres. Él no confía en las mujeres con autoridad.Los ojos de Felicia brillaron, -uno de sus muchos errores.- De acuerdo -dijo Britt con tranquila satisfacción -Él va a lamentar habernos subestimado*- Me preguntaba cuando saldrías a la superficie -dijo Santana cuando Britt se dirigió a la cocina un poco después de las 10pm. Retiró la banda roja de su frente y dejo que su cabello cayera libremente sobre los hombros. Acababa de llegar de una carrera en la playa y aún llevaba sudadera y una camiseta corta. -Hay pollo en el horno.- Gracias, pero estoy bien. Tanner envió sándwiches para nosotras -Britt abrió la nevera y extrajo una cerveza. -¿Quieres una?- Tomé vino -Santana esperó hasta que Britt se sentó a la mesa y tomara varios tragos de su cerveza antes de moverse detrás de ella para darle masaje a sus hombros. -Un día largoBritt inclinó la cabeza hacia atrás contra el cuerpo de Santana, cerró los ojos y suspiró - Si ¿Cómo estuvo el tuyo?- Lo de siempre. Pinté un poco esta tarde.- ¿Algo que pueda ver?Santana sonrió -Pronto. Tal vez mañana.- No voy a olvidarlo... ¿Qué más hay de nuevo?- Los hombres de Tanner llevaron a Emory de vuelta a la ciudad. Steph se va a quedar con ella por un día o dos para estar seguros de que ella estará bien.- Bien. ¿Cómo está Rachel?Las manos de Santana se detuvieron. -Molesta.- Hablaré con ella tan pronto como verifique las cosas con Sam y Stark. Esperemos que ellos hayan tenido mejor suerte que nosotros al revisar lo que sucedió en el hotel anoche.- ¿No hay progreso?Britt suspiró. -Algunos. No tengo ninguna duda de que con tiempo suficiente podríamos rastrear los diversos hilos de vuelta al centro, pero no creo que tengamos mucho tiempo.No mientras Matheson pueda armar escuadras de asalto como lo hizo en el Aerie, personas que no les importa quien muere.Santana volvió a trabajar en los músculos del cuello de Britt. -¿Crees que fue una misión suicida?- Dudo que lo enmarcaran de esa manera, pero la probabilidad era contundente de que ninguno de los asaltantes iba a sobrevivir.- ¿Crees que él vuelva a intentarlo?Britt se quedó en silencio, preguntándose si era justo contarle sus preocupaciones a Santana.- No trates de decidir lo que es bueno para mí o no, sólo dime lo que piensas -dijo Santana.Britt miró el rostro de Santana. -Sí, lo creo.- Bueno. Entonces no es tan inteligente ¿no? Sólo espero que lo haga pronto para que podamos terminar con esto. -Santana besó la parte superior de la cabeza de Britt. -¿Por qué no tomas una ducha y te cambias a algo más cómodo? Tu espalda es un gran nudo- ¿Vas a venir conmigo?Santana se echó a reír -No, no a menos que tu intención sea pasar el resto de la noche en el dormitorio.- Me parece bien -Britt sonrió, inclinando la cabeza hacia atrás contra el estómago de Santana. -Te extrañé hoy.Santana trazó las cejas de Britt con un dedo, luego se inclinó y la besó en la boca al revés -He estado pensando sobre esta mañana todo el día. Me encanta esta posición, pero la próxima vez quiero que sea tu boca debajo de mí.Britt gimió y movió la camiseta corta de Santana con la nariz hasta poder besar su estómago desnudo. -Déjame terminar algunos asuntos y me encargaré de esos deseos.Me puedo duchar después.- Estaré esperándote.*- ¿Encontraron algo? -Britt preguntó mientras se dirigía hacia el centro de operaciones.Stark, Sam y para su sorpresa Wozinski, estaban revisando impresiones -Hola Greg.¿Las cosas terminaron en Boston?Wozinski se encogió de hombros -Los del FBI están manejándolo. ¿Necesito decir más?- ¿Aparte de que las cosas se están moviendo lentamente? -Britt sonrió -¿Qué tienes tú?- El nombre del tirador era Allen Strassmann y como ya sabíamos, estaba en la lista de vigilancia de Constantine. También estaba en otra media docena de listas bajo vigilancia de grupos de derecha, pro-vida y pro-cristiana ultraconservadora- En la superficie... -dijo Stark -...parece que la Dra. Constantine era el objetivoBritt se apoyó en el marco de la puerta y cruzó los brazos -¿No estás de acuerdo?- Si la doctora era el objetivo, parece bastante estúpido tratar de salir de ella cuando estaba con Egret, todo el mundo sabe que ella está fuertemente custodiada.- Tal vez fue simplemente una cuestión de oportunidad -dijo Britt.- Es posible. Pero ¿cómo sabían que Constantine abandonaría la sala con nosotros? Fue una decisión de último momento.- Tal vez Strassmann estaba en el salón de banquetes o tenía a alguien vigilando los movimientos de Emory y que podría avisarle, lo mismo que hubiésemos planteado si Santana fuese el objetivo.Stark asintió con la cabeza, pero no parecía muy convencida. -Si yo fuera a dispararle a Emory Constantine, planearía hacerlo cuando saliera del hotel después del evento, en el estacionamiento, tal vez, o incluso con la multitud saliendo de la sala del banquete. Tendría una mejor oportunidad para alejarme, punto.- ¿Tenemos algún indicio de que este tipo Strassmann podría haber tenido de objetivo a Santana? -Britt se unió a los demás alrededor de la mesa.- No tenemos nada en los archivos de este sujeto o cualquier organización en la que él estuviese involucrado para contactarla, ninguna emisión de declaraciones o mensajes agresivos publicados en cualquiera de sus tablones de anuncios. Nada lo ata a ella.- No estoy sorprendida. Si yo fuera a elegir un asesino, querría que él, o ella, fuese alguien anónimo -Britt se encogió de hombros. -Eso supone que había alguien detrás de todo esto y no era Strassmann por sí mismo.- Sería una gran maldita coincidencia... -dijo Sam mientras se sentaba con el café, -...si resulta que alguien decidió dispararle a Emory Constantine justo cuando estaba con Egret. A pesar de la evidencia o la falta de ella, es demasiada coincidencia para míStark asintió -Estoy de acuerdo- Yo también -Britt se levantó -Sigan trabajando el punto de vista de Strassmann y asuman que su objetivo era Santana. Vean si pueden encontrar una relación entre él y cualquier conexión conocida con Matheson, tal vez esté relacionado con alguno de los hombres de Matheson capturados en el campamento.- Lo haré, Comandante -Stark vaciló, como si estuviera a punto de decir algo más y luego se quedó en silencio.- ¿Jefa? -preguntó Britt.- Nada, Comandante.- No -dijo Britt como si le hubiera hecho la pregunta. -No hicimos un maldito progreso, pero todavía estamos excavando.- Realmente necesitamos introducir a Quinn Fabray si queremos encontrar el enlace con Matheson -dijo Stark.- Estoy trabajando en ello -Britt observó al grupo -Hasta entonces seguimos adelante*Britt se inclinó hacia la sala y llamó a la puerta francesa parcialmente abierta que dividía el pasillo y las habitaciones del primer piso. Rachel estaba acurrucada en un extremo del sofá de cuero marrón oscuro frente a la chimenea. Una copa medio vacía de vino estaba en la mesita junto a ella. Se había cambiado los vaqueros que había estado usando temprano, a unos pantalones negros y un suéter blanco de cuello alto con tres cuartos de manga. Lucía distante y muy sola.- ¿Puedo hablar contigo?Rachel miró por encima del hombro. -Por supuesto.Rachel se volvió hacia el fuego cuando Britt se sentó a su lado.- Lo siento, no tuve la oportunidad de advertirte sobre el artículo del periódico antes de que lo encontraras -dijo Britt.- ¿Todavía lo habrías publicado si me hubiese opuesto?- Sí.- Gracias por permitirme hacer las llamadas telefónicas esta tarde. Mi hermana y mi gerente de la oficina estaban muy aliviadas al escuchar que no estaba herida de gravedad –Rachel añadió bruscamente. -Por supuesto, me apegué al libreto que Stark me proporcionó. El cual tú aprobaste, supongoBritt hizo una mueca. -No era mi intención hacerte sentir como una conspiradora- ¿Entonces por qué lo hiciste?- Es complicado.- Eso significa que es acerca de Quinn.- Sí -Britt admitió. -Ella no vendrá para protegerse a sí misma, pero va a protegerte. Y la necesitamos.Rachel se movió estudiando a Britt, sin aparente rastro de su enojo. -Eso es chantaje emocional, ¿no lo crees?- Sí, lo es.- ¿Cómo lo haces tan bien?- Es lo mejor para Quinn, es lo mejor para ti. Y es lo mejor para Santana.- Esa es la línea de fondo, ¿no es así? Santana.Britt la miró fijamente -Sí.- ¿Sin excusas? ¿Sin razonamientos elaborados o argumentos?- No- Claro y simple -Rachel susurró para sí misma.- No es claro y no es simple -dijo Britt -Necesario. Quinn va a entenderlo.- ¿Y estás segura de que es lo mejor para Quinn?- Tan segura como puedo estarlo -dijo Britt. -Tienes que confiar en mí en esto.Rachel rio con aspereza -Parece que todos tenemos que confiar demasiado en ti, Britt.Eso es mucho pedir, ¿no lo crees?- Rachel -Santana dijo desde la puerta -Britt sabe lo que está haciendo. No hay nadie mejor para tomar estas decisiones- Espero que tengas razón -Rachel se levantó y se dirigió precipitadamente hacia la puerta, pero se detuvo para mirar a Britt. -Porque si algo le sucede a Quinn debido a esto, nunca te perdonaré por usarme en su contra.Cuando Rachel salió corriendo de la habitación, Santana dijo: -Ella está simplemente molesta. Iré a hablar con ella.- Está bien. Ella merece estar enojada. No lo manejé bien.- Oh, no seas ridícula, Brittany. No eres responsable por todo el mundo y resulta que ella está equivocada.Los labios de Britt temblaron. -Gracias por venir en mi defensa. Creo.Santana agarró la barbilla de Britt con su mano y le dio un beso, un beso profundo. -Sé cómo te pones. No voy a dejar que te rindas al respecto. Hiciste lo correcto, incluso si fue en el peor el momento.- No sueles quejarte de mis momen... -Britt se interrumpió cuando sonó su celular. -Pierce -sostuvo la mirada de Santana mientras hablaba. -¿Dónde?...Diles que intercepten, pero no, repito, no usen fuerza letal. Alerta a Stark para asegurar la casa. Voy para allá- ¿Qué pasa? -Santana preguntó con ansiedad.- Intrusos en la playa. Me tengo que ir- Que las personas de Tanner lo manejen. Britt...- Quédate aquí, Santana. Estaré bien. Estaré de vuelta tan pronto como pueda.- Maldita sea, Britt...Britt corrió hacia la parte trasera de la casa, llamando al número de Felicia desde su celular. -Necesito apoyo. Estaré en el camino hacia las dunas.- ¿Aviso a Savard?Britt empujó la puerta trasera. Estaba oscuro, con sólo la luna para guiarla, pero conocía la ruta de memoria. Emitió órdenes mientras corría, el teléfono en una mano y un arma en la otra -No. Savard no está lo suficientemente móvil. Dile que tome posición detrás de la casa de huéspedes. Que nadie se acerque a la parte posterior del recinto, excepto por mis órdenes. Llama a Stark, alerta roja.- Copiado.Britt llegó corriendo a la playa y vio una ráfaga de actividad, formas oscuras convergían desde varias direcciones, un cuarto de milla sobre la costa. Al oír los gritos ahogados, cerró el teléfono y se lo metió en el bolsillo de sus pantalones. A medida que se acercaba, vio a tres de los agentes de Tanner apuntando con los rifles de asalto hacia una figura arrodillada en la arena, con los brazos extendidos. Una figura delgada, con el pelo corto y rubio con una chaqueta oscura y pantalones. Britt patinó hasta detenerse a unos metros de distancia y enfundó su arma.Quinn la miró. -Hola, Brittany.- ¿Estás bien?- Perfectamente, gracias.Britt hizo un gesto a los otros para que se alejaran. -Yo me encargó de esto. Gracias.Pueden regresar a sus puestos.Quinn se levantó y se sacudió la arena de sus pantalones.- Fue arriesgado -dijo Britt. -Pudieron haberte disparado.- Sabía que tu gente estaría mejor preparada que eso.- Demasiado confiada.Quinn sonrió suavemente. -Siempre he confiado en ti.Britt se preguntó cuánto tiempo duraría la confianza. -Vamos a la casa -dijo. -Te hemos estado esperando.



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