Capítulo 29

75 25 88
                                    

Esta vez pude observar con mayor detenimiento a mi ignoto compañero: alto, con el cabello multicolor peinado hacia atrás, un metro ochenta de altura y unos músculos muy bien trabajados

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Esta vez pude observar con mayor detenimiento a mi ignoto compañero: alto, con el cabello multicolor peinado hacia atrás, un metro ochenta de altura y unos músculos muy bien trabajados. Sus ojos estaban ocultos tras unas gafas de sol. El casco yacía sobre el manubrio de su onerosa motocicleta.

—¿Me permites? —me indicó que le entregara la medalla.

Accedí. La miró a contraluz y pasó sus manazas morenas por ella, hasta convencerse que no se trataba de una representación fraudulenta.

—¿Sabes qué significa? —me animé a preguntar, tras unos segundos de incertidumbre.

—Por ahora, confórmate por saber que tu tío te encomendó una misión.

Me tendió un sobre lacrado cuyo remitente había sido Stuart, mas el nombre del receptor había sido tapado con marcador permanente. Al ver la epístola no pude dudar que aquella caligrafía de troglodita de mi tío, impulsiva y casi inentendible.

«Querido ... (habían censurado):

Espero que te entreguen esto el día que muera. Ha sido difícil para mí soportar cinco años de vida bohemia para nunca haber podido cumplir con mi mayor sueño, ese que todos los que estamos aquí buscamos alcanzar.

Quizá te suene descabellado, pero deberías hablar con mi sobrino David sobre esto. En la hoja siguiente anexo algunos de sus datos personales.

Siempre suyo,

Agente F471 - EEUU»


No me di cuenta de que tenía la boca abierta hasta que una mosca tocó mi lengua. Proferí una anatema y no sentí pudor en expresárselo a aquel hombre que estaba a mi lado. Resultaba magnánimo que mi tío me hubiera arrojado a la boca de esos lobos con tal de cumplir sus deseos, los cuales no eran tan simples como tener un hijo o convertirte en famoso. Sin dudas, resultaba ser algo mucho más torvo y peligroso.

—¿Cómo me encontraron?

—Te sorprendería lo sencillo que resulta seguirte el rastro, sobre todo cuando estás triste. Pero no te preocupes por eso, que pronto te volverás un experto como todos nosotros.

—Cabe suponer que esto más que una invitación es una amenaza. Aceptaré de todas formas —admití, indignado.

—Eres muy inteligente para ser tan chico. Parece que tu cerebro de adolescente funciona muy bien —se burló el hombre, echándose hacia atrás y poniendo los ojos en blanco.

—¿Qué es lo que quieres de mí? —inquirí, tan fastidiado como atemorizado.

—En primer lugar, que te unas a nuestras tropas. Tu madre no debe saber nada de esto, ¿me oíste? —su semblante se había transformado por completo, para indicarme que era un asunto de alto grado de confidencialidad.

THEMMA © [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora